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Carmen de Bizet

Musical. Drama Una de las versiones filmadas más populares de la ópera de Bizet "Carmen", inspirada a su vez en la novela de Prosper Mérimée. En la España invadida por las tropas napoleónicas, un soldado francés llamado José se enamora de la bella y temperamental Carmen, pero ella no le corresponde del todo. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
8 de junio de 2009
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arriesgada obra de Francesco Rosi por lo inusual de la propuesta. Y es que la película no es más que una opera filmada en localizaciones naturales (Coria y Sevilla, principalmente).

Adaptación de la opera de Bizet, que a su vez es una adaptación de la novela "Carmen" de Prosper Mérimée. Se relata la historia de amor, celos y traiciones entre Carmen, una trabajadora de la fábrica de tabacos local, y Don José, teniente y prometido a otra muchacha de su clase social.

El personaje de Carmen ha terminado por ser uno de los tópicos folclóricos que más identifican a España en el extranjero, y posiblemente da igual lo que se haga en los próximos 500 años que esto no va a cambiar. Solo hace falta ver la última película de Woody Allen para darse cuenta de ello, ya que el personaje interpretado por nuestra Pe no es más que una Carmen más contemporánea.

La película comienza muy bien, pero el problema es su larga duración. Los actores cumplen, ayudados por la dirección fría de Francesco Rosi, que huye de los primeros planos de los actores para que estos puedan actuar sin problemas. Recordemos que son cantantes de opera, no intérpretes de cine. Aún así su trabajo es satisfactorio.

Siempre es ver una sorpresa a Plácido Domingo en su "juventud". El mejor del filme. Algunas canciones son de sobra conocidas, y en la mayoría de los casos son amenas. El problema es que en determinado momento, cansan un poco, creando la sensación de que alargan una historia ya de por si nada corta.

Le doy un 6, pero supongo que será una de esas películas que los martes, jueves y sábados le pondré un 7, y el resto de días un 6, pues es entre estos dos números donde oscila mi valoración final. Difícil de decidir.

Película de Francesco Rosi, alejada de su cine social o de denuncia. En el guión interviene su infatigable compañero Tonino Guerra. Merece la pena de ver, sobre todo, si como yo, se es un completo ignorante en cuanto a la opera. Supongo que si eres seguidor de éste arte, el disfrute será aún mayor.
The_End
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12 de agosto de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realmente, ¿cuánto de español hay en la ópera Carmen? El interés del teatro del XIX por las ambientaciones concienzudas produce muchas veces algo de confusión, por que la España de Bizet y de Merimee -pero no la de Rossi- es una España de viajero europeo del siglo XIX, de turista erudito y amante del pintoresquismo romántico; es la España de Gustavo Doré y de las evocaciones góticas de Víctor Hugo: una deliciosa españolada francesa, no un estudio de trasposición culta de la música popular española.

Por eso cualquier intento de dar autenticidad española o siquiera andaluza a estas ocurrencias resultará siempre ridículo.

Ambientar con verosimilitud fotográfica y documental (ay esos vertiginosos viajes de Micaela, que recorre a pie y en una noche la distancia entre Sevilla y Navarra...!),y esperar que de tome en serio, puede provocar el jaleo estilístico que se arma Rossi.

Por suerte musicalmente las cosas andan un poco mejor, aunque el guión obligue a terjiversar la estructura de la partitura, como en el final o en los interludios.

Plácido Domingo parece coleccionar grabaciones de Don José, aunque está aquí más entregado que en las anteriores con Solti o Abbado (aquí ya lo había cantado con Kleiber), especialmente a partir del acto II, donde su personaje se torna más dramático.

A Raimondi le falta algo de elegancia en su canción del Acto II, pero es un Escamillo imponente y bastante creíble en el Acto III. Tanto él como Domingo están habituados a la ópera en cine, y salen muy bien parados escenicamente.

A la guapísima protagonista le pierde la sobreactuación y lo vulgar, componiendo una Carmen de callejón y madrugada, antes que de anécdota y manzanilla; aparte de que es una soprano y no una mezzo, con las carencias que eso supone en la escena de las cartas o en el dúo final con Don José. Sin embargo es buena actriz, versátil y de expresión variada.

Maazel se recrea en la colorista orquestación de Bizet, dirige con brío y resalta la faceta más luminosa a favor de la dramática.
Munrraku
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29 de diciembre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La lectura de, “Carmen”, la novela corta que, Prosper Merimée, publicara en 1845, impactó de tal manera al compositor, Georges Bizet, que tardó muy poco en reunirse con los escritores, Ludovic Halévy y Henri Meilhac, para que se ocuparan de escribir el libreto con el que, la novela, se convertiría en una ópera dramática, magistralmente compuesta por él. El 3 de marzo de 1875, la obra se estrenó en el Opera-Comique de París, pero, extrañamente las críticas le fueron adversas en su mayoría y solo se llegó a las 48 representaciones en su primera temporada. Este hecho, sumado al fracaso previo de las otras dos óperas que consiguió llevar a escena (Los Pescadores de Perlas y La Bella Muchacha de Perth) y a que fue un fumador compulsivo, aceleraron la muerte del compositor, quien fallecería a la temprana edad de 36 años, el 3 de junio de 1875… ¡y nunca sabría del enorme éxito que alcanzaría, “Carmen”, en años posteriores y hasta el día de hoy.

