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Niebla en agosto

Drama Un niño de la comunidad romaní es internado en un hospital psiquiátrico y experimenta el programa nazi de eutanasia. Consciente de lo que está ocurriendo y muy unido a sus amigos, el chico intentará sabotear el programa. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
21 de febrero de 2019
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película muestra el espeluznante programa nazi de eutanasia, llevado a cabo a lo largo de los 12 años que perduró aquel régimen, pero acelerando la maquinaria de muerte conforme la segunda guerra mundial se les volvía irremediablemente en contra, en una política de tierra quemada sin parangón a lo largo de la historia.

La cinta se inspira en las vivencias de Ernst Lossa, joven de la comunidad yeniche, que pasó por diversos centros de internamiento. Ivo Pietzcker, interpreta a Lossa, internado en un hospital psiquiátrico dónde los nazis encerraban a modo de ganado, a gitanos, romaníes, deficientes mentales, minusválidos, y en general a todos aquellos que suponían un obstáculo para el futuro de la raza aria.

Ante un escenario tan dantesco, no es difícil deslizarse por los sencillos caminos que abre el sentimentalismo de brocha gorda y la búsqueda de la lágrima fácil del espectador. Aquí el director tira de oficio, y mostrando historias de una gran carga dramática y emocional, no cae en las anteriores tentaciones.

En una propuesta sobria, es capaz de retratar al director del hospital, un oscuro burócrata, con excelentes modales que es capaz de seleccionar quién va a ser asesinado, con el pestañeo como única reacción ante semejante salvajada.

Entre las paredes de aquel lugar, mientras unos miran para otro lado, también hay espacio para el compromiso, el cariño, e intentos muy en desventaja de boicotear lo que allí acontece. Es una película dura, tan incómoda como necesaria.
Juan Pablo
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8 de septiembre de 2017
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
188/24(29/08/17) Interesante film germano realizado por Kai Wessel que indaga en otra de las vertientes aterradoras del nazismo, el programa de programa de "eutanasia", se llevó a cabo bajo el nombre de "Acción muerte por compasión", eufemismo con el que el régimen hitleriano pretendía acabar con el material “defectuoso humano”, lo enfermos crónicos, los enfermos psíquicos, los minusválidos, los inadaptados sociales, adelantándose en el tiempo al exterminio del Holocausto judío, e incluso prolongándose más allá de la caída del Tercer Reich, llevándose a cabo en “sanatorios”(hospitales y geriátricos) mediante varios sistemas que se fueran “perfeccionando” conforme surgían problemas, se estima que más de 200.000 fueron asesinados, primero gaseados en primer lugar. El transporte correspondiente también sirvió como una prueba "a pequeña escala", la posterior exterminio viajes de la muerte, cuando se hizo público, llevó a la población a protestas, luego envenenados, y al final “eliminados” mediante una dieta nutritiva 0. La cinta se basa en la novela homónima de 2008 del periodista Robert Domes, guionizado por Holger Karsten Schmidt, siendo el centro del relato la historia real de un niño, Ernst Lossa, perteneciente a la minoría étnica yeniche (pueblo semi-nómada europeo de origen incierto), alrededor veremos el horror de la rutina de la muerte, de cómo es maniobrada por aquellos que debieran salvaguardar nuestro bienestar, los médicos y asistentes. Relato de tintes humanistas, con momentos atractivos, pero que en conjunto adolece de falta de intensidad, resultando algo lenta y por momentos aséptica, pues una cosa es no ser maniquea y sensiblera y otra rozar la frialdad, pues denota cierta redundancia, estancamiento, esto derivando en restar poder emocional. Como curiosidad los pacientes psiquiátricos eran extras de la Clínica Warstein.

En 1944 (el 5 de mayo) Ernst Lossa (Ivo Pietzcker), joven de 13 años de la comunidad itinerante yenish, es enviado a la institución en Augsburg, al hospital psiquiátrico Sargau, dirigido por el Dr. Werner Veithausen (Sebastian Koch), no porque tenga aflicción alguna, sino porque su viudo padre (Karl Markovics) no tiene domicilio fijo. Tendrá importancia en el relato los enfermeros Hechtle (Thomas Schubert) y Edith Kiefer (Henriette Confurius); la combativa hermana Sofía (Fritzi Haberland); la joven epiléptica Nandl (Jule Hermann).

Una narración que radiografía un hecho poco tratado en cine como el mencionado programa de eutanasia para el “material humano irrecuperable”, lo hacen indagando no en el militarismo (no aparece un solo uniforme, apenas simbología nazi,…), en el salvajismo explícito, en la violencia, introspecciona en lo que puede ser un epítome de la población civil alemana un hospital, donde los funcionarios actúan cual máquinas obedientes y eficientes, totalmente asentimentales, robots ataráxicos sin emociones que creen en su misión, simplemente porque es lo que les mandan sus superiores, tanto que al final no saben ni distinguir y se muestran “más papistas que el Papa”, ayudando a perfeccionar el “sistema (asesino)”, y encima creyéndose “civilizados”, cual idiota que cree que los caníbales se han domesticado porque se comen la carne humana con cuchillo y tenedor y no a mordiscos (con veneno mezclado con zumo de frambuesa, o la E-Dieta eufemismo de comida hueca,…), como demuestra el director del hospital protagonista (Veit Hausen), todo por contentar a sus amos, no dudando en asesinar a niños, ancianos o a quien les venga en gana, cual pequeños Dioses con el poder de decidir quién debe vivir y quien morir. De cómo el nazismo inundó no solo el pan-nacionalismo, la tiranía política, el racismo, la xenofobia, la intolerancia religiosa, viralizó la medicina, pervirtiendo su sentido sanador hacia el darwinismo espartano, donde solo los fuertes y sanos tienen derecho a vivir, de cómo este estrato corporativo pude ser envenenado con unas ideas nauseabundas, de raíces incluso que se apoyan en un capitalismo salvaje, pues estos enfermos le cuestan mucho al estado es mejor eliminarlo en favor de la mayoría sana, y así la economía estar más sana (redundancia, ya lo sé).

