Drácula 2000

Otra vuelta de tuerca más a la sobreexplotada historia de los vampiros. La película tiene tensión, actores decentes y buenos efectos especiales. Por lo demás, nada que destacar. Mas bien es una peli para adolescentes, con música cañerilla, erotismo vampírico y algunas frases de patio de instituto. Lo que me parece más penoso es el nuevo punto de vista que aporta la película sobre el origen de Drácula. Le han quitado todo el glamour al personaje para ser símplemente un chupasangres buenorro. La película se puede ver, pero no esperéis gran cosa.

Un comienzo prometedor, con buen ritmo, desperdiciado quizás por la ineptitud de un guión desaprovechado. Drácula es un personaje quemado (más que nada por la cantidad de libros, películas, cómics, etc...), pero esta versión ofrecía algo nuevo que podría haberse explotado mejor.

No deja de ser una película del montón. Que lástima.

Dracula 2000 es... Dracula 2000 trata sobre... Dracula 2000 pertenece a... Joder, es que es inclasificable. Es una película sobre Drácula del años 2000. Fin de la presentación.

Patrick Lussier dirige este engendro cinematográfico. Lussier es un protegido de Wes Craven, lo que explica el hecho de que haya tenido la oportunidad de sacar al mercado alguna película bajo su dirección. El tipo resulta ser un canadiense sin la más mínima idea de cómo hacer una película de terror, lo que tendría un pase si pudiéramos considerar Dracula 2000 como slasher puro y duro, pero resulta que tampoco lo es. El guion corre a cargo del propio Lussier y de Joel Soisson, que intentan darle un giro al final en plan dejarte sentado en la butaca y lo consiguen, pero porque sientes tantísima vergüenza ajena que te es imposible moverte. La historia, sanguijuelas mediante, catapulta a Van Helsing hasta nuestros días y nos trae a un Drácula de chichinabo al que cualquier viejecita de la calle le daría un par de bastonazos por cutre. Ahí entra la labor del Lussier director, que aprovecha las mierdafrases del guion para poner en pantalla a unos personajes que no hablan; sentencian. La ambientación diría que tira por lo gótico, aunque no descarto el cine X como inspiración. Los personajes son maniquíes cuadriculados que van cada uno a su puta bola construyendo una película que, para colmo, está montada por un mono borracho.

Jonny Lee Miller suele meterse en cagamandurriadas de este calibre (de hecho, protagoniza las dos secuelas de la película). No es que sea mal actor, pero es que no se exige nada a sí mismo y, al final, la caga hasta en papeles ligeros. Justine Waddell es, y lo digo sin ningún temor a equivocarme, una de las actrices más sosas que he visto en mi vida. Ni tiene miedo, ni está contenta, ni nerviosa... es casi peor que Kristen Stewart, a la que, por lo menos, le hacen personajes a medida. Todos tenemos un pasado y el de Gerard Butler pasa por interpretar, si se le puede llamar así, al Drácula más pedante que se haya visto... y eso que hasta Chiquito de la Calzada se metió en ese papel. Christopher Plummer está ahí pues porque supongo que Wes Craven metió mano y porque bueno, unos billetes siempre vienen bien, pero es que el hombre ni intenta hacer un buen trabajo, supongo que sabedor (la experiencia es un grado) del pedazo de mierda que tiene a su alrededor. De las tres novias de Drácula, destacaría el ridículo histórico de Jennifer Esposito, aunque Colleen Ann Fitzpatrick también tiene lo suyo.

Resumiendo, que es gerundio: todos hemos visto películas realmente malas y algunas que no se merecen ni acercarse a la palabra cine. Pues Dracula 2000 es una de esas. Es que, de verdad, te ríes por no llorar... Es muy, muy mala. Creo que es de las pocas películas de las que no puedes sacar nada positivo.

Con esta película no puedo ser objetivo, aborrezco las típicas películas de terror adolescentes que Scream inauguró y puso de moda en los cines. Y en este caso se me hace difícil ver a un Drácula en plan juvenil, siendo ultrapoderoso y capaz de todo y de cualquier cosa en todo momento. Tiene sus buenos detalles, como el respetar la novela en ciertos puntos y los guiños a la Hammer (ojos rojos por ejemplo) son bastante divertidos. Además, el principio es prometedor, aunque luego con el desarrollo el filme se desinfle hasta llegar al ridículo clímax.

En definitiva, una película ligera que no me gusta demasiado por culpa de tanto efectismo y bombardeo de lucecitas y sonidos estridentes porque sí. De todas maneras, ni de coña llega a ser tan mala como muchas otras de terror adolescente que hemos tenido la mala suerte de ver. Aunque eso tampoco es mucho decir.

En el mundo del cine la historia del famoso Chupa Sangre ya está tan gastada que podría leerse el periódico a través de ella, y eso queda demostrado de manera casi obscena en este film producido por el maestro Wes Craven (el cual esta vez, gracias a Dios, se abstuvo de dirigir).

Parece que al exprimido y casi comatoso cerebro de Hollywood ya no se le ocurre qué inventar y lo que hace es tomar una historia ya usada mil veces para darle otro patético giro, una última retorcida para tratar de extraer al menos una gota de jugo cinematográfico.

Demasiada poesía y todavía no hago mi análisis. ¡Perdón! Ahí va: