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Uncertainty

Drama. Romance Una joven pareja (Bobby y Kate) recibe con entusiasmo la noticia de que ella está embarazada, aunque la incertidumbre sobre su futuro les inquieta. El lanzamiento de una mágica moneda les plantea dos realidades alternativas: en una de ellas, la pareja está en casa de la familia de Kate celebrando con una barbacoa el 4 de julio; en la otra, Bobby encuentra un móvil olvidado en el asiento trasero de un taxi y decide encontrar a su dueño ... [+]
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
21 de mayo de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Untertainty (Incertidumbre) es una película rara. Plantea dos historias paralelas diferentes para los dos personajes principales, una pareja de de Nueva York. Siguiendo rumbos totalmente diferentes, las historias son opuestas: en una prima la emoción, acción, persecución y el misterio; la otra se mueve entre la familia y las relaciones de pareja con un ritmo más pausado.

La pregunta es: ¿qué nos quieren decir los directores/guionistas? ¿Hay siempre dos caminos qué tomar? ¿La vida está basada en coincidencias o bien en el destino? La incertidumbre es el azar, el misterio del destino. Supongo que la película no pretende ir más allá desde el punto de vista existencial o filosófico, simplemente plantear una alternativa a la realidad. Las dos historias se complementan bastante bien y no se suelen romper el ritmo la una a la otra.

Según el principio de incertidumbre de Heisenberg: "Cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal y, por tanto, su velocidad. Esto implica que las partículas, en su movimiento, NO tienen asociada una trayectoria bien definida".

Supongo que se podría aplicar también a las personas.
uoho7
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22 de septiembre de 2011
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los dos realizadores independientes Scott McGehee, David Siegel, plantean con Uncertainty una película casi tan extraña como su propia filmografía. Y no porque su argumento no se haya visto antes (me viene a la mente Dos Vidas en un Instante, por ejemplo), sino por la manera en que este está tratado en el sentido visual, de manera excelente, y en el desarrollo de la historia, aquí mucho más fallida.

Y es que el principal problema de Uncertainty es que no queda muy claro lo que los realizadores quieren contar. Si lo que tratan es de construir una metáfora sobre el poder de nuestras decisiones en el devenir de nuestras vidas, su película peca de superficial y de no ahondar en un tema que merece mucha más atención. Pero el problema del guión no es tan solo ese: sus metáforas, si es que son eso, tampoco funcionan, pues no llegas a entender los principales McGuffins de las dos historias (el perro y el teléfono), en parte porque ambas historias tienen infinidad de agujeros de guión, de obstáculos irresolubles que son ignorados, y de personajes que no llegan a comprenderse.

Además de eso, una de las realidades paralelas/alternativas/o lo que sea funciona, y la otra no lo hace, grave error teniendo en cuenta que es una película fragmentada en dos argumentos que no tienen nada que ver. Por eso la intriga de la historia de “amarillo” consigue mantenerse a flote gracias a su ritmo, pese a lo improbable que es; y por eso la historia de “verde” no lo hace, pues su conflicto dramático no funciona en la medida en que no tiene suficiente importancia ni para sus realizadores, ni para sus personajes, ni para nosotros mismos.

