The Keepers (Miniserie de TV)

Brillante serie documental. Adentrarse en The Keepers es adentrarse en un secreto que es, en realidad, una manzana podrida. Bajo la intriga del asesinato no resuelto de una monja en los años 60 dentro de la comunidad católica de Baltimore, USA, vamos descubriendo, a partir del relato de dos afables investigadoras jubiladas, que dicho suceso esconde más capas de sórdida realidad. Abusos a menores. Encubrimiento, distracción de pruebas... etc. El relato es sólido y objetivo, no busca el morbo. Busca las respuestas. Confronta los relatos. Analiza y reconstruye fielmente episodios. Lanza hipótesis. Y lo que es más importante, da voz a los que han sufrido la situación. La producción es de calidad y va derivando del mero relato detectivesco a una aproximación humana a las víctimas. Es quizás lo mejor de la serie. Y en contraste, se denuncia la pasividad, distracción, connivencia de la jerarquía eclesial, mirando hacia otro lado, o poniendo cheques sobre la mesa para silenciar las denuncias de abuso. El escaso interés del sistema judicial en importunar a responsables de la Iglesia y el aún menor interés de la clase política de favorecer una investigación a fondo. Una gran serie. Sí.

Me ha defraudado un poco, no tanto por Lo que se cuente, sino COMO decide Ryan White contarlo. Al final de cada episodio, parece que dejen una pieza flotando para mantener al espectador interesado, pero cuando ves el siguiente episodio, es evidente que es todo una táctica, precisamente para eso, estirar el chicle. En ese aspecto, me he sentido un poco manipulada, porque llegas a la conclusión de que se podia haber contado en mucho menos tiempo, en vez de estos siete episodios. Pero hay varios temas que si invitan a la reflexión, y a mi en este caso particular me ha interesado mucho el papel que la memoria juega aqui. La memoria a través de las décadas, ¿los recuerdos son válidos, y hasta que punto pueden estar distorsiados por la psique y/o la presión??? En fin, todos estos documentales tienen un padre que los influenció, Errol Morris, pero es dificil superarlo. Quizás Making a Murderer sea el precedente más notable, dificil de superar también.

The Keepers es una serie documental, a la que el espectador puede enfrentarse en un primer visionado con una idea incorrecta sobre lo que se va a encontrar.

Puedes esperar una reconstrucción del caso, reproducción del asesinato, recopilación de pruebas y sospechosos... encontrarte un Making a Murderer donde el peso de la historia iba formándose alrededor de la avalancha de pruebas para liberar al protagonista. Aquí uno esperaba lo mismo pero para encontrar al asesino.

Pero no es así, y si bien el relato de como fue el crimen, sospechosos... está presente, el peso fundamental recae sobre esos secretos que podrían haber desencadenado el crimen y los dramas personales de sus protagonistas para superarlos.

Por tanto no es un relato detectivesco, no se centra en quién lo hizo, sino el por qué pudo haber sido, por lo que nos queda una historia centrada en los terribles secretos desvelados por las antiguas alumnas de Cesnik, y este espeluznante drama probablemente no necesitase tantos episodios para ser contado, por lo que puede sobrar algún capítulo.

He de reconocer una cuestionable afición por estos documentales que se insertan en la estela de"The Court of Last Resort", al fin y al cabo juicios paralelos a crimenes juzgados o no resueltos que buscan en cierto modo sacar las vergüenzas del sistema: desde Paradise Lost, Deliver us From Evil o The Staircase, hasta la sofisticación de este subgénero con Making a Murderer, The Jinx o esta The Keepers, el fenómeno de esta temporada. Lo mejor de esta miniserie de siete capítulos es su confección y estructura de carácter progresivo. La premisa es el asesinato sin culpable de una monja en el Baltimore de principios de los setenta. Unas jubiladas metidas a detective, alumnas de la fenecida, muy vivarachas ellas dedican sus años dorados a una obstinada caza criminal. Lo que resulta inesperado es que tirando de la cuerda y midiendo muy bien los tiempos además de la presentación de testimonios, el caso va creciendo y haciéndo bola con ramificaciones a toda una batería de crímenes , atrocidades e historias increibles de todo color y pelaje. Quizás, siendo ecuánime, peca de lo que muchos de estos docus en mayor o menor medida: apostar directamente por el reverso oscuro de la historia y dejar un poco de lado otras alternativas. Pero, carajo, es muy entretenido.

La historia documentada es muy interesante y recorre circunstancias terribles que sucedieron en una época bastante reciente donde las atrocidades de la iglesia católica eran ocultadas debajo de una alfombra custodiada por gente influyente.
Quizá las dos grandes críticas que se le pueden hacer a esta serie documental son:

1) su longitud. Más de 7 horas. Alargada al exceso para adaptarse al formato de una temporada de Netflix. Luego de un visionado completo, me dio la impresión de que aparecen en cámara demasiados personajes tejiendo sus hipótesis y contestando preguntas. Y me pregunto si esas declaraciones sólo sirvieron como relleno y cliffhangers entre capítulo y capítulo y no como menú principal.

2) Otro problema es que navega en un formato que se queda a mitad de camino entre la averiguación de quién es el asesino y la denuncia social. Se plantea claramente como un documental en busca del who dunnit (el asesino). Y termina siendo una crítica a la iglesia y al conservadurismo imperante en la sociedad americana.

Para cerrar: estos dos puntos no son una crítica a su falta de calidad, sino más bien una pregunta sobre si satisface las expectativas de los que nos embarcamos en una viaje de 7 horas y no estamos tan conformes con el destino final.