Todo está iluminado

¿Cuantas veces se ha demostrado que el humor es el mejor vehículo de denuncia? ¿Cuánto más nos ha hecho reflexionar el sarcasmo y la ironía que la extática melancolía? Schreiber debuta con éxito en la dirección fílmica con una historia que viene a recordarnos el poder del humor.

A lo largo de su metraje, Everything is illuminated, nos presenta un argumento intrigante y emocionante (basado en la novela homónima y casi autobiográfica de Johnatan Safran Foer), narrado con el ritmo preciso y excelente humor de la mano de personajes y situaciones aparentemente cercanos a lo grotesco. Mientras vamos descubriendo quien es quien en esta historia, la narración nos atrapa con toda la gama de sentimientos que es capaz de experimentar el ser humano, y nos desliza hasta un final tal vez no del todo inesperado, pero no por ello menos emocionante.

Tal vez el factor que motiva mi entusiasmo con esta cinta sea el que -al menos así lo entiendo yo- es su tema principal: la memoria y la identidad. Un tema sin duda complejo, que como decía es abordado aquí con ingenio y sensibilidad. Un tema sobre el que cabe no dejar de reflexionar.

Formalmente me parece un film impecable. El guión es excelente, y destacaria las cualidades cinematograficas de la narración, lo que no siempre es facil cuando se trata de adaptar un precedente literario. Todos y cada uno de los planos rodados por Schreiber, fotografiados por Matthew Libatique con expresividad colorista inspirada en Van Gogh (al cartel de la película me remito), son de una extraordinaria belleza, a pesar del premeditado feísmo que caracteriza el diseño de producción. Si se decía de Eisenstein que cada uno de sus planos puede funcionar con solvencia como una unidad sólida al margen del brillante conjunto, se puede decir que los planos de este título buscan también esa misma contundencia. No me parece casual que uno de estos planos sea un contrapicado de la escalinata del puerto de Odessa.

Se me hace difícil dejar de pensar que Elijah Wood, a la hora de enfocar un personaje desorientado en un lugar del que desconoce todo, empezando por el idioma, ha estado viendo los últimos títulos de Bill Murray para coleccionar lo mejor de las interpretaciones de este. En cualquier caso una actuación destacable, ante la que no desentona el resto del reparto, incluyendo a Sammy Davis Junior Junior!


Mención especial merece la banda sonora original, una autentica maravilla a cargo de Paul Cantelon. Extraordinaria.

Se trata en definitiva de una de esas perlas que de vez en cuando se cultivan en el (habitualmente) previsible y poco creativo Hollywood. Muy recomendable, no perdáis la oportunidad de preguntaros quien sois mientras acompañáis a Jonven en su viaje a Trachimbrod.

Visualmente esta película es una auténtica gozada. La fotografía saca un jugo muy sabroso a la campiña ucraniana y convierte la película en un disfrute para los ojos, a pesar que se ponga, en ocasiones, en un plan muy preciosista y también resulte algo cargante esa fijación por mostrar primerísimos primeros planos de los objetos, sobretodo al principio. Pero a diferencia algunas películas orientales, que se vuelcan en resultar visualmente maravillosas y luego olvidan la parte argumental, esta cuenta con una historia que merece la pena ver.

La película se sirve de una moderada excentricidad de sus protagonistas para insertar bastantes momentos de comedia en esta road movie, a veces plácida y en otras, dolorosa. Estoy seguro que ese e carácter extraño que tienen sus protagonistas le chocará a más de uno, incluso puede llegar a desagradar, pero hay que tener claro desde el principio que es algo intencionado, ese surrealismo es parte de la gracia de toda esta historia. De paso sirve para que veamos unas notables actuaciones, especialmente la de Eugene Hutz. Su personaje es para mí lo mejor de la esta película.

Por lo demás, es una historia sencilla pero divertida, que sabe conmover y avanzar con fluidez, que consigue que su ritmo no llegue a decaer en ningún momento y que además se ve acompañada por una buena banda sonora. Deja buenas sensaciones.

Ópera prima de Liev Schreiber, escrita y dirigida por él. La realiza tras algo más de 10 años de trabajo como actor ("El mensajero del miedo", 2004). Se basa en la novela "Everything Is Illuminated"", del joven Jonathan Safran Foer. Se rodó en Lvov y Odessa (Ucrania) y en Praga (Chequia), con un presupuesto de 7 M dólares. Obtuvo la Linterna mágica del Festival de Venecia. Se estrenó el 16-IX-2005.

La acción principal tiene lugar en Ucrania, en 2004 a bordo de un coche desvencijado. Narra la historia de Jonathan Safran Foer (Elijah Wood), joven coleccionista de recuerdos familiares, que emprende el viaje para localizar a la mujer, Augustina, que salvó la vida del abuelo durante la IIGM. De ella tiene un broche, una vieja fotografía en la que aparece junto al abuelo y un nombre de lugar, Trachimbrod, que no aparece en los mapas. Alquila un coche con chófer (Boris Leskin) y un intérprete, Alex (Eugene Hutz).

