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La tierra de la gran promesa

Drama A finales del siglo XIX, la ciudad de Lodz se ha convertido en el epicentro de la industria textil, con la consiguiente necesidad de mano de obra inmigrante. Tres jóvenes estudiantes de Riga: un polaco católico, hijo de nobles terratenientes, un ambicioso judío y un alemán luterano deciden abrir una fábrica en esa ciudad para hacer fortuna y, sin escrúpulos ni prejuicios, se lanzan a acumular dinero y poder. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
13 de agosto de 2007
26 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espléndido reflejo del nacimiento de un capitalismo atroz y sin escrúpulos en Polonia y de cómo se exacerban las diferencias de clases y el conflicto social.
Excelentemente filmada, formalmente cuidadísima, prodigiosa en sus encuadres, los contrastes de color y en su ritmo narrativo; Wajda logra comunicar una amplísima polivalencia de contenidos en cada fotograma, explotando al máximo las posibilidades significativas y connotativas que sólo los grandes maestros son capaces de extraer del lenguaje cinematográfico, para conseguir que los propios espectadores sean intérpretes y no sólo meros receptores de lo que observan. Wajda articula así un mensaje poderoso, cuasiexpresionista; en ocasiones delirante y paródico, en otras seco, duro y crudo, fiel reflejo de la deshumanización de las relaciones sociales y de la consiguiente pérdida de valores humanitarios en la sociedad de las máquinas y la producción masiva. Al mismo tiempo, logra una magistral, dolorosa y ofensiva contraposición entre el lujo y la miseria; una atroz demostración de la incultura y la memez de los grandes peces gordos (gloriosa la orgiástica escena del teatro) y una contundente demostración del cinismo, la avaricia, la maquinación, la explotación, los abusos de poder, etc, que subyacen bajo tanto oropel y apariencia.
En definitiva, espectáculo cinematográfico de muchísimos quilates y totalmente recomendable, sustentado además por otra de las espectaculares BSO de Wojciech Kilar. Imprescindible.
pizzapasta
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7 de junio de 2008
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sólido cine de Wajda desborda el canon del realismo socialista.
Una doble formación de pintor y cineasta le permite dar a sus películas una estética envolvente, gracias a la calidad del encuadre y al tratamiento refinado de la imagen (interiores elaborados, minucioso vestuario de época, paisajes).

Wajda adapta en sus films novelas históricas polacas, buscando ahondar en las raíces nacionales. Los tres jóvenes protagonistas de "La tierra de la gran promesa", amigos que se asocian para crear una fábrica, las sintetizan: un judío, un polaco católico y un alemán protestante.

El relato de la ambiciosa aventura fundacional que emprenden permite analizar y describir a fondo, y con gran intensidad dramática, la lógica darwinista de la burguesía industrial de Lodz: la ganancia y acumulación a toda costa.
Esa lógica incluye, junto al ideal del progreso y la riqueza, el trato inhumano a los obreros de las fábricas, la ostentación de lo atesorado, la conversión del amor en herramienta de escalada social, el sometimiento de la nobleza declinante...
Que prevalezca la amistad en semejante lógica resulta impensable.

Entre las interpretaciones, formidables la mayoría, destaca la de Daniel Olbrychski, soberbia. (Fue el actor insignia de Wajda, como J.P. Léaud lo fue de Truffaut, o M. Vitti de Antonioni.)

El fresco histórico condensa vigorosamente claves de la historia polaca justo anteriores a la aparición de la bandera roja en el horizonte, claves generalizables a la historia europea.

(8,5)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Archilupo
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8 de abril de 2009
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film es una de las obras cumbre de la cinematografía polaca, y adapta una obra de Wladyslaw Stanislaw Reymont. La trama transcurre en Lodtz, corazón de la industria textil polaca, y describe sin tapujos las diferencias sociales y el modo inhumano en que son tratados los trabajadores.

El film centra su atención en tres jóvenes amigos acomodados, Karol (Daniel Olbrychski) un polaco, Maks (Andrzej Seweryn) un alemán y Moryc (Wojciech Pszoniak) un judío, que desean prosperar en los nuevos tiempos poniendo en marcha una nueva fábrica.

