El hombre de Río

Esta es, sin duda, una de esas películas que te obligan a visualizarla una y otra vez, ya que, siempre te dejas algún flanco sin reconocer. No deja a nadie indiferente.
Viendo este film me convertí en fiel y acérrimo seguidor de Belmondo, y es que el actor pasa por ser muy rocambolesco, además de no tener nada que envidiar a los Van Damme o Seagal, no en cuanto a saber pegar, si no en cuanto al arte de como salir de situaciones difíciles y comprometidas, utilizando como mejor método la ironía y el humor. Guión bastante bueno, ayudado por las fantásticas actuaciones de secundarios como el inolvidable Señor Winston. Pero sin duda, los dos aspectos que más atraen del film es su impresionante B.S.O. y, sobre todo, la genial plasmación de lugares tan atractivos como Rio o la aún en construcción Brasilia, y, en menor medida, el urbanismo parisino de los 60's. En definitiva, muy recomendable para todo el que desee pasar un rato divertido en familia.

Divertida comedia con toques de thriller en las que un incansable Belmondo sigue a los secuestradores de su novia, con su chulería, morro y simpatía habitual, pasas un rato entretenido viéndola, la verdad, tampoco hay que tomársela muy en serio, tan divertida como intrascendente, buenos secundarios como Adolfo Celi, que tiene más que un notorio parecido a Luis Del Olmo y a la partenaire de Belmondo, Francoise Dorléac, que guapa, que divertida y que chic, tambièn destacar los bellos escenarios naturales de Río De Janeiro.

Después de escuchar a unos cuantos actores franceses decir que ellos habían disfrutado mucho visionando esta película en su juventud, me vinieron ganas de conocerla.
Supongo que, si la hubiera visto a los 14 años, me habría gustado más. Es una película de argumento sencillo y situaciones increíbles pero que no deja de tener su lado de crítica social -el niño limpiabotas viviendo solo y siendo autosuficiente, los negros solo en favelas o siendo sirvientes- y hasta ecológica -los indígenas desolados en medio de las obras de la transamazónica.
Sin embargo, muchos detalles que en otras películas más modernas y más famosas pasan por ideas luminosas, están ya en esta un poco anticuada historia de aventuras: el historiador maligno, el robo de unos iconos precolombinos, los paisajes tropicales frente a la gran urbe a medio hacer y totalmente deshabitada y, sobre todo, el final de la maldición, que Indiana Jones prácticamente calca.
Cuantas más pelis europeas se conocen más se nota de dónde beben las pelis americanas.

Divertida aventura por la nación brasileña, muy física, muy clásica, casi de cine mudo, en un claro homenaje a las aventuras en blanco y negro de Chaplin y Keaton, cuando aun se les tenía respeto.

Jean-Paul Belmondo está carismático a tope y muy bien acompañado de vivarachos secundarios. Hay que decir que la banda sonora es genial y con ritmos muy variados.
La peli también es un documento histórico interesante ya que incluye varias secuencias de acción en la neo-ciudad de Brasilia cuando aun estaba en plena construcción.
Cabe preguntarse por qué en España no se intentó hacer por esta época algún tipo de aventura sudamericana con un poco más de acción que "Marisol rumbo a Río".

Todo lo que a Philippe de Broca se le hubiera ocurrido meter en su película, a favor de Belmondo, hubiera sido bien recibido por el bien de la espiral de acción, por la imagen del protagonista, por muy descabellado que hubiera parecido. Lo mismo da si se hubiera presentado la opción de conducir un Ferrari por la selva o parar un meteorito con el culo, todo parece buena idea si es a favor de la imagen de su protagonista. ¿Hace falta decir que todo es inverosímil, que todo está fabricado y masticado para gloria de Belmondo y que meterte aquí es asistir a una constante exaltación de sus virtudes?

Es importante recalcar que la película no es buena o mala por su propia esencia, porque el cine ex profeso siempre ha existido, y si te metes aquí ya sabes qué vas a encontrarte. Hay a quien le gusta las patadas voladoras de unos o la habilidad con el gatillo de otros, en este caso creo que no hay debate, lo mejor de Belmondo es su humor, su ironía constante y su piquito de oro. Con su actitud ya lo tiene ganado todo. Y si te cae mal, te irás corriendo porque la película es entretenimiento puro, pero no va más allá. Para mí es imposible suspender un espectáculo así, pero entiendo más a quienes se quejan que quienes ven una película notable.