La educación prohibidaDocumental
1.925
Documental
Trata sobre diferentes propuestas educativas basadas en la idea de que la educación debe apuntar al crecimiento integral del ser humano. (FILMAFFINITY)
27 de agosto de 2012
58 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
'La Educación Prohibida', a mi parecer, presenta tres fallas elementales: Primero que todo, cae en el error de satanizar personas y no al sistema como tal, presenta la figura del docente de forma cruel y demasiado extrema, generalizando una idea que no se puede aplicar a todos. Los maestros no son el problema; muchos si se preocupan por el desarrollo emocional de sus alumnos y no solo por las notas, muchos si se convierten en amigos de los niños y no en simples guardias carcelarios. Hacer una critica tan sesgada como ésta, se asemeja mucho a decir que los culpables de la desinformación que existe son los periodistas y no los medios de comunicación que censuran cualquier opinión independiente. Ellos, los docentes, son simples trabajadores que se ven obligados a seguir un currículum y entregar periódicamente unas notas exigidas por el plantel. Al igual que los niños, los profesores generalmente son figuras sin voz ni voto en muchos de los procesos educativos impuestos.
El segundo error que comete este documental, radica en no dar la oportunidad de expresar sus opiniones a la otras caras de este "conflicto", ¿Dónde está el testimonio de un maestro de escuela tradicional?, ¿En qué parte se pide opinión a un padre de familia? o ¿Cuándo aparece un alumno reflexionando sobre el tema?. Se supone que el ideal del proyecto es promover la participación de los estudiantes en la construcción de nuevas formas de aprendizaje, entonces lo más normal y coherente sería que ellos tuvieran un micrófono para expresar su acuerdo o desacuerdo.
De esta segunda falla se desprende la tercera y, a mi parecer, más grave. Me refiero a la intención de establecer verdades absolutas cuando precisamente ésto es lo que se está criticando fuertemente; el documental da por sentada una realidad al demostrar una completa parcialidad y no permitir espacios de debate dentro de su desarrollo. De paso se repite la misma idea una y otra vez, de nuevo mostrando incoherencia con lo que se critica: la repetición en los procesos de educación. Qué bueno habría sido poder contraponer dos opiniones diferentes y dejar abierta la conclusión, para que cualquier pudiera haberse hecho partidario de una posición.
Sin embargo, vale la pena resaltar la intención del documental, mentiría si dijera que no estoy de acuerdo con mucho de lo se planeta, claro que lo estoy. Las fallas del sistema educativo son obvias y han sido motivo de debates y criticas desde hace mucho tiempo. Hay muchas cosas que son ciertas o al menos dignas de reflexión, como por ejemplo la real utilidad que tienen las enseñanzas del colegio para la vida del estudiante, que generalmente sale de su etapa escolar para enfrentarse a un montón de situaciones para las que no está preparado, o la nula participación que tienen ellos en la creación del contenido o métodos de aprendizaje. Del mismo modo manifiesto mi total acuerdo con el hecho de que muchas veces en las aulas se les enseña una sola verdad y se les limita la oportunidad de cuestionar y de ser personas y ciudadanos críticos. El ambiente de competencia que se genera gracias a las calificaciones también es algo más que evidente.
Técnicamente hablando, el documental es acertado, las animaciones me parecen bastante bien logradas y las puestas en escena son validas, así como sus actores. Hay que tener en cuenta que no se trata de un producto de mucho presupuesto, pero que si contiene investigación y creatividad.
En conclusión, se trata de una propuesta audiovisual que todos deberían ver, pero de forma objetiva. Un documental no debe juzgarse solo por el tema que presenta, pues es aún más importante el 'cómo' se cuenta y la imparcialidad que se maneja durante el proceso de creación. No se trata de ir en contra de la corriente solo por ir, ni de desbaratar la estructura total, se trata de ser capaz de reconocer lo que está mal hecho, lo que se puede mejorar y construir sobre los construido, utilizando lo bueno que tenemos como base para la creación de un futuro mejor.
