Perseguida

Uno de los títulos menores de ese fotógrafo metido a director llamado Rudolph Maté del que hemos recibido una filmografía muy irregular.

“Perseguida” es como digo uno de sus trabajos más prescindibles, ya que intenta sin éxito aunar en una misma cinta el cine negro, el thriller y la aventura exótica, quedándose a medias de todo.

El plantel no tenía a priori desperdicio pero está muy desaprovechado. Robert Mitchum casi se puede decir que pasaba por allí, Linda Darnell estaba en horas bajas y se encontraba a punto de dejar el cine por sus problemas con el alcohol y ya nunca volvería a ser la misma de antes, muriendo trágicamente en un incendio unos años más tarde. Quizás el más consistente es un joven Jack Palance, especialista en sus primeros años en personajes de gángster, pero que el guión no termina de sacar partido.

Lo más recordado de esta discreta cinta sea toda la escena del teleférico que al menos tiene gran fuerza visual, pero que le aleja mucho del sentido primigenio que se buscaba de historia oscura.

Y como siempre y por enésima vez, Sudamérica se convierte sólo en un marco geográfico sin vida propia, donde un grupo de angloamericanos solventan sus diferencias.

Bastante flojita esta película de Maté, que acaba siendo una mezcla de géneros y consigue no funcionar en ninguno. El caso es que el reparto podía dar para bastante más, pero Linda Darnell ya parece físicamente de bajón, Robert Mitchum lleva un despiste que no se tiene (normal) y Jack Palance (que es quizá lo mejor de la película junto con los escenarios mejicanos), hace lo que puede pero no consigue salvarla. El guion es bastante absurdo y la ejecución también. Los efectos han quedado muy obsoletos, como es evidente. No es que no sea decente, pero es rutinaria a la par que confusa, cosa difícil.

Una mujer joven, resulta amenazada y perseguida por un gángster (Palance). Logra evaporarse por las calles, pero el individuo la sigue de cerca. El escenario es Sudamérica, quizá México. Por otra parte, ella está enamorada de un boxeador (Mitchum), posible blanco por carácter transitivo de una tragedia. Todo esto no es más que un relativamente prolongado preludio del verdadero centro de la acción, que se desarrollará alrededor de un teleférico. Esta división espacial es pareja con la calidad del film y el interés cuya gravitación recae eminentemente sobre este segundo acto, aunque hay momentos más o menos logrados en el primer fragmento, más discreto. De cualquier modo, parodiando el título, esta segunda chance, ofrecida por el segundo acto, la rescatan plenamente y dejan un recuerdo agradable. 7,6

Pero que muy curioso film de género negro, que parece estar escrito bajo los efectos de una indigestión de peyote.

Comienza como un genuino trabajo de puro género negro, para más adelante ser una película de amor y al final de catástrofes.

La película se ve sin problemas, pero es más por la curiosidad de cómo van surgiendo los acontecimientos, tal es su deslavazamiento, que porque guste de veras, pues tiene incluso partes anodinas y repetitivas.

Como anécdota de rodaje, los dos protagonistas masculinos eran considerados como dos de los tres más duros de Hollywood. El director explotaba la supuesta rivalidad. Así se llegó a la pelea en el teleférico. Palance le pegó un buen puñetazo a Mitchum, sin avisar, a lo que Mitchum le dio un buen golpe en el estómago. Palance vomitó sobre el hombro de Mitchum.

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Película muy pobre de la RKO que sirvió como una mera excusa para intentar entrar en las producciones de 3-D. La trama es muy floja, la interpretación muy poco convincente con la excepción de un interesante Jack Palance que físicamente da miedo y por momentos se pasa cierto agobio pensando en el dolor de pies que debe pasar Linda Darnell mientras corre por calles escarpadas y sin asfaltar, subida en unos taconazos propios de la época. El desenlace en el teleférico en su día y en 3-D quizás debió causar cierta impresión al público pero hoy día esta peliculita no hay por donde cogerla.