El desafío

La carrera del director italiano Francesco Rosi se inicia en la segunda mitad de los años 50, en el contexto de un neorrealismo italiano cuyas obras mayores ya habían visto la luz y cuya vía estaba bastante agotada, aunque renovada en parte por una capa de barniz ideológico que permitió alargar la sombra de este género antes de que la “nouvelle vague” francesa o el “free cinema” británico rompieran la baraja con nuevas gramáticas, temáticas diferentes, tratamientos originales.

Correcto debut en solitario de Rosi, si bien algo convencional, en una coproducción italo-española que no alcanzó de momento a desvelar las claves del futuro y más reconocible estilo de Rosi, tenso y cargadamente político, presente en películas como “Salvatore Giuliano” (1962), “Mani sulla citta” (1963) o “El caso Mattei” (1972). Ya destacaba, sin embargo, su gran habilidad y fino oído para retratar las calles, costumbres, la idiosincrasia del mercado o del patio de vecinos.

Con un conseguido aire documental, gracias a la excelente fotografía de Gianni Di Venanzio –uno de sus trabajos más famosos sería “Ocho y medio” (1963) de Fellini- destaca el intenso trabajo del asturiano José Suárez como el joven ambicioso e impasible, que trata de desafiar el poder de la camorra napolitana en la venta de productos agrícolas en el mercado negro.

Interesante sin más.

Fue como asistente del gran director, Luchino Visconti, que el joven, Francesco Rosi tuvo su ingreso en el mundo cinematográfico. “La Terra Trema” (1948), era un filme neorrealista con el que pudo aprender esa técnica “simple” y austera, pero de hondos significados, con la que se lograba plasmar las problemáticas sociales de los difíciles tiempos de la posguerra. Tras otros filmes como asistente de dirección, volvería a trabajar para Visconti en “Bellisima” (1951) y en “Senso” (1954)… y el impulso que, con estas experiencias, venía alentando de ser también él un director, por fin se materializó en el año 1958, cuando conocedor de la problemática que afectaba a los agricultores con los miembros de la mafia (conocida como, La Camorra, en Italia), escribiera un guion en compañía de, Suso Cecchi d’Amico y Enzo Provenzale.

La historia está libremente basada en la vida de, Pasquale Simonetti y la de su mujer, Assunta Maresca, una exreina de belleza que se hizo famosa por haberse convertido en capo y vengar ella misma la muerte de su marido. Esta parte de la historia bien pudo ser una secuela de, <<EL DESAFÍO>>… pero, Rosi nunca se animó a hacerla, porque hablar de La Camorra no era cosa simple. Incluso, la película debió rodarse en Sicilia y no en Nápoles por cuestiones de seguridad.

Aunque la ambientación es casi neorrealista, Rosi, decidió trabajar con actores profesionales y optó por el veterano intérprete español, José Suárez, para que interpretara a, Vito Polara (Simonetti), un hombre ambicioso que, tras contrabandear con cigarrillos, comienza a comprender el gran negocio que representa el comercio de frutas… y pronto su impulsividad y su arrojo lo llevará al punto de conectarse con la mismísima Camorra con la que podrá seguir dando rienda suelta a sus ambiciones, pero, tendrá que vérselas con un cabecilla llamado, Ferdinando Ajiello, con quien nunca logrará empatizar. En esta arriesgada decisión, seguramente tiene que ver que se enamora de una natural y bellísima joven llamada, Assunta (Rosanna Schiaffino), con quien contrae matrimonio y se propone darle todos los lujos que -aunque ella no los ambiciona-, él cree que se merece.

Con austeridad de medios, pero, con notable eficacia, el director va plasmando la problemática que padecen los agricultores, la cual, en ocasiones, pone en peligro sus vidas si no se atienen a las exigencias de los especuladores… y los caminos que sigue la ambición desmesurada, en una sociedad donde, para muchos, dios es el dinero, también quedan debidamente plasmados. Los últimos veinte minutos -desde cuando se celebra la fiesta de la boda y uno de los clientes de Vito le reclama con urgencia su mercancía- son todo un logro narrativo, pues, se inicia un crescendo que, paso a paso, va conduciendo a un poderoso clímax.

Al margen de esto, el particular estilo de vida que se lleva en las viviendas populares, también está muy bien reflejado… y, Rosi, va contrastando estas situaciones con la ambición que, sin escrúpulo alguno y a costa de las necesidades del pueblo, siguen tramando los detentores del “poder”.

En el Festival de Venecia, <<EL DESAFÍO>>, fue galardonada con el Premio Especial del Jurado y, Francesco Rosi, recibió el premio San Giorgio por su labor. Su nombre, pronto sería internacionalmente reconocido… y surgía así, otro de esos directores que han dado al cine el merecimiento de ser el Séptimo Arte.

Mención para, Nino Vingelli (Gennaro), José Jaspe (Ajiello) y Tina Castigliano (la madre de Vito), porque complementan muy bien una historia que, tristemente, sigue teniendo vigencia.

Buena película italo-española, primera realización en el largometraje de Francesco Rosi, tras haber sido elogiado en su faceta de ayudante de realización y de guionista para otros prestigiosos directores.
Aquí Rosi todavía emplea, sobre todo en la ambientación del filme, elementos del cine neorrealista, con sus toques costumbristas netamente italianos, donde la familia y el barrio donde se vive tienen vital importancia.
Muy dura en el fondo, inclemente, sin concesiones para el espectador, la cinta va in-crescendo en cuanto a crispados y violentos acontecimientos, donde la ambición es el motor del protagonista, un joven decidido, valiente pero un tanto enervado, que se mete en un mundo desconocido para él, fuera de su alcance, donde el dinero y el prestigio son lo más importante.
La fuerza de la palabra dada, el deseo de trascender en la vida, la búsqueda del reconocimiento, se muestran sin ambages.
A destacar la belleza de una Rosanna Schiaffino de tan sólo 19 años, llena de serena sensualidad.

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