Destilando amor (Serie de TV)

Rodrigo, un hombre que ama a Gaviota pero se casa impulsivamente con otra para 'borrarla' de su mente porque ha creído que ella se dedicaba a la vida de noche. Se aclara todo, sigue casado, sigue sufriendo por el gusto, le hace escenas de celos a Gaviota pero no se divorcia, y así hasta casi finalizar la novela.

Recalco esa parte de la historia para comentar que alargaron esta serie televisiva que de 171 episodios pudo ser de 100 o menos, pero ya sabemos de que va esto. Aún apuesto por muchas de sus grandes escenas (que las tiene) hechos por un reparto que me ha parecido ideal, firme.

Hago mención a 'Sin tetas no hay paraíso', la original colombiana del 2006, porque con solo 23 episodios fue suficiente para ser un éxito sin necesidad de rellenos.

Va a cumplir 30 años de que Fernando Gaitán Salom (1960-2019) creara la magna obra de Café con aroma de mujer en el cual tenía los protagonistas Teresa Suárez / Carolina Olivares más conocida como Gaviota y Sebastián Vallejo jurando amor eterno pese a que era pobre pero inteligente, y rico pero masoquista, respectivamente; teniendo como base el café como grano pasando por la siembra, cosecha, transformación y exportación teniendo como empresa Cafexport para cumplir su propósito. No faltaba su primo codicioso, tramposo y perverso Iván Vallejo que quería cumplir su ambición de tener su tostadora nacional y ni qué decir que creó junto con un asesor maquiavélico Reynaldo Pérez por las exportaciones ficticias; y las intolerables Lucía, Lucrecia y el vago ventajista Miguel Tejeiros que jodieron a la misma empresa, al café y a la familia Vallejo.
Ahora, en versión mexicana, su producto insignia para adaptarla fue el tequila. Para extraerlo, lo hacen con los cañaduzales transformando en el líquido etílico para su comercialización tanto interior como exterior.
El elenco es bastante penoso, los mismos con las mismas. Los nombres originales fueron cambiados y la trama calcada a la original con efectos reforzados. ¡Finjamos sorpresa!
Destilando amor, un trago melodramático que no me lo pienso chupar porque es caro, rancio y no sabe a bueno. No vaya ser que.yo ande crudo y perdido en historias sin fin, que al final quedarán como un zapato y despierto alebrestado sin saber qué pasó y terminaría decepcionado. ¡Ya ni disimulan!