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El caimán

Comedia. Drama Paolo Bonomo es un productor de películas de serie B que atraviesa un momento particularmente crítico: está en trámites de separación de su mujer Paola, y además su productora no va demasiado bien. Un día le ofrecen un guión para hacer una película sobre Silvio Berlusconi y acepta la propuesta. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
30 de abril de 2007
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con el estreno de “Il caimano” en Cannes ha ocurrido algo similar al pase de prensa que tuvo “The Fountain” de Aronofsky en Venecia: la mayoría de medios digitales en español copiaron literalmente lo ofrecido por su génesis dejando la sensación de verdad absoluta.
Desconozco el grado de estafa, la variable del número de aplausos sobre pitidos y si algún radical prendió fuego a la sala. En realidad, no me cuentan nada ya que me cuenta lo mismo, por lo que no es de extrañar que las distribuidoras españolas se hayan hecho eco de esta sensación dilatando el estreno con un ‘próximamente’.

Algo insólito para una cinta estrenada en Italia en marzo del 2006 con bastante éxito de taquilla y un director que forma parte del panorama internacional. ¿El público español tan sólo está preparado para “Manuale D'amore” y similares?
Y razón tienen los medios ya que la cinta de Nanni Moretti no es lo que muchos se esperaban aumentando la indignación con el siguiente diálogo que aparece en su filme:
“Es absurdo que, en Italia, nadie haya hecho una película sobre Berlusconi. En América, sobre el presidente hacen de todo: películas políticas, cómicas, policíacas, historias de amor. Aquí, todos tienen miedo.”

No sé hasta que punto podrá escandalizar o hacer que se revuelva de indignación Berlusconi. En mi opinión, el Moretti de “Il caimano” no es el Michael Moore italiano y dudo que esos sean sus objetivos. Los valores de está película son totalmente distintos: un peculiar homenaje a la serie B, un toque alleniano y cómico en las relaciones de pareja, las metáforas, la sátira y esa división narrativa sobre un inviable guión que fragmenta la propia película.

Pese a que Nanni Moretti se reserva la recta final para robar y recuperar todos los primeros planos que le habían sido arrebatados en hora y media y el papel de la directora/guionista, como bien indica Macarrones, resulta inverosímil, “Il caimano” tiene momentos interesantes y alguna secuencia brillante como esa carabela atravesando una ciudad nocturna y desértica.
Maldito Bastardo
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19 de mayo de 2006
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La descomposición de un país (la Italia de Berlusconi) y de una familia (la de un productor de películas cuyo negocio es un fracaso) se reflejan en esta película de Nanni Moretti, que parece empeñado aquí en ser una especie de Woody Allen mediterráneo. Hombres maduros en crisis, feuchos, apocados y verbosos, que se enamoran de mujeres mucho más jóvenes, guapas y listas; sátiras sobre el mundo político y artístico; homenajes cinéfilos; costumbrismo contemporáneo mezclado con dosis de ingenio. Los mejores momentos son los más histriónicos y satíricos, los peores, los sentimentales (especialmente los que tienen que ver con la guionista-directora de "El caimán", personaje bastante blandito e inverosímil desde su primera aparición).
Macarrones
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3 de agosto de 2007
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quien ha padecido en su tierra, Argentina, gobernantes tan patéticos y siniestros como Berlusconi (con menos millones seguramente), esta película impacta particularmente. Los mejores momentos sin duda son aquellos vinculados al humor y los más flojos a las escenas dramáticas, a tal punto que algunas de ellas podrián haberse omitido, pero mantiene siempre la atención del espectador a fuerza de una trama entretenida y algunas sólidas actuaciones.
En definitiva este noble film, sin ser de denuncia (afortunadamente), nos muestra la descomposición moral y política de un país, tan dolorosamente parecido al mío, que durante muchos años ha sido rehén de un millonario grotesco, digno de inspiración para algún "malo" de la serie de James Bond.
Marlowe
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15 de agosto de 2012
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ciertamente, la película no es una mera crítica a la Italia de Berlusconi, ni es un ataque feroz a la figura humana y política de este "personaje". El film toca muchos más temas, Berlusconi es sólo la personificación más de una Italia que se va desmoronando, como una destartalada carabela a la deriva que pretende regresar a casa...

Moretti toca multitud de temas: la pareja, la política, la soledad, el fracaso, la hipocresía social, el paso del tiempo, la familia. Y, sobre todo, lo personifica en un protagonista que en principio parece el alter ego de cualquier artista comprometido con la denuncia política. "El caimán" es un sincero homenaje al cine en su concepción más artesanal, pero también transmite un mensaje muy humano y a la vez muy desolador. Sí, Berlusconi es un impresentable, la situación política en Italia es el hazmerreír del mundo, la democracia es una mera falacia... Pero lo que de verdad nos duele es ver a la persona a la que queremos sentada con otro en la mesa de un restaurante.

En esta película, Moretti está más Woody Allen que nunca (me ha recordado mucho a Manhattan, algunos planos son homenajes evidentes). Como muchas películas de este director, el film tiene un punto deslavazado, como si las piezas del lego se resistiesen a encajar. Algunas escenas me han parecido muy divertidas, en otras dan ganas de pedir la hoja de reclamaciones... Y, quizá por eso, "El caimán" tiene también ese toque de frescura tan particular de Moretti.
rober
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14 de abril de 2020
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El humor de Nanni Moretti, perfumado de ironía, desarropando los absurdos de la naturaleza humana, dignificando el desconsuelo. Sea cual sea lo que nos quiera contar, todo es una excusa para mostrar el lado humano de la realidad; o sea: los errores que cometemos en nombre del amor, la amistad, la familia, el poder, la política o el partido de fútbol 8 de nuestro hijo. Con el convencimiento, por su parte, de que seremos más terrenales cuanto más ridículamente nos comportemos.
Por supuesto que tampoco falta en El caimán la crítica inteligente y desinfectante contra la imbecilidad, porque si algo tiene claro el ilustre italiano es con quién hay que practicar el valioso ejercicio de la risa: la cáustica y la que dulcifica el corazón.

Lo que importa en esta comedia, con retro paladar acibarado, no es la figura de Berlusconi; aunque participe como gancho y los dardos más ponzoñosos y merecidos sean para él.
Lo que nos preocupa, como espectadores, es ver qué se puede hacer con los añicos de la vida de Paolo Bonomo (nunca un apellido fue tan apropiado). Porque deseamos que le vaya bien, porque no entendemos que alguien tan ingenioso, tan próximo, tan buen padre..., esté pasando por un trance tan inmerecido.

Las sociedades deberían mirarse algo más en los intelectuales que aman a sus países y a sus gentes, y algo menos en los avariciosos vende-patrias. Forza Moretti.
Sinhué
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