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La isla de los olvidados

Drama Noruega, 1915. En la isla de Bastøy, en el fiordo de Oslo, un grupo de chicos, entre los 11 y los 18 años, vive bajo el despótico poder de un superintendente y sus guardias. En lugar de recibir una educación, son explotados como mano de obra barata. El joven Erling, que ha matado a un miembro de la policía militar en defensa propia, es trasladado a la isla para ser encerrado en una prisión de adultos. Su único recurso para eludir la ... [+]
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
6 de octubre de 2012
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dramática e intensa cinta Noruega muy poco conocida entre el público cinéfilo (Nada extraño, viendo el país de donde procede y su poco deslumbramiento dentro del cine comercial) pero que tiene mucho que ofrecer y que está rodada con unos valores considerables y oportunos dentro del cine moderno.

La trama nos lleva a un inhóspito lugar de Oslo, donde una isla comandada por un audaz y conservador director (Stellan Skarsgård) gobierna con mano de hierro a un grupo de muchachos inadaptados para la sociedad y sus complejidades. Tan complejos son los sentimientos de las personas humanas por otras personas que te pueden brindar su apoyo incondicional en situaciones extremas, que unas leyes sofisticadas y establecidamente estrictas pueden venirse abajo cómo un castillo de naipes con la fuerza de unos chavales desesperados por huir de su lúgubre destino dentro de la isla.

Mención especial dentro del desarrollo de la cinta a la interpretación de Stellan Skarsgård cómo el rudo intendente del internado, un actor secundario en varias producciones Hollywoodienses ('Los hombres que no amaban a las mujeres, David Fincher, 2011') y protagonista en una gran película ('Insomnia, Erik Skjoldbjærg, 1997'). Su papel cobra una fuerza tremenda a cada minuto y su personaje consigue cotas de respeto por parte de los internos de forma brillante. El montaje y el sonido también rayan a gran altura dentro de lo que el director quiere transmitir de angustia en las escenas más impactantes de el trabajo de explotación de los internos. El papel de secundarios como profesores (se tocan temas delicados como el abuso de alumnos) están perfectamente definidos dentro del guión. El desenlace final puede parecer un poco precipitado después del ritmo algo lento de película, al igual que previsible en cuanto pasa el tiempo pero no está fuera de lugar ni mucho menos.

Hablamos de cine independiente y de un país con algunas buenas películas en su filmoteca, que por razones obvias comerciales no son conocidas, pero que encierran grandes historias con personajes y tramas interesantes y bien desarrolladas dentro del thriller moderno que tanto gusta al espectador. Una buena cinta para amantes de las historias basadas en hechos reales, con una puesta en escena bastante respetable y un guión elaborado a base de bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco Garrido
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18 de octubre de 2012
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que quiere decir gracias. Excelente y duro drama de internado que destaca por la credibilidad. Con una interpretación notable, desde el primer momento te imbuyes en una historia muy bien contada, en la que los personajes van evolucionando y cobrando volumen a medida que avanza la película.
Resumiendo, es un alegato contra aquellas instituciones en las que se quiere reconducir a los inadaptados, reprimiendo con dureza los valores individuales en aras de un teórico bien social.
Guixen
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4 de junio de 2012
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia durísima sobre los días de unos 'no tan niños' en un reformatorio (cárcel) situada en la brutal isla de Bastøy. La película se centra en Erling, un portento físico que tratará, a pesar de las duras condiciones de vida y meteorológicas, de desafiar a todos los que gobiernan la isla, y a la propia Bastøy.

Tenéis que verla. A pesar de que los hechos ocurrieron hace 100 años, estoy totalmente seguro que alguien, en alguna parte, se encuentra en las mismas o peores condiciones.

A pesar de que no es una película realmente dura y explícita, con un par de miradas y silencios se dice bastante más que con palabras e imágenes. No hacía falta ser muy avispado para darse cuenta de lo que pasaba con el enclenque. A pesar de esto, C1 y C19 deciden pedir justicia (de un modo más o menos sutil) en favor de su amigo, y el triángulo que se forma entre Olav (C1, el responsable del sector C), Erling (C19) y su particular matón (C-no-me-acuerdo) es un tanto extraño.

C1 parece estar totalmente reformado. Lleva ya demasiado tiempo en la isla y lo único que desea es que sus últimos días allí pasen lo más rápidos y tranquilamente posible. Sin embargo no puede volver la mirada ante lo que sucede delante de él; pocos pueden. Decide pues tomar cartas en el asunto y unirse a Earling en una cruzada contra el poder que les oprime, les castiga y se tapa la vista ante unos actos atroces.

C19 sin embargo, lo tiene muy claro desde el principio. Necesita salir de allí. Primeramente tiene bastante encuentros violentos con un compañero del sector C, pero poco despúes se acaban uniendo para salir de allí. Su actitud frente a todo es demasiado desafiante y me cuesta creer que unas condiciones tan extremas no le hagan titubear ni un segundo a la hora de enfrentarse a lo que pueda venir.

