Muerde la bala
6,6
1.511
Western
Una carrera de caballos de 700 millas, a través de varios estados americanos, concentra un gran interés y muchas apuestas en toda la nación. Participan en la competición nueve personas muy diferentes que se enfrentarán a una de las más duras y apasionantes experiencias de su vida. (FILMAFFINITY)
26 de noviembre de 2010
26 de noviembre de 2010
24 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más interesado por los personajes que por la aventura, esta especie de versión en falso western de La carrera del siglo, fue una de las últimas películas del siempre interesante Richard Brooks y aún no tratándose de su mejor película (algunos pasajes de aventura son un poco pesados y previsibles; la espectacularidad con que en su día estuvo planteada pinta poco en la era digital). Brooks, que antes de director fue guionista y periodista (aunque esto último no tenga por qué significar gran cosa) era un estupendo dialoguista, y se nota. Hay réplicas geniales. Hay una bonita loa de la amistad. Hay una reparto estupendo. Por otro lado, los personajes no serán personas, pero estoy convencido de que la actitud de un autor por sus personajes, y su forma de retratarlos, dice mucho de su actitud hacia las personas "reales"; al menos en algunos géneros es crucial. En Muerde la bala hay mucho de esa "mirada humanista" del director, una forma implícita de poner cierta actitud hacia "sus criaturas" por encima de los vaivenes de la peripecia argumental. Igual no parece lo más apropiado en una película de aventuras, pero yo creo que es lo apropiado siempre. Esas cosas también cuentan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como trasfondo, se guarda una crítica explícita a eso que se conoce como "sueño americano", el éxito social como medida del valor de una vida. El personaje de Gene Hackman, que en muchos aspectos es el propio Brooks, llega a decirlo explícitamente. Uno de los momentos más evidentes al respecto es la escena de la muerte del personaje de Ben Johnson, que ha iniciado la lucha con problemas del corazón y hasta el mismo instante de morir sigue pensando que puede ganar. Aparte de la labor estupenda del actor, la amargura viene no sólo de su relato de una vida de luchador, sino de su carácter de involuntaria víctima de unos ideales demasiado exigentes; apenas puede moverse, y sigue viéndose como ganador; la ambición es tan fuerte que lo deja ciego ante lo evidente; la inercia de la lucha sólo la apaga la muerte y sigue viva hasta el último instante...
Pero hay otro elemento menos obvio en el desarrollo del argumento que apunta en el mismo sentido, más aún mirado desde la actualidad donde vende mucho más no ya la violencia, sino yo diría que más bien el cinismo, en el cine comercial (bueno, ojalá fuera sólo el cine): aquí no importa tanto la competición (y mucho menos el éxito final) como quienes compiten. En una película actual, fácilmente los personajes hubieran ido aumentando sus tensiones y la rivalidad de la carrera los hubiera hecho sacar lo peor de ellos mismos. En Muerde la bala sin embargo hay una especie de solidaridad y compañerismo que va en aumento con el desarrollo de la aventura. Es algo muy "demodé", desde luego, pero precisamente por eso, para mi, más digno de elogio. Algunas cosas son demasiado ingenuas, como la transformación final del joven pendenciero y brutal; incluso algo más importante, como la rabia del personaje de Gene Hackman hacia quienes atacan a los animales o a las mujeres, en general contra quienes abusan de su poder sobre quienes no están en posición de defenderse; es un punto muy importante del sentido de la historia, muy probablemente fuera la filosofía del propio Brooks, pero ese "altruismo violento" es un poco forzado, demasiado "limpio", demasiado de "buen tipo".
El proyecto se debió quedar largo de metraje y debió haber imposiciones al respecto; se nota mucho la tijera, por ejemplo, en la escena final, una especie de amago a La soledad de el corredor de fondo (película, por cierto, 13 años anterior) aunque finalmente resulta otra cosa, aquí más convencional; los jinetes que llegan primeros a la meta, curiosamente los que más cotizaban a efectos de caché y taquilla, lo hacen agotados y exhaustos después de cruzar unas montañas heladas... de las que sólo hemos visto una panorámica y un par de flashes más.
