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Truhanes

Comedia Cuando la mala suerte y un asunto de poca monta llevan a la cárcel a Gonzalo Millares, la sensación de vértigo y malestar es tan grande que pone su seguridad en manos de Ginés Giménez, un timador mujeriego y borrachín que, a cambio de un futuro mejor fuera de la cárcel, se presta a echarle una mano mientras dure su cautiverio. Ése es el trato. (FILMAFFINITY)
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Críticas 15
Críticas ordenadas por utilidad
30 de mayo de 2006
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar, la combinación humorística y sentimental que se aprecia me parece genial, Miguel ha sabido llevar a cabo una historia que resulta graciosa y entretenida, además de la actuación de Paco Rabal que es estupenda. Me he reído desde el momento en que empezó la película, la verdad es que me resultó apetecible y me divertí bastante. También tiene un toque original aunque su historia es algo previsible, pero se desarrolla correctamente. Buen trabajo de Hermoso, te consigue atraer desde el primer minuto con un buen ritmo que hace imposible que se aburra uno.
La aplaudo, la verdad es que no esperaba este humor que a mí personalmente me ha hecho reír bastante.
Kike
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31 de agosto de 2008
19 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre Paco Rabal y Arturo Fernández, estuve toda la tarde sin parar de reír. Unos golpes de humor buenísimos y sigue una línea en toda la película de gags y escenas graciosas que hacen que merezca la pena ver esta película
Aluminio92
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17 de octubre de 2015
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Procedente del mundo de la publicidad con más de 600 spots, el granadino afincado en Madrid, Miguel Hermoso, debutó con esta comedia pícara obteniendo un gran éxito en el Festival de San Sebastián. La película se centra en dos personajes, Ginés y Gonzalo, encarnados por esos dos actores carismáticos como son Paco Rabal y Arturo Fernández. Dos delincuentes de distinta procedencia y evolución paralela. La cárcel y la calle son los ambientes en los que se mueven los protagonistas de dos realidades distintas, a partir de las cuales surgirán, el contraste y el humor, las venturas y desventuras, una emotiva amistad que se aleja y acerca según las circunstancias. Una comedia fresca y ligera en la que todos los personajes son en cierto modo “Truhanes” de una sociedad – la película sigue siendo actual – que está basada en el engaño y la mentira, si bien dicha afirmación no es fruto de una moral mal entendida, sino más bien de una constatación.

Miguel Hermoso mantiene una cadencia siempre amena, narrando los avatares de Gonzalo Miralles, es un caballero sofisticado y culto, hedonista refinado que acaba en la cárcel por un problema de tráfico de divisas combinado con mucha “mala suerte”. La vida cotidiana en la “trena” es difícil para un señorito como él y se encuentra agobiado ante la hostilidad de una serie de individuos pendencieros y ajenos a su mundo, hasta que conoce a Ginés Giménez y unos compañeros “frikis”, el lupa y el chino, Ginés es el líder, un ratero profesional, vividor, borracho y mujeriego que le ofrece su protección en prisión a cambio de su ayuda para poder prosperar cuando salga.

Es la historia desencantada de dos perdedores, porque si Ginés, al fin y al cabo es un pobre diablo, lo de Gonzalo es francamente patético, porque no quiere reconocer que los buenos tiempos quedaron atrás. Y es que en la vida real hay muchos más “Gonzalos” que “Gineses”, ya que resulta más difícil ser consciente del fracaso. El guión está tan conseguido que se adapta a los actores como un guante, la picaresca del vividor despreocupado que es Giner, la elegancia impostada y patética de Gonzalo es resuelta de forma admirable. Para ser su ópera prima, Hermoso demuestra una capacidad de seducción notable en la forma de mostrarnos unas situaciones divertidísimas durante toda la cinta.
Antonio Morales
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23 de octubre de 2016
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tierna comedia picaresca. En la mejor tradición española. Hasta para robar hay clases: Paco Rabal (inmenso, abrumador) y Arturo Fernández (estupendo, simpático).
Los personajes son mejores que la historia. Sus andanzas son flojas y deslavazadas, con un aire castizo y chabacano como de pleno destape, con una fotografía gris, una banda sonora fea y un tono demasiado pedestre y simplón, entre infantil y zafio. En cambio, ellos tienen gracia, humanidad, solera y están bien compenetrados (no es nada extraño que acabaran haciendo una serie).
Aventuras de medio pelo para estos Vaquilla y Torete ya crecidos, quizás, si nos ponemos finos, Rinconete y Cortadillo, o, ya tirando la casa por la ventana y forzando un poco la máquina comparativa siempre tan bonita, primos muy lejanos, lejanísimos, del Quijote y Sancho Panza venerables.
Del talego a la buena vida solo hay un paso. Trufado de buenas mozas, chorizos de guante blanco, maridos enfadados, cubatas de coñac, ricos ridículos y, sobre todo, esa zarzamora que a todas horas llora que llora y esa Lola Flores fabulosa en su breve papel badalonés tan acogedor.
Resulta inevitable cogerles cariño y querer más de estos golfos tan penosos. También ayudan los buenos secundarios a ello.
Amable película, escuálida pero digna, trivial pero sustanciosa. Te gana a pesar de su pobretón acabado o quizás por eso incluso con más motivo.
¡Vivan Ginés y Millares!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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3 de enero de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teniendo en cuenta que los bandos vencedores suelen tener sus propios cronistas y palmeros a sueldos, bien podríamos concluir que una de las historias que más merece la pena conocer, es la de los perdedores, dignos o indignos derrotados en la feroz vida.

Miguel Hermoso muestra mucha más sutileza de la que podríamos vaticinar en alguien que está empezando en la industria. Los dos actores no podían estar mejor escogidos, Paco Rabal se lleva al personaje más carismático, ese canalla bohemia con el que tanto empatizaba. No obstante, en esta crítica me gustaría romper una lanza en favor de Arturo Fernández, nunca bien ponderado por su labor en esta obra, haciendo de payaso serio sí, pero es quien lleva el peso de la trama y quien permite al gran Rabal lucirse.

Una historia que no es nada complicada, pero que está bien narrada y tiene la duración precisa. Incluso cameos como el de Lola Flores están bien escogidos, para una comedia con tintes casi italianos, por una buena mezcla de comedia-situación y verdadera tragedia escondida detrás de la supuesta carcajada.

Incluso el desenlace es carismático. Buenos papeles diseñados para dos excelentes intérpretes cuando se les dirigía bien.
El Libanés
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