Calificado, con cierta verdad, por la madre de la que sería su futura esposa -Geneviève Halévy- como “un pobretón de izquierda, ateo y bohemio”, para la interpretación de, “Carmen”, Bizet contrató a la mezzosoprano, Célestine Galli-Marié… y estuvo ella tan encantada con la obra de Bizet, como él de su interpretación, que terminaron teniendo un breve, pero apasionado romance, que le costaría la separación de Geneviève durante una temporada… y el hecho de que la heroína de la ópera fuera una mujer “amoral y libertina” y la música “opaca y oscura”, como la calificaron los aleves comentarios de prensa, espantaron al público general de las taquillas. De poco sirvió el atinado comentario de, Théodore de Banville, quien escribió: “Bizet presenta un drama con hombres y mujeres de verdad, en lugar de las ‘marionetas´ habituales de la Opéra-Comique”.

La versión cinematográfica que, de esta célebre ópera, nos ofrece el director italiano, Francesco Rosi, es para mi gusto harto plausible, primero, por su fidelidad a la obra de Bizet, incluyendo las escenas que, los censores de aquellos años, consideraron como impropias; después, porque su ambientación en exteriores en un pueblo muy ajustado a la época, retoma la narrativa de Merimée en su inmortal novela; y finalmente, porque la representación tiene ese gusto a pueblo, con mujeres que, para bien o para mal, luchan por el derecho a ser con su propio criterio y en libertad… aunque ésta pueda lucir mal entendida. De ñapa, y por primera vez, Rosi incluye diálogos, respetando así la idea original de Bizet, la cual se modificó en años posteriores a su muerte, cuando algún compositor consideró que la música hacía menos doloroso el realismo de la trama.

Para el rol de Carmen y queriendo, quizás, abrir así el mercado estadounidense, Rosi eligió a la soprano, Julia Migenes, quien tiene raíces latinas por ser de ascendencia costarricense y quien, hasta 1984, había grabado 7 discos de larga duración. “Carmen”, sería el octavo, y al día de hoy, ha alcanzado 26 discos entre los cuales hay algunos muy bien recibidos. La pecosa Julia, desborda atrevimiento, gracia y coquetería, y sumado ésto a su magnífica voz, la convierte en una Carmen bastante satisfactoria.

A su lado, Plácido Domingo, convence en su rol de, José Lizarrabengoa II (apellido acuñado por Bizet ¿o por Rosi?), y creo que muy pocos cuestionan que, meritoriamente, es uno de Los Tres Tenores del siglo XX.

A lamentar tan solo, la larga escena intermedia donde se exalta la abominable práctica del toreo… aunque ya, en otra actitud -escena de los créditos-, la sumisión y el estado lamentable en que se encuentra el toro, había conseguido hacernos llorar.

<<CARMEN>>, no dejará a nadie indiferente.
Luis Guillermo Cardona
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4 de septiembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francesco Rosi, fue asistente de dirección ("la terra trema", "senso") del director que mejor llevó la opera y la teatralidad al cine italiano (y al cine en general), Luchino Visconti.
Como Visconti, Rosi, también formó parte del Partido Comunista Italiano, y en sus films de los 70 y los 80, cuando el cine social había perdido su peso, siguió recordando los problemas de Italia: la brecha entre norte y sur ("Cristo si è fermato a Eboli"), la corrupción ("el caso Matei"), la aceptación de la mafia ("Salvatore Giuliano"), etc.

"Carmen" es la ópera más famosa de Bizet (compositor francés del Romanticismo), y existen muchas adaptaciones en la pantalla, aunque no son operísticas como la de Rosi.
Carmen es una historia de amor y desamor entre una gitana (Carmen), un soldado (José) y un torero (Escamilla), ubicada en la Sevilla del XIX.
La película, rodada en exteriores y interiores, plasma el folclore español visto desde el imaginario europeo: los toros, los gitanos, el flamenco, las relaciones amorosas destructivas, la celosía, etc.

"Carmen" de Rosi es una película larga pero amena que va a gustar tanto a los amantes de la ópera como los que no. Aunque no se conozcan los detalles de la obra el film está bien caracterizado y relatado así que no hay problemas en su comprensión. Hay partes cantadas y algunas habladas.
El trio protagonista son cantantes de ópera de renombre en la época: Migenes (norteamericana) como la desafiante Carmen, Domingo (español-mexicano) como el ingenuo Don José y Raimondi (italiano) como el torero seductor.

Encontramos en la cinta del estilo de Rosi, los largos planos de exteriores y el detallismo de la puesta de escena.

En definitiva, una maravilla que combina ópera, cine y folclórismo.
Pierrot Le Fou
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