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Olimpiada

Documental Documental sobre los Juegos Olímpicos celebrados en la ciudad de Berlín en 1936. Divida en dos partes de 118 y 107 minutos, respectivamente, el atletismo ocupa buena parte de su metraje, incluida la primera parte en su integridad. La segunda incluye imágenes de gimnasia, vela, pentatlón, decatlón, hockey sobre hierba, polo, fútbol, ciclismo, hípica, remo, salto y natación. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
4 de junio de 2007
54 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y es que, ¿a quién se le ocurre ver las Olimpiadas de 1936? Sólo a incondicionales del cine y del deporte. Pero, más allá de esta premisa y de que las cuatro horas que dura el documental echarán atrás a más de uno, hay que señalar el dinamismo del montaje y la belleza de las imágenes consiguen que lo veas casi hipnotizado. Además, no hay que olvidar el valor de esta obra como documento histórico, no sólo por las implicaciones políticas de la competición, las victorias de Owens y demás, sino por su importancia en la historia de las retransmisiones deportivas (y, como curiosidad, de cómo ha cambiado el deporte en los últimos 70 años).

Pero, sobre todo, si existe un motivo para ver esta película aunque te dé exactamente igual saber quien ganó el triple salto en 1936, es que nunca el deporte ha parecido tan bello.
Dr Strangelove
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21 de diciembre de 2007
28 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
...O el deporte hecho belleza. La verdad es que este documental impresiona por sus imágenes cautivadoras, por sus planos innovadores y por el preciosismo de cada una de las pruebas olímpicas. Probablemente no se haya representado nunca el deporte de una manera tan pura y bella como lo hace Riefenstahl en el primer cuarto de hora de "El festival de las naciones". El manejo impecable de los movimientos a cámara lenta logra que algunas escenas trasciendan el mundo del deporte y del cine para lograr una fusión mágica que deja al espectador con la boca abierta. Todavía me acuerdo de como me sentí cuando vi a aquel lanzador de disco girando poco a poco... o a aquellos saltadores anónimos de trampolín tratando de alcanzar el cielo para caer luego irremediablemente a la piscina...Indescriptible.

Bien es cierto que sólo es recomendable para grandes aficionados al deporte ya que las casi cuatro horas que dura hacen que uno bien se quede anonadado contemplando esta joya o bien hacen que el menos aficionado lo deje de inmediato.

Y claro que este documental tiene una dimensión política, como la tenían los juegos de Berlín, que fueron probablemente los más politizados de la historia. Pero no por ello deja de mostrarnos las medallas y records de Jesse Owens y de otros atletas de color. En ningún momento trata de justificar o de probar la supremacía de la "raza" aria sobre el resto. Es más se aprecia como el público apoya a los atletas alemanes pero sin faltar al resto. Nunca se ha apreciado tan de cerca la comunión entre el público y los atletas y el documental muestra como tanto los unos como los otros son los protagonistas principales de esta fiesta del deporte que son los juegos olímpicos.

Enfín, que si eres aficionado al deporte y al cine no puedes perderte esta joya que transmite como ninguna otra la magia de los juegos olímpicos y la soledad, tan cruel y tan gratificante al mismo tiempo, del deportista frente al objetivo de la superación personal.
Nachito213
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4 de julio de 2016
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
En una entrevista en la que se le inquiere por el dramaturgo Jean Giraudoux, autor de los diálogos de ‘Los ángeles del pecado’, el director francés Robert Bresson se pregunta si el cine no es, ante todo, un arte plástica, en la que los intelectuales –en la acepción más positiva del término– están, en cierto modo, desplazados. “Ne sont pas tout à fait à leur aise” [No están del todo a sus anchas], dice exactamente.

La idea del intelectual como pez fuera del agua en el medio cinematográfico es seductora, pero me centraré en la primera parte de su reflexión: ¿Es el cine, ante todo, un arte plástica?

‘Olympia’, de la controvertida Leni Riefenstahl, apunta en esa dirección.