El segundo error que comete este documental, radica en no dar la oportunidad de expresar sus opiniones a la otras caras de este "conflicto", ¿Dónde está el testimonio de un maestro de escuela tradicional?, ¿En qué parte se pide opinión a un padre de familia? o ¿Cuándo aparece un alumno reflexionando sobre el tema?. Se supone que el ideal del proyecto es promover la participación de los estudiantes en la construcción de nuevas formas de aprendizaje, entonces lo más normal y coherente sería que ellos tuvieran un micrófono para expresar su acuerdo o desacuerdo.
De esta segunda falla se desprende la tercera y, a mi parecer, más grave. Me refiero a la intención de establecer verdades absolutas cuando precisamente ésto es lo que se está criticando fuertemente; el documental da por sentada una realidad al demostrar una completa parcialidad y no permitir espacios de debate dentro de su desarrollo. De paso se repite la misma idea una y otra vez, de nuevo mostrando incoherencia con lo que se critica: la repetición en los procesos de educación. Qué bueno habría sido poder contraponer dos opiniones diferentes y dejar abierta la conclusión, para que cualquier pudiera haberse hecho partidario de una posición.
Sin embargo, vale la pena resaltar la intención del documental, mentiría si dijera que no estoy de acuerdo con mucho de lo se planeta, claro que lo estoy. Las fallas del sistema educativo son obvias y han sido motivo de debates y criticas desde hace mucho tiempo. Hay muchas cosas que son ciertas o al menos dignas de reflexión, como por ejemplo la real utilidad que tienen las enseñanzas del colegio para la vida del estudiante, que generalmente sale de su etapa escolar para enfrentarse a un montón de situaciones para las que no está preparado, o la nula participación que tienen ellos en la creación del contenido o métodos de aprendizaje. Del mismo modo manifiesto mi total acuerdo con el hecho de que muchas veces en las aulas se les enseña una sola verdad y se les limita la oportunidad de cuestionar y de ser personas y ciudadanos críticos. El ambiente de competencia que se genera gracias a las calificaciones también es algo más que evidente.
Técnicamente hablando, el documental es acertado, las animaciones me parecen bastante bien logradas y las puestas en escena son validas, así como sus actores. Hay que tener en cuenta que no se trata de un producto de mucho presupuesto, pero que si contiene investigación y creatividad.
En conclusión, se trata de una propuesta audiovisual que todos deberían ver, pero de forma objetiva. Un documental no debe juzgarse solo por el tema que presenta, pues es aún más importante el 'cómo' se cuenta y la imparcialidad que se maneja durante el proceso de creación. No se trata de ir en contra de la corriente solo por ir, ni de desbaratar la estructura total, se trata de ser capaz de reconocer lo que está mal hecho, lo que se puede mejorar y construir sobre los construido, utilizando lo bueno que tenemos como base para la creación de un futuro mejor.
15 de septiembre de 2012
52 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy profesor y cuestiono el paradigma educativo que considera al docente protagonista exclusivo de la educación y dueño del conocimiento, y al alumno como receptáculo pasivo de su transmisión. Esperé con mucho interés el estreno de La educación prohibida, pero sufrí una gran decepción. En el filme los docentes de escuela pública y los estudiantes no tienen voz, son dramatizados por actores o aparecen en dibujos y fotos. Se muestra a la escuela pública como una prisión, con alumnos maniatados o aburridos, y docentes ridiculizados, deformando sus caras en primeros planos, calcando las técnicas con que se satirizaba a las escuelas sajonas de medio siglo atrás en filmes como Melody o The Wall. La palabra está monopolizada por dueños de escuelas privadas para sectores de muy altos ingresos, sus docentes y especialistas en pseudociencias, organizadores de encuentros esotéricos; ex hippies; especialistas en el Libro del Tao; expertos en sanación cuántica y geometría sagrada; sanadores autoplasmáticos; y un amplio staff de ese orden.