La película glosa la importancia del conocimiento de las propias raíces, de la historia familiar y de sus referentes, porque iluminan el presente, lo hacen más comprensible y lo llenan de emociones inalcanzables de otro modo. Los recuerdos son importantes en la vida del ser humano, al que mentienen en comunicación con sus experiencias, sus seres queridos y sus lecciones. Los recuerdos ahogados en el silencio y en el olvido permanencen vivos más allá de la voluntad de la persona y pugnan por emerger e imponerse, a veces con dolor. Los hechos pasados, los buenos y los malos, se han de asumir, aceptar e interiorizar, porque así se convierten en fuente de comprensión y tolerancia. La amistad crea vínculos que enriquecen a las personas y las hacen más humanas. El amor trasciende a las personas, cruza fronteras y su riqueza se trasmite a hijos, amigos, nietos. La búsqueda de Augustina se convierte en un viaje hacia el interior del autor y de sus acompañantes, hacia la reflexión y la luz que desde el pasado todo lo ilumina y ennoblece. Son escenas destacadas la cena del primer día de viaje, el encuentro con Lista (Laryssa Laurent), la negativa de ésta a subir al coche, la casa de los girasoles, la terminal del aeropuerto.

La música, de Paul Cantelon, ofrece composiciones sarcásticas, descriptivas y líricas, a tono con el relato, que combinan guitarra, acordeón y clarinete. Se añaden algunas canciones tradicionales y otras a cargo del grupo Gogol Bordello, del que es vocalista Eugene Hutz. La fotografía se sirve de abundantes primeros planos, claroscuros de fuerte contraste y composiciones esquematizadas por efectos de la luz y el dibujo, que recuerdan la estética expresionista de Van Gogh, al que se homenajea con los girasoles. El guión combina, con habilidad, sarcasmo, surrealismo, melancolía, humor y lirismo. La interpetación de Alijah Wood confirma su versatilidad. La dirección muestra su fascinación por el realismo mágico.

La película, como la vida, deviene un viaje, pintoresco y absurdo, lleno de descubrimientos y sugerencias.

Un coleccionista de toda clase de objetos pertenecientes a su familia sale a la búsqueda de la mujer que ayudó a su abuelo a escapar de la ucrania ocupada y arrasada por la guerra. Un surrealista paseo por Europa del este, y el encuentro con raíces que el creía enterradas dan inicio a una serie de avatares, aventuras y desventuras de las que aprenderá algo valioso para el resto de su vida.

Una road-movie con tintes surrealistas. Otra historia sobre el holocausto, estas vez llevada a la actualidad por personajes que aunque no formaron parte del conflicto en carne propia, retienen las secuelas del dolor causadas a sus ancestros o… por sus ancestros?

El actor de origen judío Liev Shriber, ahora en su primer largometraje, dirige y escribe una historia con una premisa interesante e incluso risible en sus primeras etapas, que pronto se trasformara en una historia de supervivencia y desasosiego. Aunque la cinta cuenta con una fastuosa fotografía y diseño de producción, su ejecución resulta un tanto irregular, pasando de la comedia al drama sin mucho aplomo, lo que seriamente afecta al film en todo su conjunto. No obstante, la química del trío (o cuarteto si contamos a Sammy Davis Jr. Jr.) saca el film a flote, sobre todo el (en un principio hilarante) anciano del grupo.

En conjunto, Liev Shrieber realizo un buen debut, le falta fuerza a la pieza para convertirse en una historia al gusto de todos, pero sin duda se pueden destacar muchas virtudes, la ya mencionada cinematografía, una delirante banda sonora, y unos hermosos pasajes oníricos.

Pierluigi Puccini

Y eso que el tipo no es santo de mi devoción, pero hay que reconocer que el cabrón es bueno y que, tras ver films como La vida es un milagro o el que nos ocupa ha dejado determinadas señas capaces de ser reconocidas por cualquier cinéfilo a simple vista.
Aquí, tras un inicio suficientemente interesante, el intérprete Liev Schrieber debutante en la dirección ofrece unos tintes humorísticos muy similares a los del extravagante director yugoslavo, aunque quizá sin llegar a esos momentos esperpénticos que suele brindarnos Kusturica, siendo este más sutil y peculiar.

Tras un primer tramo ciertamente sugestivo, ya sea por una realización atinada, un buen plantel de actores en pantalla encabezados por el genial Elijah Wood (al que le sigue Eugene Hutz, en ese papel tan curioso y bien interpretado) o el tono propio del cual consigue dotar Schrieber a su obra, nos topamos con su lado más amargo y crudo, donde el cineasta desgrana algunos de los horrores que se pueden llegar a acontecer durante tiempos de guerra.

En definitiva, film para reflexionar y dispersarse a partes iguales, aunque quizá le falte una pizca de sazón en conjunto, resulta verdaderamente atrayente la cinta que nos regala susodicho director. Un más que sorprendente debut.