Me habría gustado que hubiesen montado un 'Señor de las moscas' particular en aquella isla, pero bueno, estamos a tan solo 80 km de Oslo y la civilización (si podemos seguir llamándola así después de ver lo que vemos a diario), ejerce su derecho al orden, a la opresión, a la limpieza, y a, como no, tapar los malos actos con capas de represión y silencio.
v1ct0or
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17 de noviembre de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una carrera iniciada hace casi dos décadas y su éxito festivalero desde que empezó el nuevo siglo parecían el aval perfecto para Marius Holst, que venía de ganar en festivales como Chicago o Edimburgo por su Libélula (2001) o de Copenaghe con Blodsbånd (2007). Como era de esperar, La isla de los olvidados no se quedó atrás y, además de participar en la Sección Oficial de festivales como Seattle o Rotterdam y arrasar en los premios nacionales de su país o llevarse el galardón del público en el Festival 4+1, ha levantado alabanzas por donde ha pasado un trabajo del que no cabía esperar menos, ya no tanto por la progresión de una carrera que parece (y remarco esa palabra) estar en su auge, también por el hecho de tener tras ella uno de esos molestos letreritos que reza «Basada en hechos reales», hecho que no suele tardar en dar frutos cuando tras él se esconden propuestas, en parte, academicistas como La isla de los olvidados.

Uno mira al pasado, sin embargo, y se fija en su primer trabajo, aquella Cross My Heart and Hope To Die que proponía cierta ruptura con el terreno en el que Holst se siente tan cómodo ahora; en pocas palabras, era una «rara avis» que nos hacía presagiar a un cineasta del que hoy rescatamos un último título al que, si bien sería duro tildar de rutinario, sí se puede acomodaticio por el hecho de transformar lo que se asemejaba talento puro y duro en una de esas piezas cuya condición de basada en hechos reales ya marca de por sí, pues es extraño encontrar en este tipo de propuestas cualquier atisbo de inconformidad y Holst, por desgracia, no está dispuesto a romper con una tónica que se podría conceder como tópico en este tipo de producciones que cada vez tienen menos que decir.

Tampoco cabe ser cruel con un trabajo que, sin alcanzar grandes cotas, sí tiene ciertos puntos de interés. Arranca con un pequeño relato acerca de una ballena arponeada que huía herida pese a las circunstancias, y que nos podría retrotraer perfectamente a lo que sucedió en esa isla de Bastøy, terreno que funcionaba a modo de prisión donde unos jóvenes sufrieron el estigma impuesto por una cúpula represiva de la que quizá había posibilidad de escape, pero cuyas marcas no sanarían fácilmente. Ese mismo relato sirve como parapeto para hallarnos inmersos ante un mundo al que sueña volver su protagonista, un muchacho que tras matar a un policía militar en defensa propia, será internado en esa prisión, de la que deberá escapar si quiere eludir la pena de muerte, y que encontrará su pequeño rincón en esa historia a la que acudir en determinados momentos, como si de una válvula de escape se tratase.

Esa connotación que bien podría ser tildada de lírica en cierto modo, recibe retribución en un título, el español, cuya traducción puede que sea acertada por primera vez en mucho tiempo pese a diferir del original, y es que dejando a un lado esa historia que, según se nos cuenta en el film, permanecía olvidada como uno de los episodios más oscuros en la historia noruega, ese título de La isla de los olvidados también parece hablarnos sobre el olvido como vía metafórica para huir de esa inhumanidad instaurada en la isla por una especie de prefecto que aboga por la violencia y el trabajo en condiciones implacables como respuesta a los pequeños actos de rebeldía o desobediencia que se pudiesen dar en Bastøy. Ante esa figura, se erige la del director de la institución que, pese a respetar los códigos, se aleja más de esos métodos atroces, aunque tampoco tenga reparos en aplicarlos cuando es menester.

Definitivamente, podríamos hablar sobre La isla de los olvidados como un trabajo de connotaciones y puntos fuertes que se ve lastrado por aspectos que se alejan de lo técnico, donde Holst se aplica al máximo para dar vida a una recreación en la que no falta de nada. En esos aspectos, más dirigidos al devenir de una cinta que nunca logra que olvidemos otras producciones similares (ya se sabe, los típicos momentos de impostada rebeldía, a los que sucederán castigos físicos, las relaciones entre compañeros de distintas condiciones, etc…), es donde hallamos el principal lastre de un trabajo que, además del noruego, sustenta un elenco fabuloso en el que destacan la presencia del magnífico Stellan Skarsgård, y Benjamin Helstad, un chaval que incluso consigue hacer sombra en el rol protagónico a un intérprete de la talla del sueco, que acompañados por el también veterano Kristoffer Joner (Bosque tenebroso, Next Door) ensalzan un resultado final nada desdeñable, pero al que se podría haber pedido más sabiendo quien estaba detrás de todo.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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11 de octubre de 2011
20 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con muy buenas actuaciones (precedidas por Skarsgard) este film nos lleva a una remota isla de Noruega (en 1915) que funcionó como un correccional de menores.
La trama se centra en la relación entre el recién arribado Erling (C19), ávido por escapar y recobrar su libertad; y el disciplinado interno Olav (C1), autoridad entre sus pares dado su antigüedad en el lugar y póstumo a egresar luego de un largo tratamiento penitenciario.
La antinomia de ambos personajes no les impedirá confluir en su suerte.

PD: La fotografía es muy buena.
Agaromba
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