Si Dios quiere

Edoardo Maria Falcone nos presenta una película simpática y agradable, con secuencias divertidas y con un trasfondo no exento de reflexión. Hay instantes de la cinta en donde se recupera el espíritu de la comedia italiana, acercándose, aunque sea levemente a las celebradas filmaciones de un para mí admirado Dino Risi, ya que tanto el guion se ajusta a ello y los actores excelentemente encontrados realizan un encomiable trabajo, sobresaliendo en especial un magnífico Marco Giallini.

La historia nos introduce en una típica familia burguesa formada por el padre Tommaso, brillante cardiólogo, engreído, pagado de sí mismo y ateo convencido. La madre, se encuentra esos momentos de la vida en la que su existencia carece de sentido. La hija y su esposo (personaje sistemáticamente despreciado por su suegro) viven una existencia de lujo y dados a los viajes exóticos, y el hijo Andrea brillante en sus estudios y futuro cardiólogo, golpea a todos los anteriores al comunicarles su decisión de convertirse en sacerdote. Tommaso herido en su amor propio, decide averiguar quien ha inducido a su vástago a tan absurda decisión. Aparece la figura de Don Pietro, un sacerdote muy a su estilo y guía espiritual de Andrea, y es entonces cuando la cinta nos regala una serie de secuencias simpáticas y en ciertos instantes comedia del engaño entre Tommaso y Don Pietro.

Es realmente una comedia correcta, amena, divertida con muchos giros inesperados, que te hace sonreír y también reflexionar, cuestión que no se puede decir de otras muchas películas.

Si Dios quiere, de Edoardo Maria Falcone, es una comedia dramática basada en un prestigioso cardiólogo bastante apático y ateo, que tras descubrir que su hijo quiere ser sacerdote, siente como todo su mundo creado se desmorona e intenta enderezarlo.
Sin duda, una comedia a la italiana digna de visión que funciona a la perfección, ya que tiene en su interior todos los componentes necesarios para hacer reír en bastantes ocasiones al público, y además, se reserva en su interior algún detalle inesperado que pondrá la guinda a una cinta notable. Con la intención no solo de divertir, sino también de llegar al corazón espiritual del espectador, el director construye un llamativo film que es dinámico y pasa en un santiamén, ya que su jocoso humor que se basa en la seriedad y tosquedad de un padre de familia que tiene su vida y la de su familia bastante controlada, es acompañada sutilmente por una música que hace que el humor de la cinta gane puntos.
Como nota negativa, no funciona a un alto nivel todo el rato, y a veces flojea algo, aunque no lo suficiente como para desviar la atención de un público entregado a la risa bien trabajada y característicamente italiana. Por tanto, entretenimiento y risas a un buen nivel se ofrecen al público en un producto certero y jocoso que será las delicias de todos aquellos que decidan visualizarla, ya que, lo que expone es hilarante y además tiene un mensaje en su interior que gustará a muchos y hace que el film toque por ciertos detalles dramáticos con los pies en la tierra. Por ello, hace cavilar a cada uno de nosotros sobre lo que tenemos en nuestra vida más abandonado, cuando en realidad es lo más importante.
En resumen, considero Si Dios quiere, una comedia dramática digna de ver y disfrutar para todos aquellos amantes de la risa bien trabajada que además contiene en su interior mensajes que hacen pensar al público sobre lo que verdaderamente es importante o no en la vida. Es, por tanto, una película que sin ser una gran obra tiene en su interior todo lo necesario para dar al público todo lo que se encuentra cada día en la vida. Risas y lágrimas. Y además, lo hace con cabeza y corazón, y tan solo peca de no mantener el alto nivel que ofrece en ocasiones durante todo el rato.

Esta ópera prima de este guionista italiano es una rareza. La historia es simple y el director sabe dónde apunta. El casting es genial, lo actores (todos simpáticos) leen bien el tono de comedia. No pretende ser una película de honduras intelectuales: algunos temas complejos (clasismo, homofobia, intolerancia) sólo son utilizados de fachada para desarrollar una historia más bien cristiana. Los personajes transmiten frescura y el desenlace avanza hacia el lado humano, más dramático si se quiere, pero nunca cayendo en lo grave. Una cinta de una hora y media donde en toda la primera hora despliega a un zoológico de familiares, quizá estereotipados, pero con actores fluyendo como se estila en una buena comedia italiana. Luego viene una sección, muy hollywoodense, pero que igual funciona. El personaje principal da un giro en su vida gracias a la amistad que le prodiga un jovial párroco. Un ateo diría que las personas no cambian (al menos no demasiado), pero ésta es una película cristiana y hay que bancárselo. Esta simplificación de la historia tiene su encanto y nos reserva una vuelta de tuerca que vuelve a encumbrar el film. Esta mixtura europeo-americana tiene prisa, sin embargo, deja un buen sabor de boca. No apto para ateos sin sentido del humor.

La comedia italiana como premisa: un doctor-profesor (Ciencia-Razón) versus un sacerdote (Religión-Espiritualidad). El combate latente, el binomio que espera soportar todos los asaltos.

Pulso enérgico al comienzo, comedia desarrollada de manera magistral en todo el desarrollo y algo de patinazo en el desenlace por lo decimonónico y "bienqueda" de ese mensaje que "gravita" cual pera que cae del árbol. Los personajes están enormes todos, quizá el que más flojea es ese hijo proyecto de cura que deambula de manera más sosa, pero en general el reparto está de sobresaliente. Hay escenas verdaderamente brillantes y que destacan por la comedia y por la risa pura y llanamente. Hay que destacar que con un presupuesto modesto se pueden lograr productos tan geniales como cualquier otro de mayor rango económico.

El final: un cirujano de lo mejor de Italia (amigo del protagonista) apela al milagro. Quizá resume perfectamente las connotaciones católicas del mensaje del desenlace. Pero que esto no desmerezca todo lo anterior.

Resumen: estamos ante una película genial, una comedia como pocas se encuentran hoy en día, una joyita en ciernes que quizá brilla menos por alguna mala decisión a la hora de enfocar el mensaje, o por no quererse mojar mucho más en estos temas de hoy en día. Pero ante todo, yo percibí una comedia acerca de la amistad, más allá del perfumado poema de Dios.

Recomendable.

La verdad es que su argumento podría haberse explotado de un modo bastante más interesante. La película comienza bien pero va de más a menos, llegando a resultar previsible y apagando sus toques de comedia paulatinamente. El director debería haberse centrado más en incidir sobre el conflicto religión-ciencia y en desarrollar el exiguo papel del resto de personajes secundarios. Si no eres creyente, quizás te disguste, pues el desenlace muestra claramente tintes proselitistas. Aún así está bien ejecutada; es divertida y se deja ver, mas los momentos divertidos se van diluyendo poco a poco.