Dentro de mis sueños (In Dreams)

No se deje engañar por el reparto o el director, o el dinero gastado en decorados. Esta peli es uno de esos bodrios de sobremesa que se perpetran a diario en la TV, donde una señora de clase media (bueno, ahora con la crisis la tía es rica, qué narices) y bastante cortita es acosada por el malo de turno y su marido no la comprende. Hasta que se produce la desaparición de su hija, hay un leve esbozo de guión, aunque lleno de topicazos y lugares comunes, pero como el desarrollo de los personajes es tan vacuo y tan flojo, la verdad es que acaba importando bien poco lo que les pase; lo único que está trabajado es la ambientación y las imágenes subacuáticas, el resto es un trasunto sin gracia de Blancanieves y la bruja mala.
Lo peor es que vas anticipando sin equivocarte qué es lo que va a pasar, porque ya lo has visto repetido mil veces en las peores pelis del género. A partir de que aparece el malo, en un papel absurdo e incongruente que causa vergüenza ajena (y te hace pensar lo necesitado que debía de estar el actor para coger un personaje así), el guión desaparece y todo es un cúmulo de despropósitos y toneladas de manzajas rojas... por si te has dormido y no has pillado lo de Blancanieves.
Olvidable al cien por cien.

Excelente actuación de Annette Bening en una cinta que transcurre envuelta en un poco estimable halo de telefilme y que, no obstante, posee una estética poética y atractiva. Junto al buen trabajo de esta gran actriz, nos encontramos con un reparto actoral mediocre dando vida a unos personajes insuficientemente desarrollados.

Por otro lado, la película toma como punto de partida una idea interesante cuya hilatura resulta acertada en algunos sentidos, pero exigua en otros. De este modo, se dejan inexplicadas ciertas cuestiones que, sin ser decisivas para la comprensión global de la historia, representan vacíos argumentales, ya que tras un inicial esbozo, no se les dota del relleno y del significado que cabría esperar.

Pese a todo lo anterior, “Dentro de mis sueños” se deja ver y ofrece entretenimiento, conflicto y tensión. Vamos, que para pasar una tarde de domingo no está mal, pero, lo dicho, “entretenidilla” y poco más.

Fallida por todos los lados, no merece la pena gastar el tiempo de verla.

Empieza creando cierto ambiente y expectativas. Sin embargo, la película decae totalmente. Es molesto que se desarrollan personajes, que ocupan tiempo y recursos de la historia, para después no volver a verlos más y que no aporten nada: el marido, el policía, el psiquiatra... Un desastre. Los ambientes no funcionan, los personajes no te importan, la tensión no existe. Las escenas paranormales no inquietan, y encima no tienen sentido una vez sabemos lo que pasa. Y el ridículo final justiciero es para lapidar al culpable. Es sencillamente una película tonta de principio a fin.

Y no es que le pidiera mucho, depende de ante lo que me ponga, no soy exigente.

Neil Jordan, con la soberbia "Entrevista con el vampiro" (1994) a sus espaldas, nos trae una historia en la que las pesadillas nocturnas son más que meras influencias de los miedos cotidianos.

Jordan recurre a su conocido estilo de oscura ambigüedad y con una puesta en escena de alto formato, con lo cual consigue mantenerse a un nivel técnico por lo menos aceptable. Es precisamente la buena factura de la película lo que la hace pasar la frontera entre un elaborado telefilme de sobremesa y una historia de suspense con toques paranormales.

A pesar del buen hacer de Jordan, "In dreams" no llega a alcanzar las dosis de tensión necesarias para que, considerada como un todo, el filme se pueda entender como una entidad global y no como una sucesión de hechos, cada uno más rebuscado que el siguiente, por los que a Annette Bening le van siendo revelados mediante unos extraños sueños. La propia entidad de estos sueños, más propios de Freddie Krueger que del más onírico David Lynch, provocan en la protagonista una progresiva decadencia cuyos efectos son devastadores no sólo para su estado anímico, sino también para la gente que la rodea.

Lo más destacado del filme, además de la buena factura del mismo, es la actuación de Annette Bening, dando fuerza a un personaje no demasiado complejo pero sí necesitado de mucha fuerza dramática. Por otro lado, los escasos pero importantes minutos en los que aparece en escena Robert Downey Jr. merecen una mención aparte. También podríamos destacar algunas escenas como las secuencias submarinas, adornadas con una inquietante partitura de Elliot Goldenthal, cuyas notas siempre han acompañado a Neil Jordan en toda su obra.

Se puede recomendar "In dreams" por ser un ejercicio de suspense, interesante pero sin rigor, bien rodada pero pobre en virtudes. Una de cal y otra de arena, sí, pero en ese equlibrio está su ínfima, pero existente, grandeza.

Tras unos primeros minutos que te recuerdan sospechosamente a aquella tan extraña de "Bajo aguas tranquilas" (2005) se suceden dos o tres misterios que por arte de birlibirloque se mantienen hasta la recta final. Las pesadillas de Claire (Annete Bening), un pueblo sumergido tiempo ha, que parece guardar un secreto, y un asesino en serie forman un triángulo sólido en el que levantar una trama entre la intriga y lo fantástico, que de eso va la película. Lo bueno es que tal situación te genera preguntas pero lo malo es que, o bien no las contesta, o lo hace mal.

Me temo que lo mejor de "Dentro de mis sueños" es el pedazo de obra de teatro de "Blancanieves" con la que nos deleitan los nenes, con caballo incluido, en especial la gran actuación de la bruja malvada. Alguna señorita insistirá en que es Aidan Quinn de piloto y gafas de sol por más que Claire se olvide por completo de él. El caso es que se abusa de sueños premonitorios, del pasado o conectados entre sí, salpicados encima con fenómenos paranormales que no se explican. Al final la ida de olla convierte a un personaje en una especie de Freddy Krueger.