Camino del sur

Nicholson en su tinta. Una tinta algo mas moderada que en El resplandor, Las brujas de Eastwick o Batman, pero tinta sui-generis al fin y a la postre. En ella está la personalidad del film. Sin ella el western hubiese sido uno más, pero ese Henry Moon (Nicholson) al estilo “cartoon” “Sam ¿Qué hay de nuevo, viejo?” es el principal activo de un film donde hizo su debut, triunfal por cierto, Mary Steenburgen, con nominación al Globo de Oro incluida, por su actuación, y donde Danny deVito, John Belushi o Christopher Lloyd, especialmente éste último tienen actuaciones interesantes.

Como habrán supuesto no estamos ante un western al uso. Un bandido al que el caballo deja tirado en plena huida y que es apresado cuando está celebrando su traspaso de la frontera mexicana es el inicio de algo prometedor. Una especie de ley de ultimas voluntades que permite eludir la horca a cambio de un si quiero”, es una buena continuación. La banda tipo hermanos Dalton es todo un poema. La anciana que fallece victima de las efusividades presuntamente amorosas del tal Moon, otra perla. Y, hablando de perlas, las de algunos diálogos son dignas de los mejores Marx. Las referencias a las latas de albaricoques (como pensamiento, digamos pseudo erótico) o aquello de:

-“ Tengo tanta hambre que me comería un perro entero”
-“ Voy a mirar si tenemos alguno congelado en la cocina”

son excelentes momentos de un film con un tono cómico mas que notable y al que el español Nestor Almendros da ese toque fotográfico tan personal como inigualable.

Sin embargo, a esos buenos momentos le siguen otros mucho más anodinos, lentos y sobre todo, previsibles, lo cual disminuye la nota del conjunto. Incluso, los demasiado suspicaces, que los hay, pueden llegar a resumirlo todo en la eterna lucha de sexos o como llevarse a la pareja a la cama.

En resumen, de todo hay en la viña del Señor, o en la mina, que viene a ser lo mismo. En este caso las uvas no son de la ira, sino de la suerte. ¡Que se lo digan a Henry Moon encapuchado y con la soga al cuello!

A Jack Nicholson le debió gustar la experiencia de rodar un western, así que dos años después de protagonizar Missouri junto a Marlon Brando, decidió debutar tras la cámara y a su vez protagonizar otro de carácter marcadamente cómico. Puede que en su día gustara a alguien pero en la actualidad podríamos definir Camino al sur como una tontería estúpida y sin ninguna gracia cercana al bodrio.

Cuenta la historia de un forajido que se libra de la horca en el último momento cuando una mujer decide casarse con él para que le ayude a trabajar en una mina de su propiedad en la que se cree existe un yacimiento de oro. Nicholson hace debutar al simpático John Belushi y a Mary Steenburgen con su delicada belleza (lo mejor de la cinta sin duda) reuniendo a varios de sus colegas en Alguien voló sobre el nido del cuco como Danny DeVito o Christopher Lloyd, para filmar una película tontorrona y lenta con una trama carente del más mínimo interés.

Originalilla aunque no muy conseguida cinta, donde las características propias del far west y las de la comedia se dan la mano de una forma más bien burda.
El argumento es interesante y se presta a un juego fílmico atractivo, pero Nicholson no sabe ó no quiere ser cauto y a menudo se le va la mano como actor. Al ser el director se ha dado barra libre y su histrionismo luce como en él es habitual cuando el argumento se presta a ello (bueno, también vale para su interpretación en "El resplandor", de Kubrick).
La dirección de intérpretes, mucha veces, parece no existir, sobre todo, repito, en cuanto a su propia interpretación se refiere. Marty Steenburgen, sin embargo, elegante y excelente, como siempre.
Pero, bueno, reconozco que es una cinta simpática, con las que te sonríes un buen número de veces. Pero un poco más de seriedad habría estado mejor.
Mención aparte merece la preciosa fotografía de nuestro inolvidable Néstor Almendros.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es

Un hombre cabalga a toda velocidad por el desierto hasta que se pierde en el horizonte. Bruscamente irrumpen en la pantalla sus perseguidores. La cámara permanece fija ¿mirando al Sur?.
Se trata de Moon (Nicholson), un bandido entre cuyos méritos figura participar a las órdenes de Quantrill en la masacre de Lawrence durante la guerra de Secesión.
Lo cogen y, claro, lo van a ahorcar, "No es justo, total por robar unos caballos y asaltar unos bancos". Con la soga al cuello la joven Julia (Steenburgen) hace uso de la prerrogativa de salvar su vida a cambio del matrimonio. ¡Sorpresa!
El comienzo es sorprendente y esperanzador. Un western con su parte cómica y su parte sentimental. Un guion potable y buenos actores.
Sin embargo el realizador-actor no puede evitar el protagonismo y la sobreactuación, sin dejar mucho espacio al resto de actores y sin permitir que la trama discurra con fluidez. En la segunda parte el ritmo se hace lento, está todo muy parado. Y sin embargo, en algunos momentos hay unos barridos de cámara mareantes.
Dentro de la vulgaridad de otros, resaltan algunos diálogos como los que mantienen esposas y maridos por separado a cuenta del enlatado de albaricoques.
Excelente interpretación de Steenburgen, lo mismo que Jack si salvamos su omnipresencia. Tampoco está mal el resto del elenco.
Cinta pasable pero que no termina de encontrar el Norte.

No sé. Una especie de Wester graciosillo, que pretende ser simpático. Un condenado a muerte por robar caballos puede librarse de la horca si una mujer decide casarse con él.
Una mujer joven así lo desea y comienza la aventura. No es una del oeste al uso, ni mucho menos.
No es una gran película, pero se deja ver. Tiene su punto de gracia, y nunca sabes a dónde va a ir..., qué clase de giro tiene y cuál es el siguiente gag. Me agrada. Tiene su gracia.
Nicholson tiene solamente tres películas como director. Las tres con mediocre valoración. Y todas hace muchísimos años. No triunfó en esta faceta, y supongo que no quería repetirse en una fórmula que no le llevada a ningún sitio, ni creativo, ni a nivel de público, ni crítica, ni económico. Bien está lo que se deja y no se repite.