Pero hay otro elemento menos obvio en el desarrollo del argumento que apunta en el mismo sentido, más aún mirado desde la actualidad donde vende mucho más no ya la violencia, sino yo diría que más bien el cinismo, en el cine comercial (bueno, ojalá fuera sólo el cine): aquí no importa tanto la competición (y mucho menos el éxito final) como quienes compiten. En una película actual, fácilmente los personajes hubieran ido aumentando sus tensiones y la rivalidad de la carrera los hubiera hecho sacar lo peor de ellos mismos. En Muerde la bala sin embargo hay una especie de solidaridad y compañerismo que va en aumento con el desarrollo de la aventura. Es algo muy "demodé", desde luego, pero precisamente por eso, para mi, más digno de elogio. Algunas cosas son demasiado ingenuas, como la transformación final del joven pendenciero y brutal; incluso algo más importante, como la rabia del personaje de Gene Hackman hacia quienes atacan a los animales o a las mujeres, en general contra quienes abusan de su poder sobre quienes no están en posición de defenderse; es un punto muy importante del sentido de la historia, muy probablemente fuera la filosofía del propio Brooks, pero ese "altruismo violento" es un poco forzado, demasiado "limpio", demasiado de "buen tipo".
El proyecto se debió quedar largo de metraje y debió haber imposiciones al respecto; se nota mucho la tijera, por ejemplo, en la escena final, una especie de amago a La soledad de el corredor de fondo (película, por cierto, 13 años anterior) aunque finalmente resulta otra cosa, aquí más convencional; los jinetes que llegan primeros a la meta, curiosamente los que más cotizaban a efectos de caché y taquilla, lo hacen agotados y exhaustos después de cruzar unas montañas heladas... de las que sólo hemos visto una panorámica y un par de flashes más.
5 de septiembre de 2016
5 de septiembre de 2016
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de comenzar la crítica de esta película, me he tomado un tiempo para repasar la filmografía completa de su director, Richard Brooks. ¡Caray, menuda filmografía ¡ Casi había olvidado de que estamos hablando del responsable de “La gata sobre el tejado del cinc” o “Los profesionales” por no citar “El fuego y la palabra”, “El cuarto poder” o esa prodigiosa – y dificilísima- adaptación de la novela de Truman Capote “A sangre fría”. Si este hombre no merece un hueco entre las vacas sagradas del cine americano, entre la Champions League del Hollywood más clásico junto a los Ford, Wilder y compañía que venga Dios y lo vea.
Hay una tendencia a despreciar títulos como “Muerde la bala” por el simple hecho de estar rodadas en una época en la que el western, el género con el que mejor puede asociarse, estaba ya de capa caída, con derivas difíciles de entender a veces. Desde luego, Brooks era de esos que no daba puntada sin hilo y eso se nota en una película como la que nos ocupa. El bueno de Richard regresa a los escenarios que ya había recorrido unos años antes en la magistral y ya citada “Los profesionales”; también retoma el espíritu de ésta. “Muerde la bala” es otra historia que apela a la amistad y a la camaradería entre compañeros que por así decirlo están condenados a entenderse. Es por ello que la película desarrolla un sentido épico muy especial. Aquí, Brooks apuesta por la aventura, el entretenimiento y el espectáculo con un formato que no puede ser más acertado. No obstante también hay espacio para el intimismo, con diálogos brillantísimos y actores que saben muy bien cómo declamarlos. También hay sitio para la ironía y el humor, no tan chabacano como el de los “spaguetti western” o del que se estilaba en los westerns paródicos de la época. Con Hackman y Coburn mano a mano, casi nada. Poco más se le puede pedir a un western de mitad de los 70, desde luego.
