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Los malvados de Firecreek

Western Al pueblo de Firecreek llegan unos pistoleros que provocan toda clase de disturbios y tienen atemorizada a la población. El sheriff honorario, que es un granjero cuya mujer está a punto de dar a luz, adopta una actitud pasiva ante los desmanes de la banda. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
1 de noviembre de 2008
33 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Firecreek. Un pueblo. Un rincón donde se refugian perdedores, fracasados, mujeres que quieren olvidar su pasado...Un grupo de pistoleros llegan al pueblo. Nadie los detiene. El abuso y irrespetusoso trato humilla hasta límites insospechados los orgullos, de por sí casi inexitentes, de sus habitantes. Y esperando. Esperando a que un hombre se levante. Grite. Empuñe un revólver y se enfrente a los tiranos. Con una placa artesanal. Pero al fin y al cabo una placa, y lo que representa. Para este momento James Stewart ya ha alcanzado otra vez la cima de la interpretación.

Otra vez. Sí otra vez más. De nuevo y sin aparente esfuerzo. Dialoga, ama, lucha, cuenta cuentos, sostiene manos, se hace un torniquete. Realiza un discurso lleno de pasión, te convence, tiembla y sostiene con fuerza la cuerda del ahorcado. Interpreta. Perdón. INTERPRETA. Actua y representa un héroe que podríamos ser cualquiera. Y por eso siempre es James quien gana. Bueno gana el cine y espectador. Y da igual que le acompañe Henry Fonda. Él, nosotros, ya sabíamos desde el principio que ese granjero tendría razón. E incluso el fuego de las armas también se la daría. "Somos hombres cabalgando sobre cerdos engrasados Johnny". Pero Johnny parece responderle con la mirada: "Sí, pero cuando yo me caiga me levantaré de nuevo".

Pues esto es, a pesar de la penosa traducción del título, otro pedacito más de la carrera de uno de los mejores. O el mejor. Ojos azules no me has dejado hablar de la película. Otra vez, otra vez más, tú has sido el cine.
Alfie
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10 de diciembre de 2005
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otro de esos memorables westerns que el gran James Stewart nos regaló a finales de los años 60, esta vez en el papel de un humilde granjero, que ha de enfrentarse a una banda de malhechores comandada por el genial Henry Fonda.
Stewart personifica a la perfección el papel del endeble, (el físico de Stewart no era muy robusto), pero implacable héroe solitario, dando a la película el interés y valor necesario que suponen dos largas horas de metraje.
Junto a ambos intérpretes, la bella aunque algo gélida Inger Stevens, (El póquer de la muerte, cometieron dos errores, aporta el toque suave y femenino en una interpretación notable, de la que podía haber sido una brillante carrera en el medio, interrumpida súbitamente en 1970, debido al suicidio de la actriz con una ingestión desmesurada de barbitúricos.
A destacar también la presencia de notables actores secundarios como Ed Begley Jr, (el cura del poblado), el omnipresente Jack Elam, (uno de los malhechores), o Gary Lockwood.
Una pequeña e intensa obra maestra de un género injustamente olvidado y desprestigiado.
Paco
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24 de octubre de 2014
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por aquellos tiempos James Stewart de vaquero se ponía a funcionar cuando le disparaban. Los tiros le hacían mella pero nada más, dolor no sentía, el cabreo le hacía olvidar el dolor de llevar plomo atravesando carne e incrustado en el hueso.

La película se hace larga porque los malvados son malos poco a poco, al principio quieren engañar, asustan a las rubias, beben whisky en misa, poca cosa; ahora... cuando ves que Jack Elam le toca el culo a la india buenorra, entonces sí. Ahí ya sí que se pasan… Ahí ves que la cosa va en serio...

Jack Elam es un cabrón de cuidado, siempre tiene que ser él quien vaya dando la nota. Gran Jack Elam de malvado. Siempre.

Esta película iba para aprobadillo hasta que llega el duelo. El duelo es impresionante, no estoy de cachondeo cuando digo que es uno de los mejores duelos rodados en el Western. Ya quisieran películas famosas de OK corrales haber conseguido algo tan bueno en tan poco tiempo.

La clave es el viento en esas secuencias. A mí me encanta el viento. Sentir el sonido del viento zumbar a tu lado y los árboles agitarse entre remolinos de hojas me dicen que estoy vivo, que todo está vivo a mi alrededor. Ese duelo entre barracas descuajeringadas, batiéndose los portones, con Henry Fonda impresionante soltando frases épicas (acabo de aprender que dejar herido a un hombre es un error… No vayas derecho hacia un hombre que te está esperando…) son momentazos inolvidables. El viento fue clave a la hora de rodar, aísla y entristece, retrasa el estampido de los tiros y oculta el rumor de los pasos.

Inolvidable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
floïd blue
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8 de julio de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen reparto y valores son la seña de identidad de esta película. Durante el transcurso de la misma parece que la película se torna vulgar en escenarios realmente pobres y lúgubres, pero es un as en la manga del director, una tapadera, una genialidad explicada a lo largo del film que entreve un gran trasfondo, el deber del honor.

Stewart esta en su salsa, no creo que hubiese un actor más acertado para este papel, al contrario de Fonda pues creo que no le pega mucho ya que por momentos me parece un desprestigio a su figura, pero recordando aquella frase del gran John Ford: "¿Usted ha visto caminar a Henry Fonda? Pues eso es el cine", simplemente hay que sacarse el sombrero y deleitarse con su mera presencia, tenia un estilo único y memorable.

Ya para terminar, solo resaltar que Vincent McEveety ha trabajado en diversas películas y diversas colaboraciones en series de TV tales como Colombo o Star Trek pero a mi juicio esta es su opera prima.

Esta película es más que recomendable.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ari
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2 de julio de 2020
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aparentemente Firecreek es un pueblo tranquilo, una guapa pastora apacienta el rebaño junto al río, los perros andan tan tranquilos por la calle, al lado un niño juega en un charco. La escena no puede ser aparentemente más bucólica. Pero a medida que van apareciendo en escena los personajes empezamos a ver que allí pasa algo raro. No es normal tal concentración de cobardía, egoísmo, fracaso, miedo, conformismo, falta de decisión ...
Todos esconden algo, todos huyen de un pasado turbio, todos han perdido sus sueños y, lo que es peor, todos asumen ese fracaso como algo "natural". Mejor dicho, al final están satisfechos de ¿vivir? así.
En este contexto una banda de forajidos saca a la luz la situación. Ya no puede seguir igual la gente. Es entonces cuando un sheriff, granjero de oficio (Stewart), decide finalmente enfrentarse a su fracaso personal y a su fracaso como ciudadano, levantándose frente a los pistoleros en un auténtico duelo de interpretaciones. Pero la decisión no es algo que surja bruscamente, la cinta nos va llevando poco a poco y magistralmente en un crescendo de tensión emocional, la atmósfera va cargándose por momentos anunciando el drama.
Alguna reseña enfatiza el poder catalizador del viento en el desenlace. Buena idea. Pero nosotros pensamos que el director desde el principio nos está enseñando las cosas con bastante claridad. Lo muestra con ese cementerio allá al fondo que preside en lo alto la ciudad con sus cruces blancas, lo muestra también con las casas y graneros rotos y viejos como la conciencia de sus moradores, lo muestra finalmente con la podredumbre física de sus tablas y maderas solo comparable con la descomposición moral de sus habitantes.
Lafuente Estefanía
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