Sobrevuela todo el filme una propuesta superficial y demagógica destinada a cautivar a los estudiantes, del tipo: “La escuela de tus sueños. Sin represión, calificaciones, exámenes ni horas clase”. Por detrás de estas ofertas tentadoras, el discurso se sustenta en el espontaneísmo pedagógico, que asimila el desarrollo humano al de vegetales y animales, ignorando los componentes culturales y sociales del ser humano, despreciando los postulados científicos y postulando lo inútil del rol docente. Por otra parte, exalta las corrientes llamadas de la nueva escuela, pero no aquellas como la de Paulo Freire, con decenas de experiencias en Brasil y toda América Latina, con una función liberadora para los sectores explotados de la sociedad. La película se interesa en su antítesis, las escuelas nuevas para sectores de altísimos ingresos. La estrella del filme son las escuelas Waldorf, del austríaco Rudolf Steiner, dirigente de la Sociedad Teosófica que originó las actuales corrientes new age. Steiner fundó las escuelas Waldorf en Alemania en 1919, después de haber escrito obras esotéricas y fundado una logia masónica. Hoy son miles de escuelas Waldorf en el mundo, con cuotas de 600 a 800 pesos mensuales, que educan en las pseudociencias y en el liberalismo económico protestante.
Los problemas derivados de condiciones sociales y familiares no existen en el filme. Sólo hay fotos tipo familia Ingalls: papá, mamá y dos o tres hijos irradiando bienestar y buena onda. Las familias de carne y hueso, las de la realidad, no están en la película ni como imagen ni como discurso. No considera las familias ensambladas, monoparentales y homoparentales. Ignora las familias disfuncionales, marginales, con problemas económicos, con padres desocupados, separados o ausentes, con un padre o hermano preso o adicto, familias inmigrantes con otra cultura y registros idiomáticos, familias violentas y represivas, etc. No es casual: el público al que se dirige son los llamados niños índigo, categoría creada por la new age para postular que hay una nueva raza de jóvenes superdotados, con facultades especiales, destinada a conducir el planeta en el futuro.
Tampoco aparece otra dimensión esencial de la realidad actual: la importancia de los medios audiovisuales en la vida de los alumnos desde su nacimiento, el consumo de televisión, las horas dedicadas a videojuegos, el uso de las redes virtuales, etc. Esta falencia es crucial ya que es en este aspecto donde la escuela actual, sobre todo la secundaria, se encuentra más retrasada. En lo formal, la película tiene una costosísima producción y excelente calidad de imagen, pero aburre: después de la primera hora, la hora y pico restante no hace más que reiterar sobre lo mismo, sin aportar nuevos temas o nuevas miradas.
Esta película es una poderosa campaña de marketing para lograr una captación masiva de nuevos clientes, y su centro es el ataque a la escuela pública. Esa es la esencia de La educación prohibida. En verdad, la educación sólo está prohibida para los miles de niños y jóvenes descartados por la política del neoliberalismo. La única opción para combatir esa educación prohibida es sostener la escuela pública, fortalecerla, exigirle más apoyo al estado para equiparlas en lo digital, realizar perfeccionamiento docente en servicio, crear gabinetes de apoyo con especialistas en psicopedagogía, salud, psicología. Para lograr una creciente inclusión y permanencia de los estudiantes en el ámbito educativo y, desde esa base, apostando al protagonismo de los propios estudiantes, mejorar, transformar e incluso revolucionar todo lo que atañe a lo pedagógico.
Sobrevuela todo el filme una propuesta superficial y demagógica destinada a cautivar a los estudiantes, del tipo: “La escuela de tus sueños. Sin represión, calificaciones, exámenes ni horas clase”. Por detrás de estas ofertas tentadoras, el discurso se sustenta en el espontaneísmo pedagógico, que asimila el desarrollo humano al de vegetales y animales, ignorando los componentes culturales y sociales del ser humano, despreciando los postulados científicos y postulando lo inútil del rol docente. Por otra parte, exalta las corrientes llamadas de la nueva escuela, pero no aquellas como la de Paulo Freire, con decenas de experiencias en Brasil y toda América Latina, con una función liberadora para los sectores explotados de la sociedad. La película se interesa en su antítesis, las escuelas nuevas para sectores de altísimos ingresos. La estrella del filme son las escuelas Waldorf, del austríaco Rudolf Steiner, dirigente de la Sociedad Teosófica que originó las actuales corrientes new age. Steiner fundó las escuelas Waldorf en Alemania en 1919, después de haber escrito obras esotéricas y fundado una logia masónica. Hoy son miles de escuelas Waldorf en el mundo, con cuotas de 600 a 800 pesos mensuales, que educan en las pseudociencias y en el liberalismo económico protestante.
