Louise-Michel

En buena práctica, debería abstenerme de hacer la crítica de esta película por no haberla terminado de ver. No lo hice porque abandonamos la sala antes de que acabase la proyección —cosa que he hecho muy pocas veces en la vida—. No fuimos los únicos pues ya nos habían precedido en la deserción del cine una docena de espectadores más, y no es seguro que fuésemos los últimos en rehuir el pase completo.

No me rasgo las vestiduras con facilidad, pero ésta es una película sin pies ni cabeza que trata de ser —sin conseguirlo— una comedia disparatada. El problema que arrastra es que tiene muy poca gracia. Al principio, cuando uno todavía no sabe de qué va, esboza alguna sonrisa pero pronto se le congela la expresión. Y si esta película no consigue hacer reir, se diluye como un azucarillo.

Las interpretaciones no es que sean buenas o malas es que están al servicio de la nada. ¿Yolande Moreau —la portera en "Amélie"—, por ejemplo, hace una buena interpretación?
En una película de zombis su actuación sería mucho más celebrada pero, no cabe duda, que hace verosímil un personaje por el que, a partir de cierta hora, uno cambiaría de acera para no cruzarse con él. Lo que no me queda claro, como en la mayoría de los casos, es qué justifica un personaje así en el desarrollo de la acción. Si eso es una buena interpretación, lo es en un contexto que la desaprovecha.

Recurre a recursos, por otro lado, que pueden herir la sensibilidad de una parte de los espectadores. La canción "cristiana" me parece una "genialidad" prescindible, como lo sería una "mahometana" de iguales características. Uno recuerda la excepcional "La Vida de Brian" para darse cuenta de la distancia sideral que media entre el ingenio y la actividad cerebral casi isoplana, cuando se quiere ser desmitificador. Recordar, en otro orden de cosas, en pretendida clave de humor, actos terroristas que han arrancado la vida a miles de personas, es como contar chistes despiadados de invidentes o discapacitados mentales. A mí, por lo menos, no me motivan. Si eso es anarquismo visual prefiero algo más convencional. Me quedo con el "poder" antes que con el "querer y no poder".

Es una película que no aporta nada —ni una idea, ni una frase, ni un personaje, ni un paisaje, ni una canción...—, con indisimulada vocación hacia lo friki, que se recrea en lo repulsivo como un fin en sí mismo, irreverente sin causa, y que se hace pesada... muy pesada. Al menos hasta donde la vi, la sensación de tomadura de pelo no me la quita nadie.

"Para gustos se hicieron colores, y para colores, flores". Respeto a los que les guste pero no les elegiré como asesores cinematográficos de películas a ver.

Negra, negrisima y caustica comedia que camina a contracorriente de forma políticamente incorrecta entre el humor y la critica social.

Con un trabajo encomiable de sus protagonistas, a Yolande Moreau no hay que descubrirla ahora, y un guión bien articulado, acompañamos a estos dos marginados sociales que buscan el camino mas simple y directo para hacer justicia y de paso encontrar su lugar en el mundo. Sus directores consiguen con muy pocos planos impactos directos en la conciencia del espectador desechando lo superfluo y mostrando las vísceras de una realidad que parece friki pero no lo es en absoluto. La herencia del gag visual de Tatí planea por toda la cinta en un plato bien condimentado que hay que digerirlo crudo.

Lo de esta película sí que es enfrentarse a la crisis económica. Louise trabaja en una empresa textil que acaba de cerrar y no parece que esté demasiado cuerda. Michel es un matón de pacotilla que recibe la misión de matar al jefe de esa empresa, y tampoco parece que esté muy bien de la azotea. Los dos forman una pareja cómica, el Zipi Zape francés del tebeo de Delépine y Kervern (para colmo, también pareja, pero de directores). Nadie mejor que Yolande Moreau, musa de los realizadores y actriz de gran carrera teatral, para dar veracidad a una historia que se regodea en lo absurdo. Viendo las películas de estos directores, da la sensación de que el cine, para sus artífices, nunca puede ser una vía normal para representar la realidad. Y de ahí se entiende que la realidad tampoco es demasiado normal. Delépine y Kervern en Louise Michel no consiguen más que filmar un suma y sigue de salidas de tono. Como reflexión de algo me parece insuficiente. Como comedia absurda, también. Pero ganó el premio a mejor guión en San Sebastián...

Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities http://cachecine.blogspot.com

Así es el humor de esta película francesa que puede aburrir a más de uno y escandalizar a más de dos, pero que también puede hacer reir a muchos. Siempre que uno sintonice con el tono de la historia, marcadamente grotesco. Aparte de la sal gorda, vale destacar que la película tiene momentos auténticamente hilarantes, aunque quizás no sean los que los guionistas pretendían, como por ejemplo la toma de decisión de las trabajadoras despedidas que desencadena todo el lío subsiguiente. En su contra vale decir que en varias, puede que demasiadas ocasiones, se pierde en el intento de arrancar la carcajada del público, como esos humoristas rancios que se ríen los primeros de su propio chiste para ver si por simpatía alguien se arranca, y a media carcajada se dan cuenta de que su propia risa es la única que se oye en la sala, y se les corta la carcajada. Sólo que Delépine y Kervern no paran, y se enfangan en más de un momento. Pese a lo cual, tiene su aquél. Bouli Lanners funciona correctamente, y cuenta con el apoyo del público francófono, ante el que se prodiga, pero mucho me temo que en otras latitudes no funcione igual. Yolande Moreau merece un aplauso por su eficacia en el desempeño de su papel, y a su personaje le debemos alguno de los mejores momentos de la película. Por cierto que el superfluo final no es uno de ellos.

DANTESCA. Es un cúmulo de despropósitos uno tras otro. A pesar de que tiene algún momento que hace reir, me parece un humor tan salvaje que realmente no se si es que me reía de verdad o era por no llorar. Por lo desmesurado, es como un capítulo de padre de familia, pero sin gracia y encima triste. Todavía me cuesta creer que esto tuviera financiación para realizarse, y que lograran engañar a una distribuidora para sacarlo del país...