Hay una tendencia a despreciar títulos como “Muerde la bala” por el simple hecho de estar rodadas en una época en la que el western, el género con el que mejor puede asociarse, estaba ya de capa caída, con derivas difíciles de entender a veces. Desde luego, Brooks era de esos que no daba puntada sin hilo y eso se nota en una película como la que nos ocupa. El bueno de Richard regresa a los escenarios que ya había recorrido unos años antes en la magistral y ya citada “Los profesionales”; también retoma el espíritu de ésta. “Muerde la bala” es otra historia que apela a la amistad y a la camaradería entre compañeros que por así decirlo están condenados a entenderse. Es por ello que la película desarrolla un sentido épico muy especial. Aquí, Brooks apuesta por la aventura, el entretenimiento y el espectáculo con un formato que no puede ser más acertado. No obstante también hay espacio para el intimismo, con diálogos brillantísimos y actores que saben muy bien cómo declamarlos. También hay sitio para la ironía y el humor, no tan chabacano como el de los “spaguetti western” o del que se estilaba en los westerns paródicos de la época. Con Hackman y Coburn mano a mano, casi nada. Poco más se le puede pedir a un western de mitad de los 70, desde luego.
31 de julio de 2013
31 de julio de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western plagado de buenas intenciones que radica su fuerza en la amistad. Poco realista si se la ve como film del lejano oeste ya que en general en estas cintas destaca la violencia, sin embargo Brooks opta por un relato más optimista que apunta a rescatar el lado más humano del género.
Una decena de personas se encamina en una carrera de resistencia a caballo, en el camino tendrán lugar para todo tipo de desventuras pero sólo sobrevivirán aquellos que sepan como congeniar con sus competidores.
Se ve con buenos ojos por lo que evoca su mensaje inspirador, no sólo de compañerismo hasta en momentos de competencia, sino también el claro mensaje en defensa de los animales a cargo del personaje de Hackman. Y los diálogos poseen más de un consejo con moralina, de esos que siempre vale la pena escuchar.
La fotografía destaca por su blancura, momentos donde la arena se parece a la nieve, y por sus altos contrastes entre fondo y figura dados por el protagonismo que cobra la luz del sol. La BSO también destaca. Cabe remarcar que pese al metraje no se denota larga. Y en el reparto tenemos un trío de primera encabezado por un bondadoso Hackman, un pícaro Coburn y una belleza enigmática como Bergen, además los secundarios no desentonan, el mejor de ellos es el mexicano.
El final es bastante ñoño pero no podría ser otro si tenemos en cuenta la forma en que viene encaminada la película.
Lo mejor: su espíritu optimista mas no empalagoso.
Lo peor: no pasa de tener buenas intenciones, no destaca dentro del género ni le aporta nada.
Una decena de personas se encamina en una carrera de resistencia a caballo, en el camino tendrán lugar para todo tipo de desventuras pero sólo sobrevivirán aquellos que sepan como congeniar con sus competidores.
Se ve con buenos ojos por lo que evoca su mensaje inspirador, no sólo de compañerismo hasta en momentos de competencia, sino también el claro mensaje en defensa de los animales a cargo del personaje de Hackman. Y los diálogos poseen más de un consejo con moralina, de esos que siempre vale la pena escuchar.
La fotografía destaca por su blancura, momentos donde la arena se parece a la nieve, y por sus altos contrastes entre fondo y figura dados por el protagonismo que cobra la luz del sol. La BSO también destaca. Cabe remarcar que pese al metraje no se denota larga. Y en el reparto tenemos un trío de primera encabezado por un bondadoso Hackman, un pícaro Coburn y una belleza enigmática como Bergen, además los secundarios no desentonan, el mejor de ellos es el mexicano.
El final es bastante ñoño pero no podría ser otro si tenemos en cuenta la forma en que viene encaminada la película.
Lo mejor: su espíritu optimista mas no empalagoso.
Lo peor: no pasa de tener buenas intenciones, no destaca dentro del género ni le aporta nada.
