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Antoine y Colette: El amor a los veinte años

Drama. Comedia Segunda película realizada en torno al personaje de Antoine Doinel tras "Los 400 golpes". (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
8 de septiembre de 2012
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1962 una serie de realizadores de diversas nacionalidades cercanos a la Nouvelle Vague decidieron colaborar en un proyecto común. Así nació El amor a los veinte años, una antología de cinco cortometrajes dirigidos por Renzo Rossellini, Shintarô Ishihara, Marcel Ophüls, Andrzej Wajda y el propio Truffaut, quien recuperó al protagonista de Los 400 golpes para realizar su aportación. Antoine Doinel (nuevamente, Jean-Pierre Léaud) tiene ahora veinte años y ha conseguido independizarse gracias a un trabajo en una fábrica de discos. En uno de sus habituales conciertos conoce a Colette (Marie-France Pisier), de la que se enamora perdidamente.

A Truffaut le basta un cortometraje para retratar a la perfección esas relaciones de juventud en las que amor y amistad se confunden, aquí una experiencia de tintes autobiográficos. En este trabajo la música adquiere una especial relevancia, no solamente la de Georges Delerrue, sino también todas las referencias a la música clásica y popular -Berlioz, Brassens- que el director introduce en la historia. Aquí el espectador intuye el desenlace desde un primer momento, Antoine abandonado por otro, condenado a quedarse viendo la televisión con unos suegros no menos decepcionados. En efecto, aunque el cortometraje de Truffaut coquetea con la comedia, su final viene a demostrar que a los veinte años el amor es, ante todo, materia de desencanto.
Keichi
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27 de diciembre de 2018
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez más, te lo han vuelto a hacer Antoine.

Después de 'Los 400 golpes' una serie de directores se unieron para realizar una película en la que se contaban una serie de historias de amor de diferentes clases y protagonizadas por diferentes actores. La única que he conseguido ver es 'Antoine et Colette' que sigue la vida de Antoine (protagonista de 'Los 400 golpes' de François Truffaut) una vez independizado y con un trabajo en una fábrica de vinilos que le proporciona estabilidad económica.

Todos sabemos las carencias afectivas de las que "gozaba" Antoine hace 3 años. Era un niño que había sido engendrado sin deseo. Vivía con su madre, la cuál, no paraba de recordarle que prefería no haberlo tenido. Con un padre político pero no de sangre, que al ver lo problemático que era terminó por desentenderse de él, al igual que su madre.

En estos 30 minutos de metraje podemos ver como Antoine, en uno de los conciertos a los que acudía regularmente, conoce a una chica y, pasmado por sus encantos, cae totalmente enamorado. Conforme la conoce, ese estado de enamoramiento va en crescendo. Poco después aparece un problema del que el espectador es consciente pero Antoine, cegado por el amor, la ilusión y el deseo, no es capaz de percibir. La chica de la que Antoine está enamorada no le ve con los mismos ojos, ella ve en él un amigo, una persona con la conversar. Un individuo gentil, iluso e inocente con el que compartir ciertos momentos, pero nada más.

Es imposible no sentirse identificado con estos sucesos. Imposible no sentir pena por el protagonista, pero sobre todo, es imposible no acordarse de uno mismo con 20 años (o menos). Por aquellas veces que hemos estado en la situación de tener sentimientos hacia alguien y, con el paso del tiempo, ir percibiendo que esos sentimientos no son correspondidos. Y lo que es peor, enterarte de que esa persona tiene los mismos sentimientos que los que tú tienes, pero en lugar de hacia ti, hacia un tercero.

Te lo han vuelto a hacer Antoine. Te han vuelto a denegar el afecto que tanto buscabas y necesitabas pero tienes que ser consciente de que no es tu culpa, ni la suya tampoco. Vas a tener que seguir buscando, el amor y el afecto no es algo que se pueda exigir. Tiene que nacer de dentro, como a mí me nació de dentro ver está película y como me acaba de nacer de dentro escribir esta crítica. Todos tenemos derecho a recibir cariño, pero creo que vas a tener que esperar, querido amigo.

Totalmente recomendable por su sencillez, su corta duración y por expresar unos sentimientos tan profundos y apenados pero que reflejan la vida misma tan bien. El tema que trata se ha visto mucho durante la historia del cine pero es una muestra de que esta obra es totalmente atemporal y que nos perseguirá por siempre.

