Las nuevas aventuras de Rin-Tin-Tin

El que fuera una de los animales estrella de Hollywood en los años 20 y sucesivos, más famoso y querido por los niños, el perro Rin-Tin-Tin, llega al siglo XXI en una adaptación de serie B muy menor, cuya única cara conocida es Ben Cross. Qué duro es el paso del tiempo. Antes de seguir, aunque no lo parezca, la película está basada en hechos reales, si bien se han intercalado episodios ficticios de tono humorístico para darle más sustancia a la trama. Pero en lo esencial es cierto. A finales de la Primera Guerra Mundial, un soldado norteamericano destinado en Francia encontró una familia de pastores alemanes de la que acabaría llevándose a su país dos cachorros, uno de los cuales Rinty, adiestrado convenientemente por él mismo, dio el salto con éxito al cine.

La obra trata de ser familiar y agradable pero acaba pecando de ser excesivamente infantil, principalmente por el recurso a lo bufonesco. Es tontísima, por ejemplo, la guerra es la más falsa que he visto en mi vida, pero en algún momento puede resultar simpática, según también el espectador. A mí de todas maneras, el único momento que me han transmitido algo de emoción, ha sido en el rescate de la niña, que dura como dos minutos. Por lo menos se beneficia del mucho encanto de ese período que oscila entre 1912 y 1921, con los años bélicos como plato fuerte, si bien la ambientación es limitada y el vestuario peor aún. De hecho, la moda femenina parece más de la década de los 80 que de 1918. Así que aunque el perro sea muy mono, la película es flojilla.