Paz rota

Film realizado por George Sherman. El guión de Gerald Drayson Adams se inspira en algunos personajes y hechos históricos. Se rueda en extriores de Utah (Arches National Park, Colorado River, Professor Valley), con un presupuesto de serie B. Producido por Leonard Goldstein ("Orgullo de comanche", 1952), se estrena en abril de 1952 (EEUU).

La acción tiene lugar en 1862, en territorios de Arizona y Nuevo Méjico. Tras el acuerdo de paz convenido entre Cochise, jefe de los apaches chiricahuas y el Gobierno, ambas partes se disponen a firmar el correspondiente tratado. El ataque y destrucción de una caravana de colonos es atribuida erróneamente a Cochise, lo que provoca una situación de gran tensión.

El film es un western de serie B, con elementos de acción, guerra, aventuras y romance. El relato hace referencia a hechos históricos, como la incorrecta atribución a Cochise del asalto a una caravana de colonos, su detención por un inexperto teniente de Caballería y la batalla de Paso Apache (1862), en la que resultó decisivo el uso de cañones que desconcertaron a los apaches. La acción se desarrolla en plena Guerra Civil (1860-65), hecho que conviene tener en cuenta para la correcta interpretación de algunas incidencias de la historia (repliegues de tropas).

Los personajes se presentan definidos de manera esquemática y rotunda. Las virtudes, los errores y las debilidades, se distribuyen equilibradamente entre los dos grupos contendientes. Como en otras obras, el realizador atribuye los brotes de violencia colectiva a la pulsación de causas desencadenantes que aportan personas de ambos bandos. La narración es fluida y vigorosa, su ritmo es intenso y los diálogos son breves y vibrantes. La historia incorpora trazos románticos, administrados en general con sobriedad y oportunidad. Las escenas de batallas, peleas y persecuciones, se ruedan con corrección y se montan con vistosa habilidad, salvo excepciones (última pelea de Cochise). La obra retiene la atención del espectador y le entretiene.

El realizador trata con simpatía a Cochise y al pueblo apache, sin abandonar la ecuanimidad que le caracteriza. Apuesta por la negociación, el respeto y la paz. Dedica un breve recuerdo a la presencia de los descubridores españoles en el territorio. Algunos consideran que el film es secuela de "Flecha rota", (D. Daves, 1950) y antecedente de "Raza de violencia" (D. Sirk, 1954). Jeff Chandler encarna a Cochise en "Flecha rota" y "Paz rota". Película no estrenada en España.

La música, de Hans J. Selter ("Horizonetes lejanos", A. Mann, 1952), aporta composiciones orquestales de viento y metal, fanfarrias, marchas y emotivos solos de guitarra. La fotografía, de Charles P. Boyle, exalta la grandeza del paisaje y la belleza de la naturaleza. Combina la luz, el color y el dibujo, en composiciones de gran atractivo visual, no exentas de propósitos pictorialistas. Película modesta y digna, que desborda los límites habituales de las producciones de serie B.

Es lo que les pasa a los oficiales recién salidos de West Point, son tan reglamentistas que prefieren asarse el meollo con el sol antes que dejar el ros por un sombrero de ala ancha. Y así les va.
Ya se lo dice un colega nada más llegar a Fort Buchanan, llevarse bien con los indios es mucho mejor que usar cañones.
Ni caso. Aquí tenemos una vez más el enfrentamiento de los oficiales jóvenes que llegan al Oeste, de los jefes que quieren ascender rápidamente o de los administradores sin escrúpulos, con los soldados veteranos que tienen experiencia y amistades con los indios.
También en los apaches chiricahuas se dan enfrentamientos parecidos, en este caso entre el belicoso Jerónimo (Silverheels) y el prudente Cochise (Chandler), aunque en realidad ambos lucharon juntos contra el Ejército americano.
La historia está ya muy vista y aquí se trata con un guion desordenado. La realización presenta personajes demasiado estereotipados y algunos diálogos pueriles, "Tenemos que atacar y matarlos antes de que nos maten", dice un pobre piel roja cuando ya no queda uno vivo.
Hay mucha acción, sí, pero embarullada, por otro lado la inevitable trama amorosa resulta pobre e insípida.
Interpretaciones dignas. Lo mejor los paisajes y el movimiento de las tropas y de las caravanas en tomas panorámicas marchando con los magníficos fondos del Parque nacional de Arches (Utah).
Alguna alusión indígena a los españoles poco creíble, "Los conquistadores españoles, llegaron y convivieron en paz con nosotros, pero cuando quisieron esclavizarnos los matamos".
Interesante el médico militar Dr. Carter (Toomey), "Será mejor que hierva mi instrumental, pues lo voy a necesitar", dice cuando todavía no se conocía la teoría microbiana de la enfermedad, o su auscultación a una mujer india con un moderno fonendoscopio que aplica sobre sus ropas, aunque luego la ayuda felizmente a dar a luz.
Cinta muy discreta que podrá gustar a los aficionados al western. No estamos tan seguros que lo haga al resto.

Muy convencional western, sin nada destacable, sin duda por lo rutinario de la dirección del honesto artesano del viejo Hollywood George Sherman, autor de un carro de pelis del oeste y series de tv del mismo género.
Lo mejor y casi lo único bueno que se puede decir de ella es que sin duda no aburre, yendo la película de menos a más, pero siempre en un tono discreto.
Se olvida fácilmente por su falta de personalidad, aunque tiene cosas destacadas, como su buen elenco interpretativo en el capítulo de lo mal llamados "secundarios". Intérpretes como Jack Elam, Regis Toomey y/o Jack Ingram (a quien le sentaba como un guante el uniforme) hacen que su sabor parezca mejor de lo que en realidad es.

Pelo de cobre, lanza rota, baño de sangre.
Los buenos son demasiado buenos y los malos excesivamente tontos o estúpidos y el esquema es el de siempre, miles de películas del oeste, y casi de cualquier género que se precie o toque, con la misma cómoda tesis que para todo sirve, equidistante, el de repartir responsabilidades para finalmente no culpar de verdad a nadie, ya que por un lado tenemos a un malvado o más bien tres por parte de los blancos, el consejero, el mezcalero y el del ejército que Abundio incluso más zoquete o tonto, y por el otro a Gerónimo asolando sin descanso, atrocidades sin fin tramando, y en el lado del bien igual, el gerifalte del ejército y el resto de los que por allí pacen son la leche lo mismo que Cochise y su gente, por lo que está todo bastante repartido y el verdadero responsable, el gobierno de los USA, los de Washington, a esos apenas se les nombra o cita, como muy de pasada no la liemos, siempre en el cine yanqui se lanza la piedra al don nadie y se esconde la mano del poderoso que los hilos con parsimonia tediosa mueve, se señala a los de abajo o a los del medio y nunca a los de arriba o que más pintan con las prisas se nos olvidan en estos desastrosos bélicos casos, tienen bien claro quien es el amo, a quien se deben o rinden cuentas, lo que mande padre, al que pone el dinero o da el permiso o al que está directamente relacionado con el que manda sino es el mismo o su hermano o primo, de cama compañeros todos, los mejores amigos, cierto.
Ese maniqueísmo extremo simplifica atonta y empobrece atora una historia que está bien contada, sin pega, mediocre, eficazmente, certera, honestamente, sin mucha fuerza, pero con bastante garbo.