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Eufo
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14 de enero de 2012
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado ya 3 años desde que Antoine se escapara del orfanato, ahora vive en París una vida independiente y solitaria, ganándose el sueldo en una empresa discográfica, algo con lo que siempré soñó. Antoine pasa el tiempo libre con su único amigo, René, recordando con nostalgia momentos de su infancia, hablando de sus amores y acudiendo a conciertos de música. Pero un día, una chica llamada Colette entra en su vida, cayendo profundamente enamorado, pero parece ser que ella no lo ve de la misma manera...

A simple vista, ‘Antoine et Colette’ es sólo un mediometraje que Truffaut conformó para formar parte de la película ‘El amor a los veinte años’, junto a otros trabajos de reconocidos directores como Shintarô Ishihara,Marcel Ophüls, Renzo Rossellini y Andrzej Wajda, pero el maestro tenía otro as en la manga.... Bajo el planteamiento de una secuela (la primera de 4) de ‘Los 400 golpes’ Truffaut construye un genial relato (aunque mil veces visto) sobre amor adolescente, que a pesar de durar cerca de media hora, está lleno de verdades y realidades que nos ponen en la piel del personaje que ya nos conmovió en la cinta original, un Antoine enamorado (perfecta la guapísima Marie-France Pisier en el papel) y con el que todos nos sentiremos identificados. En la parte técnica, poco que reprochar, una voz en off nos mete de lleno en la historia, que avanza a un buen ritmo y que nunca pierde el interés. Una buena fotografía, geniales interpretaciones, y situaciones de lo más creíbles conforman otra visón más que notable del mundo de la adolescencia que sumar a la lista del maestro François Truffaut.

Poco más que añadir sobre una cinta sencilla pero verdadera, porque, al fin y al cabo ¿quién no se ha enamorado nunca de alguien que te ve con los ojos de la amistad? Yo creo que nadie.
Baco
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19 de noviembre de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En este corto o mediometraje, como se prefiera, Truffaut nos muestra a un Antoine de 17 años que ha conseguido cumplir su sueño de independizarse y forjar su propia vida. René sigue siendo su mejor amigo y compartiendo un espectáculo con éste, divisa en el público a Collete de la que se siente inmediatamente atraído.

Jean Pierre Leaud se vuelve a mostrar magnífico, al igual que François Darbon, padrastro de Collete. No me convenció tanto Pisier, Collete, probablemente Truffaut.... spoiler.

Personalmente disfruté de todos los encuentros entre Antoine y Colette, así como también de las ocurrencias de Antoine y de la simpatía de la familia de Collete. Muchos de esos encuentros entre Antoine y Collete nos harán sentir identificados y esbozar una pequeña sonrisa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Baemiquemi
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20 de septiembre de 2013
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero solamente ¿si es correspondido?... El final de "Los 400 golpes" nos dejó a un Antoine exultante y libre contemplando el ansiado mar, desconocido para él hasta ese momento. En este mediometraje Truffaut sigue la pista a un adolescente Antoine Doinel (que ahora se dedica a grabar vinilos en la empresa Philips), quien ha dejado atrás los golpes que le dio la vida en su niñez y afronta con ilusión los vaivenes que le han de llegar en su recién estrenada adolescencia.

Si en la anterior película se reflejaba la áspera infancia de un niño a quien han despojado del amor materno, en ésta se detalla sutilmente el despertar de un joven a los placeres mundanos: la música, la literatura y el Amor. Preciado sentimiento el del amor, pero es delgada la línea que lo separa de la amargura. Antoine conocerá ambas caras del mismo sentimiento, lo que seguramente influirá en algún momento de su futuro sentimental. Pero para eso deberán acompañarlo en las peripecias que tienen lugar en "Besos robados".

Especial protagonismo cobra la música, presente hasta en el más mínimo detalle, haciendo innecesarios los diálogos en algunas escenas.Y al igual que ocurre en otras cintas de la Nouvelle Vague, se erige un discurso entre aquellos que defienden el relevante papel que juega la cultura en la civilización humana y quienes ven en ella un mero absurdo que los aleja de su único propósito: la rentabilidad económica. Por fortuna, el ideal romántico defendido por Truffaut no se ha extinguido aún, si bien hay que buscarlo con algo más que una simple mirada.

Pequeña historia que sirve de nexo entre la infancia del personaje interpretado por Jean-Pierre Léaud y su entrada en la vida adulta. No resulta imprescindible, pero si recomendable. Disfrútenla.
Sirah Wiedemann
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