Los problemas derivados de condiciones sociales y familiares no existen en el filme. Sólo hay fotos tipo familia Ingalls: papá, mamá y dos o tres hijos irradiando bienestar y buena onda. Las familias de carne y hueso, las de la realidad, no están en la película ni como imagen ni como discurso. No considera las familias ensambladas, monoparentales y homoparentales. Ignora las familias disfuncionales, marginales, con problemas económicos, con padres desocupados, separados o ausentes, con un padre o hermano preso o adicto, familias inmigrantes con otra cultura y registros idiomáticos, familias violentas y represivas, etc. No es casual: el público al que se dirige son los llamados niños índigo, categoría creada por la new age para postular que hay una nueva raza de jóvenes superdotados, con facultades especiales, destinada a conducir el planeta en el futuro.
Tampoco aparece otra dimensión esencial de la realidad actual: la importancia de los medios audiovisuales en la vida de los alumnos desde su nacimiento, el consumo de televisión, las horas dedicadas a videojuegos, el uso de las redes virtuales, etc. Esta falencia es crucial ya que es en este aspecto donde la escuela actual, sobre todo la secundaria, se encuentra más retrasada. En lo formal, la película tiene una costosísima producción y excelente calidad de imagen, pero aburre: después de la primera hora, la hora y pico restante no hace más que reiterar sobre lo mismo, sin aportar nuevos temas o nuevas miradas.
Esta película es una poderosa campaña de marketing para lograr una captación masiva de nuevos clientes, y su centro es el ataque a la escuela pública. Esa es la esencia de La educación prohibida. En verdad, la educación sólo está prohibida para los miles de niños y jóvenes descartados por la política del neoliberalismo. La única opción para combatir esa educación prohibida es sostener la escuela pública, fortalecerla, exigirle más apoyo al estado para equiparlas en lo digital, realizar perfeccionamiento docente en servicio, crear gabinetes de apoyo con especialistas en psicopedagogía, salud, psicología. Para lograr una creciente inclusión y permanencia de los estudiantes en el ámbito educativo y, desde esa base, apostando al protagonismo de los propios estudiantes, mejorar, transformar e incluso revolucionar todo lo que atañe a lo pedagógico.
15 de marzo de 2013
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El documental, excesivo en su metraje, aborda el problema de las metodologías educativas de la escuela pública, la cada vez más preocupante falta de motivación de los alumnos, poniendo en duda los procesos de aprendizaje, los modelos de evaluación, etc; cuestionando constantemente eso sí, el modelo de enseñanza pública. Con unas dramatizaciones teatrales, se criminaliza y caricaturiza al profesorado de la escuela pública, presentándolo como censor y coartador de la creatividad de los alumnos. ¿Todo esto para qué? Para vendernos las bondades de una corriente pedagógica llamada "pedagogía Waldorf" o "escuela libre", según la cual, con un buenismo "new age", se nos vende los beneficios de sistemas educativos en los cuales no hay exámenes, calificaciones o reglas, en donde es el alumno quien elige y poco menos que comparando el crecimiento humano con el de una semilla plantada, que necesita de bien poco para desarrollarse. Por supuesto, todo esto pasando por caja, porque estas escuelas son de pago, claro.
Compartiendo muchos de los postulados del documental sobre las carencias del sistema educativo, como son la falta de medios prácticos (pongamos por caso ordenadores o laboratorios), donde aprender con la práctica lo anteriormente aprendido en la teoría; o la cada vez más creciente falta de comprensión lectora por parte de los alumnos de enseñanza primara e incluso secundaria, me parece elitista y claramente interesado que todas las voces que aparecen en el documental estén ligadas a este tipo de enseñanza privada. Algunos estudiamos desde parbulario hasta la universidad en la educación pública y desarrollamos nuestra creatividad sin que se nos mermase en la escuela, como el documental trata de vender. Incluso algunos hemos convertido esa creatividad en nuestro trabajo y vocación (para algo está también las actividades extraescolares). Es incierto y malintencionado vender a los profesores de la enseñanza pública como meros volcadores de información en los cerebros de los alumnos, sin sentir empatía por ellos, crear lazos afectivos o ejercer procesos motivacionales. Algunos tuvimos excelentes profesores y educadores en un instituto público de barrio, de los que aprendimos conocimientos, respeto, tolerancia, y muchos de ellos ejercían su profesión con verdadera pasión y empatía, intentando trasladarla a los alumnos.