Esto sirve al realizador para mostrarnos la hipocresía en que vivía parte de la sociedad alemana en este oscuro tiempo, de cómo mostraban un máscara amable tras la que se escondía una rostro de villanía descarnada. Wessel muestra gradualmente este averno asesino, al principio en pequeñas dosis, en sugerencias subliminales, enmarcándolo en un entorno afable, de cuidadores aparentemente cariñosos y cordiales, hasta que se destapa que este sanatorio es en realidad un edificio de exterminio, donde los más indefensos se encuentran abocados al siguiente plan letal. Se cuida de no mostrar el tránsito de la vida a la muerte, muestra la antesala, pero no como mueren, dejando que este apartado sea formado por la mente del espectador, esto puede sea para no ser manipulador emocionalmente o para sea accesible a un mayor público, pero al final incide en que este terror nos resulte distante, higienizado, esterilizado, esto aminora la maldad que se cierne sobre estos escuadrones de la muerte. Todo bajo la visión de la limpia mirada de un niño que realiza un veloz despertara la madurez forzada por el hábitat podrido en que subsiste, acentuada esta ruptura con lo infantil con lo que es el primer amor.
Film asimismo con efluvios a la magnífica y bizarra “Freaks” (1932), por lo de un ecosistema plagado de personas con defectos físicos, siendo en realidad lo que muchos pudieran llamar en su cerril mentalidad “Monstruos”, cuando en realidad los verdaderos monstruos son los supuestos sanos. Destacar al personaje de la enfermera monja Sophia (Fritzi Haberlandt), brújula moral del relato, la única adulta contestataria, suponiendo una oda al cristianismo como elemento humanista que nos puede guiar entre la locura (y no soy muy practicante).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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18 de septiembre de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realista, emotivo y trágico drama alemán basada en hechos reales sobre otra de las atrocidades nazis, el exterminio de lo consideraban "defectos genéticos humanos". Muy buen elenco en el que se destacan los jovencitos Ivo Pietzcker y Jule Hermann.
El director Kai Wessel (Hilde, 2009) y el guionista Holger Karsten Schmidt (basándose en la novela de Robert Domes) edifican una trama potente y siniestra que escarba en una arista no tan conocida del nazismo, el exterminio de adultos y niños con defectos físicos, enfermedades o desviaciones sociales; incluyendo inclusive a propios alemanes.
Lo interesante es que frente a tamaño dramatismo encara el relato desde la mirada de niños y aunque la temática es difícil de digerir la óptica cuasi ingenua hace posible llegar al final, a pesar de hacerlo repleto de bronca y clamando por justicia.
Con el galardón como mejor actriz secundaria para Fritzi Haberlandt en los Premios del Alemán, la propuesta de Kai Wessel tiene muchos méritos narrativos y de puesta en escena, que se complementan con los actorales y una fotografía acertada.
Un drama tan aleccionador como doloroso, que evita el golpe bajo, pero que por su profundidad y honestidad amerita su reconocimiento.

Calificación Fanaseriecine: 7 ½ sobre 10
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
fanaseriecine
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6 de octubre de 2019
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desaprovechada y casi penosa cinta que hurga con torpeza en un tema demasiado interesante como para quedarse en un burdo conato de algo transcendental.
No se si es porque el cine alemán - nórdico - es así de sobrio, seco y frío, o es porque el director no ha querido complicarse la vida y ha pretendido ir al grano sin tan siquiera abrir la puerta del granero.
Al drama le falta fuerza emocional y le sobran cubitos de hielo. No hay ritmo en una interesante historia que podía haber dado mucho más al espectador.
Interpretaciones correctas, aunque tal vez algo rígidas...faltas de alma.
Dirección errónea tratándose del tema que toca dejando a lo largo de la peli la evidencia de que el Director piensa solo en el final, en el remate...obviando una trama mas atractiva en lo emocional.
Guión sencillo que, como la dirección, no está a la altura de las posibilidades que ofrecen los hechos reales que se narran en esta producción alemana. 4 de 10
Telesforo 50
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16 de diciembre de 2022
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Es la primera película que aborda abiertamente el tema del programa de eutanasia nazi. Basado en la novela histórica homónima de Robert Domes (2008) "Nebel im August", narra la historia real de la vida de Ernst Lossa, un joven de 13 años, en apariencia de los demás gitano, aunque era un yeniche, internado en un hospital psiquiátrico de Sargau en 1942 por pertenecer a esa familia de nómadas. Sin embargo, Ernst descubre muy pronto la verdad oculta tras la fachada del hospital y sabotea el programa de eutanasia para ayudar a sus nuevos amigos; aunque sus actos no pasarán desapercibidos para la dirección de la institución.

Es importante la figura del niño, sin duda gran protagonista, pero conviene pararse en la del director de esa especie de cárcel, de reformatorio, o como lo queramos llamar, que bajo una apariencia de bondad y de buen trato hacia los niños, escondía un miserable plan aceptado y aplaudido por las altas esferas nazis. La dieta de la inacción es el título ideal para esta película. Un 7.
Mag61
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