Rudderless

Una muy interesante película, con buenos actores y una música destacable. No es una película de alto presupuesto sin duda, pero es cine de alta calidad (dirigida por William H. Macy, que también actúa en la cinta). La canción del final tiene tanta profundidad que es imposible que no te quede dando vueltas y vueltas en la cabeza.
En fin, la recomiendo mucho. Un drama que abarca un tema muy delicado y se lo analiza de una manera muy particular.
Mírenla, no se van arrepentir.-

Ver Rudderless ha sido como tomar un café muy amargo al que se le han añadido demasiadas cucharaditas de azúcar. Me ha dejado un sabor raro. Así, lo que comienza siendo una historia trágica y dura se va transformando en una película amable, sanadora, moralizante y almibarada.

Al igual que la banda de rock protagonista, que está más pendiente del éxito y de las grupies que de la música, el film está deseando complacer al espectador más que narrar una historia y ahondar en ella. En este sentido, se escarba poco en la figura del hijo y en el infierno que escondían las letras de sus canciones.

A pesar de todo ello, se deja ver con interés y tiene momentos emocionantes y auténticos. En especial los que nos presentan al protagonista en la soledad de su barco, descubriendo el legado de su hijo. O también esas dos interpretaciones musicales suyas en solitario, en las que los fantasmas cobran vida y consiguen atravesar la pantalla.

Gran interpretación de Billy Crudup, algo anodina la del resto del reparto y prometedor debut en la dirección de William H. Macy, el inolvidable protagonista de Fargo.
Pensándolo, la película en realidad es un fiel retrato de la cara de Macy, extrañamente expresiva, con rasgos muy duros, pero presidida por una mirada dulce.

Dos años después de que Josh (Miles Heizer) su único hijo falleciera durante un tiroteo en la universidad, Sam (Billy Crudup) quien era para entonces un exitoso ejecutivo de una gran empresa, se encuentra sumido en la depresión y el alcohol, divorciado, con un trabajo con el que apenas puede subsistir y con pocas ganas de vivir. Además del duelo por su hijo hay algo que le impide desarrollarse en completa armonía con su entorno y consigo mismo.

Un día encuentra unas grabaciones de Josh en unas viejas cajas que su ex esposa le deja. Canciones compuestas por su hijo que él tomará como medio de escape del estancamiento en el que se encuentra. Más aún cuando conoce a Quentin (Anton Yelchin), un joven deseoso de conformar una banda con un par de amigos. Sam será la ficha que les hacía falta, en gran parte gracias a las excelentes canciones que interpreta como propias.

Rudderless es una propuesta con un hilo dramático que la mayor parte del metraje es muy fino, debido a que las situaciones graciosas son las que están presentes prácticamente siempre, de ahí que podría considerarse que es algo liviano en su desarrollo. El conflicto, que debiera ser el eje central, por momentos se olvida por completo, pero Macy al menos logra retomar esto sobre el cierre para salvar la propuesta.

La película es bastante predecible y encasilla muy fácilmente a sus personajes, los adolescentes están un tanto acartonados, con un tono que ciertamente se va por lo fácil, pero con todo y estos defectos es un trabajo que se disfruta y está muy bien hecho, sin duda destaca la música a cargo de Eef Barzelay, elemento primordial del film.

Con un tesón impresionante, Billy Crudup ha sabido hacerse un lugar entre los actores más representativos del cine independiente de los últimos años. Muchas de sus películas apenas comienzan a revisitarse, precisamente porque sus papeles dejan ver a un hombre que logra plantearse con seriedad los desafíos actorales que se le proponen.
En Rudderless se pone en la piel de un padre que carga con un gran sentimiento de culpa y que sufre por la disolución de su familia. Todo se va a pique. Con la dirección del gran William H. Macy, los espectadores nos dejamos atrapar por una bella historia de búsqueda de sí mismo y de reivindicación a partir de la música. El filme se me hace cercano al también buen trabajo de Mark Ruffalo y Keyra Knightley en Begin Again, pero tiene unas condiciones emocionales mucho más punzantes que resultan, a la par, ser muy catárticas para quienes lo vemos.

Quizás el valor que rescato más en ésta película, honestidad. Desde la dirección/producción que desarrolla una historia -fuerte y dramática- sin mayores pretensiones, hasta los personajes cada cual en sus propios temores. Y un desenlace de honesta realidad donde cada cual se enfrenta consigo mismo. Me gustó