Igualmente me parece hasta peligroso cómo se vende la idea de que no son necesarias ciertas reglas, doctrina, disciplina, procesos de evalucación, en la escuela. Cuando la vida real una vez que salimos de ella está llena de ellos: oposiciones, exámenes, entrevistas de trabajo, etc, para conseguir un trabajo acorde a lo que aprendimos. Si cuestionamos todo, podríamos hablar de un cambio de modelo social, económico, evaluativo, etc, de acuerdo. No digo que el que exista esté bien, pero no se puede demonizar a un modelo educativo para vendernos otro que tiene, bajo mi punto de vista, claros tintes mesiánico-sectarios. El documental habla de la falta de atención y motivación para el aprendizaje de los jóvenes, pero no habla en ningún momento de las posibles causas, globales, de esto. La culpa no siempre es de los profesores de la enseñanza pública, que están desmotivados o no son capaces de controlar a una masa descontrolada de alumnos. Preguntémonos cómo la sociedad moderna, la cultura audiovisual, los teléfonos móviles, los videojuegos, los hábitos de consumo, influyen en esa desmotivación o falta de atención de los alumnos, y busquemos una solución y nuevos formatos para poner en práctica en la escuela pública. Y no dar como única alternativa una "escuela Waldorf" de pago. Con todo esto, el documental me parece un mero folleto panfletario envuelto en un interesado y sesgado análisis del apredizaje humano.
Compartiendo muchos de los postulados del documental sobre las carencias del sistema educativo, como son la falta de medios prácticos (pongamos por caso ordenadores o laboratorios), donde aprender con la práctica lo anteriormente aprendido en la teoría; o la cada vez más creciente falta de comprensión lectora por parte de los alumnos de enseñanza primara e incluso secundaria, me parece elitista y claramente interesado que todas las voces que aparecen en el documental estén ligadas a este tipo de enseñanza privada. Algunos estudiamos desde parbulario hasta la universidad en la educación pública y desarrollamos nuestra creatividad sin que se nos mermase en la escuela, como el documental trata de vender. Incluso algunos hemos convertido esa creatividad en nuestro trabajo y vocación (para algo está también las actividades extraescolares). Es incierto y malintencionado vender a los profesores de la enseñanza pública como meros volcadores de información en los cerebros de los alumnos, sin sentir empatía por ellos, crear lazos afectivos o ejercer procesos motivacionales. Algunos tuvimos excelentes profesores y educadores en un instituto público de barrio, de los que aprendimos conocimientos, respeto, tolerancia, y muchos de ellos ejercían su profesión con verdadera pasión y empatía, intentando trasladarla a los alumnos.
Igualmente me parece hasta peligroso cómo se vende la idea de que no son necesarias ciertas reglas, doctrina, disciplina, procesos de evalucación, en la escuela. Cuando la vida real una vez que salimos de ella está llena de ellos: oposiciones, exámenes, entrevistas de trabajo, etc, para conseguir un trabajo acorde a lo que aprendimos. Si cuestionamos todo, podríamos hablar de un cambio de modelo social, económico, evaluativo, etc, de acuerdo. No digo que el que exista esté bien, pero no se puede demonizar a un modelo educativo para vendernos otro que tiene, bajo mi punto de vista, claros tintes mesiánico-sectarios. El documental habla de la falta de atención y motivación para el aprendizaje de los jóvenes, pero no habla en ningún momento de las posibles causas, globales, de esto. La culpa no siempre es de los profesores de la enseñanza pública, que están desmotivados o no son capaces de controlar a una masa descontrolada de alumnos. Preguntémonos cómo la sociedad moderna, la cultura audiovisual, los teléfonos móviles, los videojuegos, los hábitos de consumo, influyen en esa desmotivación o falta de atención de los alumnos, y busquemos una solución y nuevos formatos para poner en práctica en la escuela pública. Y no dar como única alternativa una "escuela Waldorf" de pago. Con todo esto, el documental me parece un mero folleto panfletario envuelto en un interesado y sesgado análisis del apredizaje humano.
