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Abel

Comedia. Drama Abel es un niño de nueve años de edad, cuyo comportamiento y negativa a hablar lo ha llevado a estar en un centro de salud mental cerca de su casa. Su madre soltera, convencida de que reunirle con su hermano y su hermana podría ayudar en su situación, persuade al doctor de Abel para que deje libre al niño durante una semana. Con su padre ausente, Abel se convierte en una poco convencional figura paternal que conseguirá unir a la familia. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
25 de septiembre de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de saber que “Abel” ha ganado el premio Horizontes Latinos, además del premio de la Juventud, en el recién acabado Festival de San Sebastián. Así pues, unas horas antes de que Diego Luna reciba ambos galardones, escribo esto para animar a que el público vea esta interesante película, siguiendo la petición que el propio director nos hizo al presentarla junto a John Malkovich la semana pasada. Por cierto, además de figurar entre los productores, Malkovich parece haber sugerido algunas ideas clave para configurar el guión definitivo, por lo que parte del éxito puede que se deba también a él.
Creo que estamos ante un magnífico debut como director de Diego Luna, que sabe hacer un muy buen uso del lenguaje cinematográfico para llevar a la pantalla un guión complicado, altamente alegórico. Los planos están llenos de fuerza, y hacen patente una muy buena dirección de fotografía. A nivel interpretativo, poco puede objetarse: la película cuenta con un gran elenco, y Diego sabe dirigir a los actores con enorme habilidad a lo largo de estos intensos 83 minutos. Resulta sorprendente la naturalidad con que el jovencísimo Christopher Ruiz-Esparza interpreta el papel de Abel, con múltiples cambios de tono y miradas a la altura de las circunstancias.
Es una película bella, sincera, con la que reímos mucho… hasta que nos damos cuenta de que lo que nos está contando no es precisamente gracioso. Como ha dicho varias veces el director, la película, ante todo, habla sobre el profundo amor que una madre siente por su hijo. Muy recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antares
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28 de junio de 2010
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El trabajo de Diego Luna no se limita al histriónico y regresa de lleno incursionando como director en una película de ficción, basado en un niño que adopta las actitudes de la figura paterna debido a la falta de éste dentro del círculo familiar. Una crítica directa hacia el abandono y una exposición de las consecuencias de éste hacia el interior del grupo, con consecuencias inimaginables.

Lo interesante de la propuesta es el cambio constante de género, comienza con un drama difícil y conforme transcurre el tiempo se torna en comedia; la interpretación de los niños es natural complementándose con los experimentados Yazpik – Gidi a quienes el abandono y sobreprotección respectivamente alteran el orden de la pequeña familia. El trabajo en dirección de arte y ambientación juega un papel primordial para denotar la situación precaria en la que se encuentran Cecilia y sus hijos.

Un proyecto de gran interés, en el que indirectamente refleja la inexistencia de escuela para padres, tarea o labor que se aprende con el quehacer de todos los días. Diego Luna avanzando con su productora, un acierto para su curriculum como director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Coleccionista Visual
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23 de septiembre de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dicen los expertos que los primeros años de vida, los afectos y cuidados recibidos durante la niñez, configuran en gran medida la personalidad del sujeto. Nos dicen que las ausencias dificultarán la integración y felicidad futura.

Diego Luna protagonizó a principios de década un film, «Y tu mamá también», que coincidió en el tiempo con «Amores perros» e inauguró un período de influencia y divulgación para el cine mexicano. El actor asume ahora por primera vez el papel de director para presentar «Abel», cuyo nombre trae el recuerdo de aquel personaje de la infancia de la humanidad al que la fortuna hermanó con el mal.

La niñez frente al abandono es el tema principal de esta ópera prima. La intrahistoria de un posible México actual en el que la figura del macho queda en mal lugar, lo que Diego Luna parece narrar con gran conocimiento de causa.

El relato sigue un desarrollo clásico, lineal y con buen ritmo, apoyado en interpretaciones loables y dosificando la información para crear siempre cierto suspense. Sabe mantener un agradable sentido del humor que realza la trascendencia del argumento.

«Abel» contiene una emocionante inmersión en una límpida reserva de agua, metáfora de iniciaciones, que hará las delicias de los más sensibles. Crea la duda acerca de la capacidad de curación en los hospitales para ciertas dolencias, así como sobre la utilidad de las falsas identidades que uno puede irse construyendo en su propia defensa.

Este sencillo y sincero film inauguró la sección Horizontes Latinos del pasado Festival de San Sebastián, siempre rica en excelencias, y se estrena en salas comerciales el 1 de octubre.
Inaki Lancelot
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23 de marzo de 2011
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta los títulos de crédito finales y la agradable tonada de Julieta Venegas que los acompaña, no he pillado lo que quería contar Diego Luna. En ese momento me he dado cuenta de que "Abel" es el reflejo en el cine de ese movimiento musical abanderado por Devendra Banhart o CocoRosie que trata de modernizar el folk bajo unos parámetros harto peculiares. Veamos: la falsa temática infantil, la estética indie, el aroma a autoconsciencia, el sentido del humor un tanto esquizofrénico y la obligación post-moderna de que la historia carezca de significado o intención (aunque al menos tiene climax). Si me permiten ser tan esnob como los integrantes de ese movimiento, lo definiría como una sencillez ampulosa.