El film tiene dos partes, una primera centrada en las competiciones de atletismo; y una segunda en la que comparecen otras disciplinas (con la incursión, excepcional, del decatlón). Ambas partes comienzan con dos prólogos maravillosos, que quizás sean lo más inspirado de la cinta. El primero, estableciendo un paralelo entre las olimpiadas modernas y la antigua Grecia, tierra mítica de templos y esculturas. La llama olímpica, los relevistas, nos hacen vislumbrar a Prometeo. La estampa de los corredores con la antorcha es memorable. En el segundo prólogo, la cámara se cuela con los deportistas en el bosque y en lo que vendría a ser la villa olímpica o lugar de entrenamiento.

La plástica de los cuerpos, el uso del encuadre y del contrapicado, la coreografía, la luz, el movimiento –que evoca, para mí, un cine ‘futurista’– y la pericia en el montaje, hacen de ‘Olympia’ un hito que no tiene parangón en las retransmisiones deportivas.

Y luego está la propaganda, que ha dado pábulo a todo tipo de leyendas más o menos bien fundadas: la negativa de Adolf Hitler a dar la mano a Jesse Owens, que no hace mucho ha vuelto a la palestra con ‘El héroe de Berlín’ (‘Race’, 2016; de Stephen Hopkins); la rocambolesca eliminatoria entre los equipos de fútbol de Austria y de Perú; la exclusión de Gretel Bergmann de la competición, por ser judía… Todas estas polémicas quedan fuera del documental.

Alemania obtuvo 88 medallas (33 de oro) y fue, de largo, el país más laureado. USA obtuvo 56 (24 de oro). El resto de naciones se pierde en la distancia. Intuyo que el ‘führer’ quedaría más que satisfecho. En cuanto a Owens, es claro que tuvo más dificultades en USA que en Berlín.

La historia de la infamia nazi es posterior al evento retratado y quizás no deberíamos mirar ‘Olympia’ en clave partidista. Viendo los esfuerzos del régimen nazi por edulcorar lo que sucedía en los campos de exterminio, cuando organizaron, en 1944, la vergonzante pantomima de Theresienstadt ante la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja, sospecho que en 1936 se cuidarían muy mucho de dar muestras reales de lo que iba a suceder. Sea como fuere, yo en ‘Olympia’ no veo propaganda.

‘Olympia’ se nos muestra como un mano a mano entre Alemania y USA (en ausencia de la URSS, no podía ser de otra manera) con algún momento de gloria para la delegación de otros países. Es curioso ver al Reino Unido con un protagonismo que no se corresponde con sus resultados ni su clasificación; Francia, por contra, sólo aparece de manera marginal, pese a que tuvo una actuación más destacada. Para zanjar la cuestión, valga decir que ni siquiera se menciona el medallero.

Leni Riefenstahl apostó por hacer de la filmación documental un arte plástica y pagó hasta cierto punto por ser la musa del nazismo. Supo plasmar el movimiento de los cuerpos de forma magistral. En sus manos, la cámara dibuja cuadros que rebosan de expresividad cinética.

No seré yo quien juzgue la pureza de sus alegaciones en defensa de sí misma. No estoy en posición de bucear en los repliegues de su alma. Pero sin ella, al arte del documental le faltaría un eslabón. Y el cine vive más allá de toda ideología.
Servadac
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16 de septiembre de 2012
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje documental sobre los Juegos Olímpicos de Verano de 1936 realizado por la alemana Leni (Helena) Riefenstahl (1902-2003) (“El triunfo de la voluntad”, 1935). Se rueda en la Acrópolis (Atenas, Grecia), el Estadio Olímpico de Berlín, Berlín y en los platós de los estudios de Olympia Film, por encargo del Comité Olímpico Internacional. Se produjeron casi 250 horas de filmación, con la ayuda de más de 30 cámaras, la construcción de numerosas torres de acero, el montaje de plataformas y raíles y el concurso de más de un centenar de colaboradores. El montaje final deja el metraje en 118 minutos (1ª parte) y 107 minutos (2ª parte). Obtiene el premio al mejor film del Festival de Venecia (1938) y la medalla de Oro del Comité Olímpico Internacional (COI). Producido por Leni Riefenstahl para Olympia Film, Tobis Filmkunst y el Comité Olímpico Internacional (no acreditado), se proyecta por primera vez en público el 20-III-1938 (Berlín), tras 2 años de montaje.

