El furor de la codicia

Poco tiene que ver esta película con la novela del maestro Goodis, en la que se basa, en la novela la relacin entre el ladron y el policía corrupto esta mejor hilvanada y es mas realista, lo que es el principal fallo de esta película, la falta de verosimilitud de la historia y las inconsistencias del guion, como por ejemplo la profesionalidad y la precision que demuestran en el atraco y los errores de aficionados y las torpes improvisaciones de después. Eso si las persecuciones y el buen hacer de su pareja protagonista salvan los muebles, un tipo de papel que a Belmondo se le daba muy bien ya que es un actor muy físico, también chirria la actuación del policía,parece que puede hacer lo que le da la gana con una arbitrariedad asombrosa.

Es posible que la película sea una excusa para el lucimiento personal de la estrella del momento, Jean-Paul Belmondo, por lo que se entiende que haya cierto sector crítico con ese protagonismo. Su fiabilidad con los puños, al volante y cuando le da al piquito pueden producir un efecto contrario al deseado, puede caer mal, por no hablar del evidente machismo que destila. Omar Sharif por otro lado empieza cayendo mejor de lo que acaba siendo al final, aunque antes de que acabe la película habremos presenciado una espectacular persecución por las calles de la ciudad, puede que no aporte nada, pero es tan larga y con tantos trucos que no queda otra que rendirse a su efectismo, pura fascinación, pura admiración por quien estaba detrás de las cámaras, que es a quien quiero elogiar con mayor objetividad.

No he visto todas las películas de Henri Verneuil, tampoco he visto pocas, y de momento jamás me ha decepcionado. Aquí, en esta lamentablemente mal traducida del original "El furor de la codicia" ("Le casse"), la película destaca por el enfrentamiento entre los dos protagonistas. Antes de que acabe sabemos que Belmondo ganará la partida, no es un spoiler, son cosas que se saben, igual que sabemos que la persecución no aporta nada a la trama, pero ¿dónde está el problema?; y esas preguntas: ¿conoce el límite de velocidad?; ¿sabe a qué velocidad iba?; ¿no es una maravilla en los años setenta y en la actualidad?; ¿y esa cena en la que el policía le cambia el filete con patatas por algo mucho mejor?

De acuerdo, los fans de Belmondo, que también los hay, quedarán encantados. Yo quería poner por delante al director por una vez, que detrás de las cámaras era un maestro.

Esta película de Henri Verneuil, director francés de origen armenio, es muy curiosa: el ladrón interpretado por Jean-Paul Belmondo cae cada vez mejor, y el policía interpretado por Omar Sharif cae cada vez peor, seguramente porque el espectador se va dando cuenta de que el policía es peor que el ladrón. Destaca la secuencia en el restaurante griego, por los suculentos platos típicos que aparecen en ella, y sobresalen todas las escenas de acción, especialmente la larga y espectacular persecución automovilística por las calles de Atenas.

Muy buena película de Henri Vernueil recordado por películas como “I…como Ícaro, El clan de los sicilianos, Cien mil dólares al sol, La hora 25, Gran jugada en la costa azul, Une manche et la belle”, etc.

Entretenida de principio a fin. Guión del mismo director, y basado en la novela de David Goodis.

Con actores de primera plana como Jean-Paul Belmondo, Omar Sharif y Robert Hossein y con el encanto y sensualidad de la actriz Dyan Cannon.

Qué más se puede pedir? El duelo interpretativo Belmondo-Sharif magnífico. La escena de la comida en el restaurante ateniense entre ambos antológica y la persecución de coches increíble.

Las escenas acrobáticas de Belmondo a tener en cuenta y la pelea que tiene a puñetazos inmejorable.


A quien le guste el cine de acción, el cine francés y Henri Verneuil, tiene la ocasión de ver aquí una gran película. Dos horas de puro entretenimiento, que es para mí lo más importante.

Tres hombres y una chica, forman un clan para robar una lujosa casa en cuya caja fuerte se encuentra una colección de esmeraldas valorada en un millón de dólares, pero, al momento de hacerse con el botín, un gran sabueso de la policía, el inspector Abel Zacharia, sospecha del auto de Azad, el cabecilla… y desde entonces, se convertirá en su sombra empeñado en recuperar el botín ¡para quedarse con él!

Así es como despega ésta simpática historia policial que, curiosamente, se estrenó 27 días antes que, “The French Connection”, y con ella guarda una que otra semejanza. El filme de, Henri Verneuil, parte del libro, “The Burglar”, que, el estadounidense, David Goodis (1917-1967), publicara en 1953. El guion estuvo en manos del propio, Verneuil, en compañía del también novelista sirio, Vahé Katcha, y la historia es de esas donde, la línea que separa al delincuente del policía es muy, pero, muy delgada.

Por suerte, la película cuenta con dos magníficos actores: Jean-Paul Belmondo, una suerte de antihéroe que, por esta vez, no andará demasiado preocupado por las mujeres, pues, se encuentra bastante entretenido con la colección de frías, pero, valiosísimas piedras, que se ha puesto a su alcance; y, Omar Sharif, un astuto policía al que la ambición tampoco le es ajena… pero capaz de guardar compostura hasta un límite que, bueno, también tiene su límite.

El filme se nos hace bastante entretenido, y Belmondo se luce asumiendo, él mismo, todas las escenas de riesgo. La persecución, ejecutada con dos autos nada modernos, resulta bastante lograda y, Verneuil, la aprovecha para hacer lugar a esos mordaces apuntes que no faltan en su valiosa filmografía.

La novela de Goodis, ya había sido adaptada al cine por el mismo escritor, en 1957, en el filme homónimo que dirigiera, Paul Wendkos, y el personaje de la modelo, lo hizo la exuberante, Jayne Mansfield, razón por la que, Lena Gripp, fue interpretada ahora por Dyan Cannon, buscando, intencionalmente, cierta semejanza… aunque tengo que admitir que me quedo con la Mansfield por ‘notables razones’.

A Goodis, lo apreciaron tanto los directores franceses de la Nouvelle Vague que, Francois Truffaut, se sirvió de su novela, “Down there”, para realizar, “Tirez sur le pianiste” (1960) y en su película “Made in U.S.A.”, Jean-Luc Godard llamó a uno de sus personajes, ‘David Goodis’. Como caso curioso, su muerte, acaecida cuando apenas cumplía 49 años, parece haberse derivado como consecuencia de unos golpes que recibió cuando, días atrás, se resistió a ser robado.

Nada raro, pues, que otro francés, Henri Verneuil, se interesara también en la obra de Goodis y de, “The Burglar”, resultara otro film noir realmente divertido.

Título para Latinoamérica: LOS LADRONES