16 de agosto de 2012
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran documental creado a base de entrevistas y reflexiones que te permite analizar la situación actual de la educación dentro de las escuelas, y cómo podríamos mejorarla para conseguir un desarrollo integral del alumnado más positivo, partiendo de sus necesidades, intereses, educando sus emociones, aprendiendo cooperativamente, y un largo etcétera. No voy a enumerar las reflexiones, pero sí les invito a verla porque les permitirá construir un marco teórico con el que podrán partir para desarrollar una práctica educativa significativa. Es muy completo en el sentido de que analiza diversos puntos clave de la educación (de ahí su larga duración), gracias a los numerosos puntos de vista de diversos expertos, tanto de la Universidad como docente que ejercen en las escuelas.
Como críticas, echo en falta puntos de vista de dos miembros de la comunidad educativa: las familias y el propio alumnado. Deberíamos haberles invitado a opinar, y más cuando hablamos de la educación que les damos a los educandos y discentes, que cuenten cómo se sienten y cómo les gustaría que fuera la educación. Cierto es que el ritmo de la película es muy monótono, sirviendo la historia de los chavales que escribieron la redacción de "La educación prohibida" como enlace entre reflexión y reflexión, partiendo de citas de autores y autoras relevantes. Por ello, recomiendo mejor verla poco a poco para disfrutarla aún más.
Puede ser difícil llevar todo esto a la práctica, pero necesitamos sentarnos para pensar, no sentir miedo a estos cambios, y sobre todo intentar que las políticas educativas evolucionen. Es intolerable que la investigación educativa esté tan desconectada de las políticas educativas, y por ello seguimos enseñando como en el siglo XIX solo que ahora con ordenadores en clase, pero sin mucha diferencia. ¿Miedo? ¿Asesores que no saben de educación? ¿Conservadurismo?
No existe la verdad absoluta, este documento es recomendable para reflexionar. Recomendado para todos los educadores y estudiantes de carreras de Educación. Un 9.
Como críticas, echo en falta puntos de vista de dos miembros de la comunidad educativa: las familias y el propio alumnado. Deberíamos haberles invitado a opinar, y más cuando hablamos de la educación que les damos a los educandos y discentes, que cuenten cómo se sienten y cómo les gustaría que fuera la educación. Cierto es que el ritmo de la película es muy monótono, sirviendo la historia de los chavales que escribieron la redacción de "La educación prohibida" como enlace entre reflexión y reflexión, partiendo de citas de autores y autoras relevantes. Por ello, recomiendo mejor verla poco a poco para disfrutarla aún más.
Puede ser difícil llevar todo esto a la práctica, pero necesitamos sentarnos para pensar, no sentir miedo a estos cambios, y sobre todo intentar que las políticas educativas evolucionen. Es intolerable que la investigación educativa esté tan desconectada de las políticas educativas, y por ello seguimos enseñando como en el siglo XIX solo que ahora con ordenadores en clase, pero sin mucha diferencia. ¿Miedo? ¿Asesores que no saben de educación? ¿Conservadurismo?
No existe la verdad absoluta, este documento es recomendable para reflexionar. Recomendado para todos los educadores y estudiantes de carreras de Educación. Un 9.
18 de agosto de 2012
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental que presenta una realidad en los sistemas de Educación , Juan Vautista intenta de dar a juicio uno de los temas mas protestados de las ultimas décadas.
+ Buena dinámica en los hechos del documental.
- Visión muy perfecta para una realidad no tan apta.
- Falta de testimonios opuestos de lo que se trasmite.
- Poco énfasis a las educaciones orientales ya que su sistema es esencial para saber la cuna del problema.
Documental que abrirá un juicio a los planteamientos educacionales de hoy en día.
+ Buena dinámica en los hechos del documental.
- Visión muy perfecta para una realidad no tan apta.
- Falta de testimonios opuestos de lo que se trasmite.
- Poco énfasis a las educaciones orientales ya que su sistema es esencial para saber la cuna del problema.
Documental que abrirá un juicio a los planteamientos educacionales de hoy en día.
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