La película describe con enorme fuerza, la falta de escrúpulos de los personajes, como dejan la moral a un lado, también sus aventuras amorosos, una actitud que acabará volviéndose en su contra, pese a lo cual no aprenderán.

La película presenta que estos tres jóvenes amigos se necesitan para poder llevar a cabo la empresa a buen fin, a pesar de que son alertados sobre la falta de escrúpulos y ambición desmedida.

La agitada vida amorosa de un de ellos, no sólo afecta su amistad sino que resulta decisivo para la explosión de otros problemas tanto personales como sociales.

El film recibió una nominación al Oscar, como mejor película extranjera, además gano una medalla de oro en el “Moscow International Film Festival”, cuatro premios en el “Polish Film Festival” y la Espiga de Oro en el “Valladolid International Film Festival”.
operez
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22 de junio de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vi esta película el día de su estreno, cuando era joven. Y siempre me impactó. Había yo asistido antes a un ciclo de películas de Andrzej Wajda y ya me había impresionado su filmografía en blanco y negro sobre todo.

En esta película se narran los inicios del período industrial de la ciudad de Lotz (Polonia) a final del siglo XIX con tal crudeza que para siempre le tomé asco a los empresarios sin escrúpulos y a los ambiciosos sin límite, que anteponen a sus propios beneficios a la vida humana.

Esto, tan común hoy, es lo que expone este magnífico film de Wajda que aconsejo ver a todo el que quiera una perspectiva de la ambición sin límite y esa parte de nuestra sociedad descarnada e impiadosa que son capaces de cualquier cosa por tal de ganar unas monedas.

La aconsejo vehementemente. Para mi modo de ver es una de las películas que más me han impactado e influido en mi manera de ver la vida, la economía y esa canalla que ahora se encarna en forma de corruptos y especuladores sin fin, pero que tuvieron sus antecedentes no muy lejanos en los comienzos de la industrialización en Europa ¡Hay que recordar para no olvidar!
Kikivall
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19 de noviembre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
212/07(12/11/16) Bueno y estimable drama histórico del maestro polaco Andrzj Wajda, épica historia que indaga en la Revolución Industrial en el SXIX, concretamente en como afecto al Polonia, de cómo abrió brechas en la sociedad de modo desgarrador, film de tintes expresionistas que muestra con vigor el modo en que los jefes trataban como desechos humanos a los obreros. El guión del propio director se basa en la novela (1897) homónima del premio Nobel Władysław Reymont, situando la acción en la pujante Lodtz, una pujante urbe industrial donde florecían las fábricas textiles, y donde las diferencias entre patronos y trabajadores eran sangrantes, convirtiendo el relato en una feroz crítica al capitalismo despiadado. Se puede llegar a ver como un epítome de la situación de la Polonia del tiempo del estreno (los 70), donde el Sindicato Solidaridad (al que Wajda era afín) estaba en auge contra el poder establecido, donde los obreros de esta cinta pueden ser vistos como los rebeldes del susodicho sindicato. Y esto filmado por el realizador con mimo, con cuidado por el detalle, mezclando toques barrocos con góticos, con encuadres y angulaciones sugestivas, con un cromatismo expresionista neurálgico, con mucho simbolismo visual (las contraposiciones entre la miseria de la gente de la calle y el lujo de las mansiones, todo oropel vacío de contenido), derivando en un lenguaje narrativo y estético de enorme valor.

Lodtz se había expandido en poco tiempo en un efervescente polo industrial textil imperio. Allí Tres jóvenes amigos emprendedores, el polaco Karol (Daniel Olbrychski), director de la fábrica Buchholtz, el noble alemán Max Baum (Andrzej Seweryn), perteneciente a una familia en decadencia financiera, y el judío Moryc Welt (Wojciech Pszoniak), negociador e inversionista, planean poner en marcha su sueño, poner en marcha su propia fábrica textil, para lo que deberán ir medrando, engañando, estableciendo frágiles alianzas, surtiéndose de información confidencial en pos de su anhelo de la “Tierra de la gran Promesa”.

