Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor

El titulo bello y contundente fue tomado de un poema de Passolini. Esta cinta es una de las más y mejor logradas de los últimos años en el cine mexicano. Posee algunas peculiaridades que es importante sepan: es la película mas barata que se haya hecho en México en los últimos 15 años, esta filmada en blanco y negro, gano el premio Teddy bear que se otorga alrededor de la Berlinale a la mejor película de temática homosexual y si como ya dije es sobre gays si lo quieren ver a si, desde mi punto de vista es sobre cuanto duele la soledad y el amar. Esta construida con planos casi inmóviles que le dan un ritmo hipnótico y demandante, y que recuerdan a Fassbinder, es la historia de un chico que busca desesperadamente en el México actual un antídoto al enamoramiento que sufrió y que adereza con una carta de amor escrita con el corazón, busca por la oscuridad, en el pasado y en la circunstancia, pero la vida por lo general es mas mierda que amor en lo superficial, afortunadamente para eso siempre tendremos los recuerdos y los instantes que construyen nuestra vida en un pequeño circulo que hace que todo valga la pena, el dolor, el odio, los golpes y la soledad, amar es mil enfermedades distintas y sobre eso trata esto... tengo que aclarar que esta es una pelicula riesgosa de ver, así que, si se asustan por ver a chicos besándose no la vean, si creen que el blanco y negro es aburrido y si la cámara no hace mil close-ups se duermen, pues tampoco la vean, Mil nubes de paz... sin duda una de las mejores cintas contemporáneas acerca del amor, la soledad, la esperanza y el dolor... después de todo el titulo es muy claro: amor, jamás acabaras de ser amor.

Aunque tiene aciertos de buen cine, como la fotografía, el Blanco y Negro, que ayuda a crear un ambiente de desolación, se hace un poco lenta.
El personaje, Gerardo, es demasiado apático, a pesar de estar enamorado, y su pasión se convierte en una búsqueda demasiado vacía y pobre, de alguien que representa todo lo que no tuvo nunca de amor o ternura a lo largo de su vida.
A pesar del premio que le dieron como mejor peli gay en la Berlinale, jamás la hubiera premiado por la visión tan deprimente y triste que se da de la homosexualidad. Me recuerda a otra época en que las películas de gays tenían que ser así, con todos los personajes tristes, desgraciados, que no pueden vivir una vida bonita, o digna, que tienen que autodestruirse o al menos morir infelices. Eran películas que interiorizaban la homofobia social, y transmitían la imagen de lo gay que quiere tener la sociedad heterosexista.
Creo que un adolescente gay solo podría sacar de esta película el mensaje de que ser gay es un horror, que se sufre mucho cuando se intenta alcanzar el amor y que lo único que uno puede esperar de otros hombres es sexo y que pasen de ti. Un mensaje realmente desalentador, que afortunadamente se da cada vez menos.

En su opera prima, Julián Hernández revitaliza la apuesta del cine mexicano ya que se encarga de narra de manera contundente la historia de amor de un chico que busca un alivio a su desesperada y angustiante soledad, cansado de las relaciones express, decide vivir alimentando el recuerdo de un amor fugaz que lo ha marcado a razón de una carta dejada como último vestigio de ese encuentro.

Pero Hernández decide no irse por la senda fácil del cliché y lugar común del cine hablando de homosexuales, sino que camina una senda mucho mas arriesgada y prioriza conocer los sentimientos y pasiones de sus personajes a través de una puesta de escena elaborada y minuciosa, coronada con una fotografía en blanco y negro que dota de personalidad y cierto aire añejo a la película.

Es una película sorprendente, al menos para los que llegamos a cualquier película con buscando algo de novedad. Lo primero que destacaría es un fabulosos uso del blanco y negro y en unos años, ya siglo, en que la gente lo que va buscando es el color, y si se trata de homosexualidad el colorín. La fotografía es de una belleza sorprendente, como para acordarte de las veces que has querido fotografiar a personas y después te han salido una vulgaridad de fotos. Pero claro, en el mundo del cine existen artistas, no solo de la fotografía, sino de la iluminación y eso es algo muy destacable aquí. Si alguna vez pueden ver esta película fíjense bien en los claros y oscuros, fíjense bien en los puntos de luz de cada plano. Y fíjense en los cambios de objetivo siempre correctos para que el espectador enfoque su interés allí donde el director quiere puntuar la acción. De verdad que en cuanto a fotografía es una maravilla. Y después esta la interpretación. Es que ese muchacho es como cualquiera que te puedes cruzar por la calle o puedes encontrar en cualquier sitio al que vayas buscando sexo. Eso si, el te dará amor. La naturalidad de su interpretación, sin duda debido en parte al cuidado trabajo del director, te cautiva y tiendes a darle el cariño, el amor, que va buscando. Algunas conversaciones son ampulosas y rebuscadamente profundas, pero eso es lo que te puedes encontrar cuando vas buscando amor y no sexo en cualquiera de los ámbitos. Muy recomendable para aquellos que especialmente disfrutan con la fotografía. Y recomendable para espectadores con sensibilidad.

Una fotografía del México contemporáneo, un personaje cansino y odioso que a pesar de todo llegas a compadecer y comprender. La soledad esbozada en una historia sobre el amor homosexual. Una visión muy particular y triste de la homosexualidad. Una fotografía hermosa y detallada, unos planos y encuadres en primera persona que acentúan el "miniuniverso" en el que Gerardo se desenvuelve. Atmósferas deprimentes y compactadas para resaltar la claustrofobia situación de vació emocional y espiritual. Una historia pequeña pero un buen guion. Una pregunta que te formulas es ¿Acaso Julian Hernández conoció a este chico o probablemente es un autorretrato de su vida? En cualquier caso que vida tan poco productiva, vacia, deprimente, marginada y perra (como la vida misma).