Pennyworth (Serie de TV)

El segundo mayordomo más famoso de la historia (después de Jeeves, claro), recibe su serie, y, como ya pasaba en Gotham, «este no es el Alfred Pennyworth de tus papás». Y es que nos encontramos ante unos capítulos llenos de acción, de tramas enrevesadas, de sociedades secretas, de un Thomas Wayne sin pasta, una Martha Kane comunista... y un Alfred que las reparte como un campeón, con ayuda de sus dos coleguillas del ejército, uno un pedazo de carne sonado y el otro un señor de raza negra de lo más frío, elegante y eficiente.

Y todo está bastante bien, la verdad: desde la ambientación magníficamente lograda en un Londres alternativo con ejecuciones públicas y zepelines, hasta las interpretaciones, que no son de Óscar, pero, oigan, no desmerecen. Y los malos, absolutamente geniales, lo mejor de la serie sin duda. Y sigo en spoilers con una revelación que, créanlo, no quieren saber, pero que se van a espoilear igualmente, así que...

No soy experta en Batman; no conocía a Alfred, su mayordomo. Llegué a esta serie por intuición. Poco a poco el personaje protagonista y varios detalles que lo acompañan en su periplo me fueron cautivando.

La relación paterno filial me atrapó desde el principio, el silencio entre un padre y un hijo que tienen mucho que decirse y reprenderse y solo lo expresan a través de caras largas y miradas enfrentadas. El arraigo familiar de Alfred ("mis padres", "quiero estar con mis padres", "volveré a vivir con mis padres", escenas del padre-autoritario, la madre-sumisa y mojigata, el hijo compartiendo sofá, delatan un vínculo familiar que se estila poco en los filmes de héroes; dos de esos personajes, aparentemente simples, ocultan secretas actitudes cuestionables; y todo eso me gusta porque el protagonista conserva su autonomía a pesar del arraigo familiar).

La relación leal con sus dos amigos y excompañeros de combate. Su pose de galán a lo Cary Grant. Domina el arte de la elegancia en escena con amigos, socios y enemigos. Una aparente frialdad... El humor británico se desenvuelve de maravilla en medio de un decorado nebuloso y noir que brilla en momentos coloridos de la mano de un elenco femenino que destila estilo pop art, maravillosamente logrado, a través de personajes como: Bet Sykes (maravillosa actuación de Paloma Faith) y su hermana Peggy; Martha Kane, The Queen, la Dra. Frances Gaunt (inmensa Anna Canciller). El protagonismo de la mujer es otro de los ingredientes que se distinguen en esta, para mí, magnífica e inspiradora serie.

Así como los pequeños detalles que se incluyen escenográficamente como ese momento en que aparece una vaca siendo ordeñada en mitad de la calle mientras la gente acude a comprar leche, en medio de una calle céntrica de esa City alternativa. En fin, podría extenderme más pero me falta tiempo.

La recomiendo porque creo que entretiene y enriquece. El guion es bueno y, subliminalmente, más profundo de lo que pueda aparentar. No falta el ingenio. Los actores realizan un trabajo de calidad y el clima de la serie nos traslada a esos años en los que disfrutábamos y soñábamos leyendo comics de aventuras y misterio en la metrópolis.

La dejo de ver en el episodio 5, porque además de que los diálogos son horribles además de aportar entre nada y poco, al ambientación no salva el quedarme dormido en cada uno de ellos.

Es una historia entre lo que pudo ser de Batman y lo que no fue de Alfred... una cosa vaga, vaga, vaga...

Sólo se salva la ambientación, a mi entender.

Cuando uno tiene en sus manos un tebeo o comic no espera leer a Dostoyevsky o Shakespeare, hay excepciones por supuesto que al menos se inspiran en estos u otros autores sagrados. Uno espera nada más y nada menos que un rato entretenido y sobre todo un apartado artístico, las ilustraciones, que compensen el precio y regodear la mirada. "Pennyworth" nos ofrece treinta comics de una hora en sus tres temporadas en las que cumple sobradamente con las dos premisas pero sobre todo con la segunda.