Es una radiografía descarnada de unos tiempos convulsos donde el darwinismo social imperaba cual selva, la fuerza física es sustituida por el poder económico o su falta de ello, un submundo donde imperan los abusos sexuales de los patrones a sus obreras, la corrupción, moral, la falta de empatía por los obreros, la nula presencia de escrúpulos de los de arriba hacia los de abajo, de cómo lo que primaba por encima de todo era adorar al Becerro de Oro, aunque en ello se pierda el alma, y con ello Polonia perdiera su identidad e integridad, (en realidad puede ser trasladado a casi todos los países), donde el materialismo y la codicia son el único fin, un universo donde eres tanto como tienes. Esto es relatado con cinismo, con incisivos toques humorísticos, con sardonismo, y sobre todo con punzante intensidad dramática, un lienzo desolador de la gestación del desalmado capitalismo, de cómo este germinó las insalvables diferencias de clases y con ello explotaron los conflictos sociales, ello en un símil cruento la sin corazón maquinaria frente a las carencias de los humanos, alcanzando durante el metraje momentos de una energía brillante, transmitiendo con fuerza como el poder abusa, como explota, como veja, y es que el progreso rápido no es sinónimo de progreso social, al menos de todos.

Para emitir su mensaje “destroyer” contra el exacerbado capitalismo el relato cae en varios momento en la exageración, en lo grotesco, en lo impactante, e incluso en lo gore, con cuerpos mutilados (donde el rojo sangre explosiona sobre la pantalla), con personas trituradas por máquinas (menuda metáfora), con cuerpos corriendo ardiendo cual antorchas humanas, todo en pos de su discurso batallador contra la amoralidad del que ostenta el poder. En esta vorágine izquierdista llega a entrar en lo panfletario, como cuando el jefe, con un cuerpo de obrero mutilado en una máquina se preocupa más de la tela por la sangre desperdiciada que del herido, o como se hacen listas en las fábricas de mujeres jóvenes para saciar apetitos sexuales de los jefes. Estos gerifaltes oprimen y asfixian física y psicológicamente, esto es visto crudamente, como los obreros masivamente cohabitan con máquinas lúgubres, que se mueven insensiblemente, llegan a parecer segadoras que amenazan las vidas de estos.

Se exhibe un mundo de arribistas dispuestos a lo que sea con tal de llegar a ser la clase alta, donde mentir, amenazar y venderse a cazadotes es el motor de esta anhelada escalada social, donde el amor es algo que se puede comercializar en pos de obtener financiación para tus pragmáticos sueños, el matrimonio como modo de pastelear. Un mundo donde reina la hipocresía y las falsas apariencias, como lo muestra el rico industrial que ha construido una hiperlujosa vivienda, a modo de escaparate hueco, con lo que cree que la gente debe de ver su poderío, lo material como símbolo de quien eres, ello paradójicamente mientras vive en su vieja y pequeña casa, mucho más cálida y confortable.

En su momento la cinta fue acusada de antisemitismo, no sin razón, y es que la película realiza un caricaturesco recorrido por la estereotipada imagen de los judíos codiciosos, usureros, desalmados, viles, siempre pensando en el dinero, por mucho que se diga que como Wajda es judío, la cinta no tiene esta intención, me es risible, la historia tiene un tufillo peligroso contra los judíos y esto es evidente, lo diga quien lo diga.

Hay varias subtramas que enriquecen el discurso del choque social: Herman Bucholz (Andrzej Szalawski), un desalmado que ve a los obreros como animales prescindibles; Kessler (Zbigniew Zapasiewicz) es un patrón que escoge a chicas jóvenes obreras para saciar su lívido sexual, aprovechándose de su inocencia y falta de dinero, escoge a una joven que provoca que la fmilia humilde quede destrozada, teniendo su zenoit en una sanguinolenta pelea entre el padre de ella y el propio Kessler;... (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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