Pero lo importante no es esto, sino si hay talento o no, y la respuesta es que a medias. La idea central es una mina de oro poco explotada que propulsa la narración en todo momento, excepto en un lento arranque que puede considerarse pecado en una película de solo 70 minutos. Sobrevuela constantemente la sospecha de que se trata de un corto alargado, aunque hay suficientes atisbos de calidad como para considerar al señor Luna un director al que seguir la pista.

Volviendo al principio, quizá algún entendido se lleve las manos a la cabeza al ver la comparación entre la amiga Julieta, el ex-novio de Natalie Portman y las hermanas musicales más requetemodernas del universo, pero sin duda se deberá a la peculiar manera de valorar el talento de los españoles. Aquí solo hay un parámetro válido: la popularidad. Julieta suena habitualmente en la radio, le gusta a gente poco sofisticada y ha osado llegar al disco de oro en varias ocasiones. Si la chica sabe entonar o componer es otro cantar (nunca mejor dicho), porque la hoguera ya se ha encendido. ¿Recuerdan la surrealista polémica por su inclusión en el cartel del FIB?.

Si hablo de esto con retranca es porque yo también pertenecí a esta secta de gente poco lista (aunque declaro en mi descargo que nunca fui de los más talibanes) y durante años me negué a escuchar a artistas como Calamaro, Sabina, Héroes del Silencio o M Clan con aquellos argumentos tan irrefutables. Un tipo de gente por cierto, que siempre se siente autorizada para ensañarse con la mediocridad reinante en nuestro país pese a cumplir a rajatabla aquella máxima que dice que aquí al que destaca se le corta la cabeza. País de envidiosos...
Felipe Larrea
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25 de julio de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Valoración: 8/10

Con permiso de Argentina, quizás sea Méjico el país que más está revolucionando el panorama cinematográfico latinoamericano con su incipiente industria. Diego Luna es uno de sus actores más destacados e internacionales. Mucho ha evolucionado el protagonista de "El Búfalo de la noche" desde sus inicios en el mundo de la telenovela hasta convertirse en un productor y creativo que lo mismo se lanza al documental que dirige un serie de animación. Ahora se alía en la producción con John Malkovich y su compañero Gael García Bernal, con el que formó un dúo inolvidable en Y tu mamá también, para dirigir su primer largometraje de ficción.

El guión de la película, escrito por Augusto Mendoza y el propio Diego Luna, nos presenta a Abel, un niño de nueve años internado en un centro de salud mental aparentemente aquejado de algún tipo de autismo. Su madre decide reunirlo durante unos días con sus hermanos en casa, un hogar precario y sin la presencia de una figura paterna. Sin previo aviso, Abel decide suplir esa ausencia asumiendo él mismo el papel de cabeza da familia, con tronchantes resultados para todos hasta que su verdadero progenitor regresa del extranjero. El conflicto está servido.

La historia de Abel es bien sencilla, un minimalismo que ya hemos podido ver en otras producciones mejicanas como Lake Tahoe. Al igual que sucedía en aquel trabajo de Fernando Eimbcke, los protagonistas abordan a través del realismo mágico el tema de la comunicación familiar, al identidad y la pérdida desde el punto de vista del niño, al que la cámara se adapta en todo momento. Cuando Abel asume el papel de padre y su familia le sigue el juego, la interpretación va mucho más allá de jugar a ser adulto. Es toda una reconstrucción de las relaciones que parte de cero. De hecho, dice mucho que el niño sea mucho más creíble en su rol que ese otro padre inmaduro e irresponsable.

Diego Luna ha hecho una estupenda labor de dirección de actores, empezando por los hermanos en la ficción y la realidad Christopher y Gerardo Ruiz-Esparza, siguiendo con una habitual de los seriales infantiles televisivos como Geraldine Galván y terminando con los veteranos Carlos Aragon y la maravillosa pareja formada por Karina Gidi y José María Yazpik, aunque evidentemente el pequeño protagonista se llevan la palma por la apabullante e inquietante credibilidad de su interpretación. A destacar también la fotografía detallista y desenfocada de Patrick Murguía, uno de los talentos emergentes del cine mexicano.

Así, este segundo trabajo de Diego Luna es al fin y al cabo una historia pequeña, modesta y entrañable que no oculta su condición de drama pero lo maquilla con un humor teñido de surrealismo que algunos críticos de Cannes han identificado con los trabajos de Michel Gondry y Wes Anderson. A Diego Luna le queda mucho terreno por explorar -y mejorar- pero lo que vamos descubriendo de su mano convence.

- Keichi -
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RavenHeart
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