El diseño de producción, la dirección artística, el vestuario, los detalles brillan con luz propia en ese Londres distópico y sesentero que asume protagonismo como Gotham con Batman. Cuenta por otro lado con una amplia galería de personajes atractivos que transitan por el filo de la navaja bien interpretados por el elenco, con un Jack Bannon que a pesar de ofrecer una imagen aniñada (me evoca a un Tintín adulto) se hace con un personaje que capitulo a capitulo se va desligando del presupuesto inicial de ser el futuro mayordomo del hombre murciélago y consigue su propia independencia como personaje.

Mejor así porque al final y después de que el tío Paco se haya pasado con sus rebajas por las plataformas, HBO ha decidido cancelar la serie al final de su tercera temporada y nos quedamos con las ganas de saber cómo Alfred Thaddeus Crane Pennyworth se hizo mayordomo de los Wayne y padre sustituto de Batman. 

cineziete

Puntuación: 6,5

*Una ambiente apabullante

Uno de los mayores aciertos de esta primera temporada es la ambientación de Londres. La trama se desarrolla en una ciudad con tintes de noir y con una concepción de los años ’60 muy plástica, agradable y sorprendente.

Bruno Heller y Danny Cannon, los creadores de la serie, buscaban conseguir un Londres oscuro y lleno de secretos e intrigas. Y lo han logrado, al menos estéticamente.

*El héroe es el héroe

Eso parecen tenerlo muy claro. Aunque Bannon interpreta muy correctamente a Alfred, un ex soldado joven con ganas de comerse el mundo, la serie no parece capaz de olvidar que él es el héroe.

Alfred Pennyworth es joven, atractivo, bueno, y en los momentos en que es violento lo es solo porque tiene que serlo. Es un personaje demasiado obvio, sin matices, eso sí, al igual que todo el reparto, con un humor muy inglés, cosa que agradecemos.

Podría parecernos lógico que, después de ser un sidekick, es decir un acompañante, de uno de los superhéroes más importantes del mundo durante tanto tiempo, Alfred se hubiera ganado el derecho a protagonizar una serie sin que nadie, ni Thomas Wayne (Tom Aldridge) le robe el protagonismo. Sin embargo eso no justifica un personaje sin un gran arco psicológico.

*Un universo en expansión

Lejos quedan ya, por suerte, las adaptaciones de Batman perpetradas por Tim Burton y Joel Schumacher. Este siglo XXI ha significado el resurgimiento del superhéroe de Gotham de la mano de Christopher Nolan, y se nota que Pennyworth le debe mucho al cineasta inglés y al Alfred interpretado por el gran Michael Caine.

Bruno Heller explica que la deuda más grande es con Caine que convirtió a Alfred en un soldado del «Special Air Service» La serie plantea la pregunta de cómo un ex piloto del ejército inglés acabó siendo un mayordomo al servicio de la familia Wayne.

Otro elemento básico del orbe que propone la serie es Gotham. De hecho, Heller produce ambas series basadas en el universo de Batman. Y eso se nota. Así como Nolan crea un superhéroe introspectivo, Gotham y Pennyworth proponen una serie entretenida y menos densa.

*Conclusión

Pennyworth propone una interesante aproximación al universo de Batman, desde la perspectiva de uno de sus personajes más icónicos. La acción se sitúa en la década de los ’60 y su ambientación la distingue como una de las series a tener en cuenta en la mitología del superhéroe de DC. Aun así, la serie se puede entender como un producto aparte del universo Batman.

Por otro lado, la ligereza del protagonista y el desarrollo de unos villanos ya muy vistos, le restan atractivo a una serie que pueden disfrutar tanto los fans del magnífico superhéroe como el público en general.

Escrito por Guillem Uceda i Oliver