Es el primer documental que trata de unos Juegos Olímpicos. Exalta el deporte, el esfuerzo físico, la competitividad, el espíritu olímpico, el deporte en grupo, la superación personal, el valor del triunfo y del premio, etc. Se complace en mostrar la plasticidad del cuerpo humano en movimiento, la complementariedad que se da entre el deporte y la naturaleza, la fascinación que Riefenstahl siente por la gimnasia y los grandes cuadros gimnásticos geométricos. No oculta la admiración que suscitan en ella los atletas que considera los más completos (ganadores de la decatlón).

Se detiene con especial delectación en la contemplación de lo que más le gusta: las evoluciones de los números de gimnasia individual y los saltos del trampolín. Les dedica encuadres a cámara lenta, compone tomas desde ángulos y alturas diferentes, recorta las siluetas sobre la inmensidad del cielo y presenta los atletas enfrentados a ellos mismos, aislados del público, las banderas, los escudos y el sonido ambiente. A través de series de imágenes (arquitecturas, esculturas…) confiesa su admiración por el mundo clásico de la antigua Grecia que impulsó y prestigió la práctica del deporte con la creación de los antiguos juegos olímpicos, de los que los actuales son continuación. Viejos y nuevos juegos olímpicos comparten un mismo espíritu, objetivos similares y modalidades deportivas comunes como el lanzamiento de disco, peso, martillo, etc.

Por lo que respecta a la creación de imágenes, la realizadora en esta ocasión va algo más allá de lo que había conseguido en “El triunfo de la voluntad”. Incrementa la longitud y variedad de los travellings, hace uso de la cámara lenta (gimnasia) y de la cámara acelerada (caballos), incorpora composiciones esteticistas (reflejos en el agua), construye la continuidad del movimiento mediante tomas filmadas siempre desde el mismo lado y con ángulos similares. (...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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2 de noviembre de 2010
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película Olympia fue estrenada en el Palacio de Ufa de Berlín el 20 de Abril de 1938, día del cumpleaños de Adolf Hitler, y es considerada hasta hoy en día como una obra clásica del cine no sólo documental. Desde entonces nunca se ha rodado un evento de forma similar a como Leni la realizó entonces por encargo del mismo Führer.
Si bien Ciudadano Kane (1941) supuso la introducción de técnicas cinematográficas anteriormente inusuales, en Olympia (1938) en un trabajo asombroso de planificación se introduce la cámara lenta, tomas subacuáticas, tomas desde gran altura, tomas a ras del piso poniendo la cámara en pozos especialmente cavados para ello, tiros en ángulo, tomas panorámicas aéreas y movimientos de cámara sobre rieles para tomas precisas a gran velocidad. Sólo de esta forma se llega a tener una visión del esfuerzo y la motivación por la superación personal del deportista en todo tipo de prueba (saltos de altura, pértiga, trampolín, carreras distancia, carrera ciclista…).
Se hace lo suficientemente amena tratándose de un documento de casi 4 horas en el que además de lo anterior también se observa la comunión del público con el evento, los deportistas y sus compatriotas con el juego limpio de telón de fondo. Como anécdota, en la carrera de maratón se congregaron más de un millón de personas.
Evidentemente tratándose de las Olimpiadas de 1936 nuestra participación no existió si bien Barcelona fue candidata para la realización de la misma y cuando se eligió a Berlín se trataron de organizar paralelamente las Olimpiadas Populares en la ciudad condal fruto del boicot de algunos países a dicha organización con Hitler en el poder. Este evento hubo de cancelarse por el comienzo de la Guerra Civil.
Con respecto a Leni, una lástima que por motivos ajenos a su profesión no hayamos podido disfrutar de más obras de esta directora cuya impronta seguirá grabada en la historia del cine mundial con películas como "El triunfo de la voluntad" o esta misma, "Olimpiada".
pjready
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