7 de enero de 2010
7 de enero de 2010
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
007/05(05/01/10) Insulso y pasable western del que esperaba mucho más con la dirección de un gran guionista y realizador como Richard Brooks. Parte de una original premisa, una carrera de 700 millas a principios del Siglo XX por el Oeste americano, pero a la historia no han sabido rellenarla de chicha, resulta hueca de contenido, con situaciones para darle ritmo que no son más que artificios forzados que aportan nada, un final previsible, unos personajes arquetipos sin fuste alguno. Lo que se me queda del relato es el homenaje que se le dedica al caballo, un noble animal que ha ayudado a la humanidad a progresar. Por lo demás queda un entretenido film, sin más, donde el excesivo metraje lastra el producto. El carisma y el enganche lo aportan dos grandes actores como James Coburn y Gene Hackman. Recomendable a los amantes del género. Fuerza y honor!!!
15 de marzo de 2009
15 de marzo de 2009
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales de los años 60, el género de western ya mostraba sus síntomas de flaqueza debido al cambio de gustos que sufrió el público por aquella época, decántandose y prefiriendo otro tipo de géneros y productos. Directores como Sam Peckinpah o Howard Hawks intentaban salvar a un género que finalmente acabó extinguiéndose. 'Muerde la bala' supone una de los últimos intentos de ''resurrección'' del género, agrupando un reparto con gancho para la época, un argumento atractivo, un director conocedor del terreno en el que se mueve. En el filme se encuentran implantadas altas dosis de clacisismo tanto estético como argumental que nos devuelven a las películas creadas por maestros como los anteriormente nombrados a lo largo de la década de los 50. La psicología de los personajes se encuentra cuidada y los protagonistas se encuentran muy bien definidos, siendo sus relaciones uno de los aspectos que finalmente nos acabarán interesando más de la trama. Richard Brooks elabora una dirección más que decente, con algunas escenas de gran fuerza visual y de impacto, amén de la escritura de un interesante guión. La película apuesta por las aventuras y por la acción casi sin descanso, lo cual lamentablemente asegura tan solo un entretenimiento regular, con muy poca capacidad de enganche y entusiasmo en el espectador.
En lo referente a las interpretaciones, Gene Hackman se encuentra interesante en un buen personaje que podría incluso haber sido más explotado en cuanto a carácter. Candice Bergen acompaña de buena manera y demuestra tener cierta química con Hackman. James Coburn, todo un habitual en el género, desempeña su labor de manera interesante. Finalmente destaco la actuación del joven Jan-Michael Vincent, muy olvidado actualmente.
En resumen, un pasable western de aventuras y acción, que intento resucitar a un género que finalmente acabó extinguiéndose debido al cambio de gustos del público y a la afluencia de nuevos géneros. La película supone un agradable y moderado entretenimiento, aunque existe muy poca capacidad de enganche en el espectador. No obstante, se deja ver y supondrá una buena oferta para nostálgicos del western.
·LO MEJOR: el retrato de los personajes.
·LO PEOR: no engancha casi nada al espectador.
En lo referente a las interpretaciones, Gene Hackman se encuentra interesante en un buen personaje que podría incluso haber sido más explotado en cuanto a carácter. Candice Bergen acompaña de buena manera y demuestra tener cierta química con Hackman. James Coburn, todo un habitual en el género, desempeña su labor de manera interesante. Finalmente destaco la actuación del joven Jan-Michael Vincent, muy olvidado actualmente.
En resumen, un pasable western de aventuras y acción, que intento resucitar a un género que finalmente acabó extinguiéndose debido al cambio de gustos del público y a la afluencia de nuevos géneros. La película supone un agradable y moderado entretenimiento, aunque existe muy poca capacidad de enganche en el espectador. No obstante, se deja ver y supondrá una buena oferta para nostálgicos del western.
·LO MEJOR: el retrato de los personajes.
·LO PEOR: no engancha casi nada al espectador.
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