Pero hay que apreciar el original enfoque visual de una cinta que es en sus imágenes en lo que mejor funciona, en el cuidado tratamiento de esos dos colores mencionados, en la fascinación arquitectónica evidente que sus realizadores sienten por Nueva York, y en la doble ración de Joseph Gordon-Levitt y Lynn Collins, dos actores más que efectivos y que hacen muy buena pareja juntos, pero que han estado en mejores películas.
jaly
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15 de octubre de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca mejor bautizada esta película. Incertidumbre refleja el sentimiento del espectador ante la historia que el director desarrolla ante sus ojos. No hay pistas ni concesiones al público. Tanto es así, que me sentí estafado. La película podría haberse llamado "Incertidumbre o el arte de no decir nada en 100 minutos". Si en algo se aprecia el dinero que cuesta la entrada y el tiempo de verla, tratar de evitar esta película. Si no se puede evitar -caso de esposa o novio insistentes-, llevarse un buen almohadón para la cabeza o almohadilla cervical. Procure no roncar.
corchea
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6 de junio de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos vidas, dos caminos, alguna coincidencia. Puede que el destino de nuestra vida lo marque nuestro caracter, nuestra forma de ser. En las dos historias paralelas es posible que los personajes sean los mismos, pero no sus caracteres.
En una son arriesgados, incansables, temerarios, en la otra tranquilos, pausados, sin más que una pareja más, valga la redundancia.
¿Qué rumbo tomará tu vida?
Solamente las decisiones que tomes lo dirá, las decisiones que tu caracter te dicte tomar...
Toca varios temas sin llegar a ahondar en ellos, la primera paternidad, el futuro laboral, la inmigración, el amor, todo ello visto desde un punto de vista de una responsabilidad contenida en un caso, y de una frenética ilusión por solucionar sus vidas de un plumazo a golpe de 500.000 dólares.
No me he sentido identificado con los personajes y, por tanto, queda muy lejos de tocarme la fibra.
Aún así, la idea, el concepto, bién explotado y con otras situaciones de fondo podría ser una gran película para realizar.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cristian
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13 de mayo de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Incertidumbre, nombre más que apropiado para una idea que no se supo confeccionar, ni desarrollar ni llevarla a buen puerto, donde observas retazos sueltos de por dónde crees que quería conducir a los personajes, su responsable, pero no dejan de ser especulaciones subjetivas que surgen ante un desconcierto que, en lugar de crear expectación e interés por descubrir dónde te llevarán, qué les sucede, causa un desapego emocional, auditivo y visual que, visto desde otro punto de vista, no deja también de tener su mérito y acierto.
Brooklyn y Manhattan, conectadas por un puente que permite a los protagonistas moverse entre dos vidas, la amarilla-intermitente que nunca decide y duda ante todo/la verde-afirmativa, de decisión tomada y camino libre para su andadura, una plena de peligros, aventuras, correrías incesantes de destino ignorado y adrenalina constante/la otra familiar y hogareña, donde florece la seguridad de los sentimientos en pareja, del gusto por tu trabajo, de la comodidad de estar bien asentado, una antítesis caos/estabilidad que pretende ser el juego atractivo que capture al público, poder moverse aleatoriamente entre dos realidades físicas para vivir en plenitud completa todo tipo de experiencias, el ying/yang personal desdoblado en dos parejas que exhiben lo que es su vida en cada zona donde, la buena acción realizada en ambas, en una se gratifica/en otra es conflicto del que huir, ansiedad que sentir, miedo que sufrir y codicia que aceptar.
Y hasta aquí hemos llegado pues, tan apetecible argumento se estropea el sólo al estrellarse y anularse ante su propia incompetencia y desconocimiento de dónde querer ir, qué querer contar o cuándo explotar porque a Scott McGehee, escritor,director,guionista -junto a David Siegel-, de este engaño no pretendido, le confieres media hora dubitativa para ver si coge forma, despierta tu apetencia y vamos iendo por camino de inspirada motivación pero, pronto tienes que admitir que, el susodicho, despertó de su sueño mucho antes de imaginar su objetivo y destino, que lo único que tuvo en mente cuando inició este proyecto fueron ocurrencias libres, alternas y difusas sobre un conglomerado al que deseaba dar forma pero que nunca se completa, que se queda en pastel destartalado sin sabor, forma y cocción indebida que se pierde ante la ineptitud estéril de su artificiosa andadura.
Arruina, con descaro culpable de quien no sabe lo que hace y rellena a ver qué sale, lo que, en principio, era suculencia grata a la que estabas dispuesta a darle una oportunidad pero ante la ausencia de picardía, cautividad y recepción gustosa tu voluntad cede, se apaga y surge el triste desinterés de quien se lleva la decepción del momento al abrir el regalo y descubrir que la magia seductora de la ilógica, la sinrazón se ha consumido sola por inutilidad de corolario y debilidad de muestrario.
Intenta comerse el mundo con su originalidad y no da para bocadillo rápido que cubra necesidades mínimas, ni para tentempié ligero, sin fortuna en su razón práctica y desconcierto en su creación teórica, el desorden se convierte en fastidio de una tortura que nunca debería haber surgido pero se cuela, inevitablemente, en la carta de un innovador restaurante que no tiene futuro pues los comensales de un lado corren y se exponen al peligro/los del otro, apaciguados, disfrutan de su armonía y tú, en el centro, aburrida pues no encuentras conexión alguna entre ambos, ni correlación que analizar, ni vínculo que extraer sólo un hermoso puente, de una fantástica ciudad, utilizado como excusa para este galimatías y despropósito donde todo él es un enorme y desbordante talón de Aquiles.
Dos formatos, misma personalidad/diferente escenario, combinación alterna de dos existencias, cuando te cansas de una pasas a la otra, tiovivo en el que sólo ellos se divierten, tú a verlas venir sin sentido y con paciencia que ni se ganan ¡ni merecen!

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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