La posesión de Joel Delaney

Durante finales de los 60, hasta principios de los años 70, se dio algo interesante en Hollywood, cuando el público se empezó a cansar de las super producciones, Hollywood, empezó a tratar de atraer al mismo, con historias raras, y como han hecho en todas su historia, tratando de copiar otros éxitos, para prueba esta historia que en cierta medida tiene sus cosas de El bebe de Rosemary, esa aura sórdida, la ciudad de New York, opaca, casi claustrofobia, los temas de las posesiones demoníacas y la usurpación de almas, muy en boga en el cine de terror de la época, la receta consistía en una estrella del antiguo sistema, una historia rara, y mucha sordidez, incluso hasta se llega a coquetear con el incesto, pero sin profundizar en el tema.
En el caso de la posesión de Joel Delaney, exceptuando dicha posesión, en el resto es un thriller, bastante mediocre, que si no fuera por su atmósfera, no habría nada que rescatar en el mismo, exceptuando la interpretación de Shirley MacLaine.
La historia es aburrida, y por momentos hasta cae en el humor involuntario, creo que es de esas películas que han sido olvidadas con justicia.

Waris Hussein, realizador de origen indio pero educado en Inglaterra aunque ha trabajado casi siempre en los Estados Unidos para la televisión, se adelantó con éste thriller sobenatural a lo que muchos consideran una antesala, algo modesta, de “El Exorcista”(The Exorcist,1973) de William Friedkin.

La propuesta no es mala en un principio pero se hunde en un metraje lento cuando el eje perturbador del argumento es lo que debería demostrarse como algo contrario : una atractiva trama con su adecuado y pegadizo suspense por lo que se consideraría un producto menor por no decir olvidable del género.

En las calles de Nueva York se cierne la misteriosa sospecha de que el protagonista que da título al film (interpretado por Perry King) acaba siendo poseído por un espíritu maligno. La hermana del poseso, (Shirley Maclaine) hará lo posible para protegerle sin que pueda evitar unos atroces asesinatos en las que sus víctimas eran próximas a él.

Un argumento innovador en su época pero desaprovechado por falta de ritmo e interpretación. Solamente un par de escenas gore intentan ofrecer impacto entre tanta suciedad y herrumbre en el Nueva York portorriqueño que es donde se sucede parte de la acción como escenario misterioso y sobrecogedor.

El diector Waris Hussein se pasó a los telefilmes tras tomar nota de una pelicula tan mal desaprovechada cuando podía habérselo tomado más en serio.