La novia de acero

Este film del relativamente desconocido Gordon Douglas aunque puede inscribirse en el género del Western que estaba triunfaría en los 50 no es realmente un western al uso, principalmente por su ubicación en tiempo y espacio, Mississippi Luisiana y Texas en las decadas de 1810-1820. Esto marca al film, no hay pistoleros como en un western, hay caballeros que se baten en duelo con pistolas o espada en una región que mantiene aun un fuerte sabor francés y español. Si que hay, por contra casinos y salones llenos de gamblers, terratenientes y magnates que no dudan en defender sus intereses por la fuerza de las armas y por supuesto damas como el personaje de Virginia Mayo, con diferencia lo más deslumbrante de este film. El ascenso de Bowie, guiado por esa luz fulgurante es narrado con decisión, cada peripecia en este ascenso y los personajes secundarios que le acompañan encajan perfectamente en una película a la que parece no faltarle ni sobrarle nada.

No es un Western de pistoleros, es un drama romántico de época, de la época de los caballeros y los duelos. Pero los caballeros, aunque lo pretendan, no lo son al corte europeo del Imperio Austro-Húngaro, de mayordomos de librea y bailes en palacios al son del vals nº 2 de Shostakovich, si no de caballeros pendencieros apostando en los barcos del Mississippi y con esclavos negros a lo que mande el señorito. Lo bueno es que este escenario es también de lo más llamativo para la acción de Gordon Douglas, y es que acción no puede faltar teniendo Judalon de Bornay (Virginia Mayo) tantos admiradores como tiene; y el que más lo es, es Jim Bowie (Alan Ladd).

Virginia Mayo podría pasar por princesa y como tal, exige, y hace bien. Jim Bowie es un comerciante maderero y tiene de caballero lo mismo que Curro Jiménez; gasta un cuchillo montero mezcla de acero toledano con hierro venido de un asteroide reserva años luz que ya lo querría el gitano. Un cuchillo tan grande como el mismo Alan Ladd. No decae el interés de la película aunque a veces lo parezca, y es que la novia de acero puede referirse a dos conceptos (aunque se refiere a uno sólo): al cuchillo o a la hermosa Judalon, y es que ella es ambiciosa, cortante y fría como el acero. Con estos conceptos y el dinámico Alan Ladd por medio, hay garantías para encontrarse con una buena película de intrigas y acción educada como a un caballero le corresponde.

Al rubiales Alan Ladd le va la marcha, es alguien que pasada ya la mitad de la película arrastra tras él una cantidad considerable de muerte y malos rollos. "La novia de acero" vive de las aventuras del personaje que interpreta Ladd, que va de aquí para allá negociando primero con madera, luego con algodón y más tarde vete a saber con qué. El caso es que si uno curiosea un poco sobre la figura histórica de James (Jim) Bowie encontrará información variopinta sobre sus hazañas y sobre todo, lo que más me interesa a mí, existen muchas voces que describen a Bowie como especulador, negrero y macarra de cuchillo nervioso. Esto es cine, lo sé, pero no deja de ser extraño que el Bowie de "La novia de acero" eluda su primer duelo de manera cortés y educada y sobre todo es más curiosa su imagen alejada de alguien que presuntamente se enriqueció gracias a oscuros negocios con la esclavitud. Pasar por alto esto es quizás demasiada licencia artística...

Yendo a la película lo que no esconde es que Bowie arrastra consigo el infortunio para quien le rodea, de una manera u otra se mete en problemas. Me gusta la debilidad que muestra durante prácticamente todo el largometraje hacia el personaje que interpreta Virginia Mayo, sin duda alguna lo mejor de la película. Pero la imagen de santurrón de Bowie me deja frito, su casi mística relación con el cuchillo, nada menos que forjado con un trozo de meteorito (de las cosas más lamentables que he visto últimamente) y el exceso de berenjenales en el que se mete no me ha convencido del todo. No es que sea demasiada acción, me encanta descubrir una película en la que hay más duelos que en las mismísima "Los duelistas": hay duelos a espada, a pistola, a cuchillo con los brazos atados... y hasta un duelo en una habitación a oscuras de espada contra cuchillo!!! Eso sí me parece maravilloso, dicho así... Pero ciertamente debo reconocer que se me ha atragantado el rubiales, con sus oscuras intenciones de negociante y, ya lo diré para acabar, su escasa compostura como protagonista.

Desconocido drama romántico con apariencia de western en torno a la polémica figura del héroe del "Alamo" Jim Bowie. Un tipo duro que se crió cazando y que obtuvo fortuna tratando con esclavos, comprándolos y vendiéndolos, siendo un avanzado a su tiempo y precursor de la "cultura del pelotazo", especulando en tierras y obteniendo pingües beneficios.

Como bien refleja la película, se casó con una dama mexicana para obtener más tierras en el incipiente estado de Texas, y se enfrentó al General Santa Ana, siendo uno de los héroes del Álamo aunque no se sabe con certeza si murió luchando blandiendo su famoso cuchillo, o de enfermedad en el lecho antes del último asalto, o durante el mismo atravesado por las bayonetas mexicanas.

El hecho es que este héroe, mercenario y pendenciero, ya tenía un buen número de muertos a sus espaldas, y que lo que relata la película es una visión romántica del mismo bastante alejada de la realidad.

Desde luego Alan Ladd no da la talla del verdadero Jim Bowie, que dicen que medía cerca del 1,90 cms. y pesaba algunos kilos más de los ciento, cuando Ladd a duras penas llegaba al 1,60 siendo famoso por su complejo de estatura.

Lo mejor de la película, sin duda, la estupenda actuación de Virginia Mayo en el papel de mujer fatal, seductora, atractiva, ladina y casquivana, un papel que sin duda bordó.

Interesante, 6.

Es la definición de duelo que da un consumado maestro de esgrima en la Nueva Orleans de 1825. Y es que la cinta va de duelos con armas de todos tipos y calibres. Hasta a oscuras, "Los hombres no se baten en la oscuridad", opondrá el espadachín, "Pero mueren en ella" responderá el famoso James Bowie (Ladd).
Ya se lo había advertido su madre cuando lo manda desde el pequeño Bayou Sara a la gran ciudad a vender la madera del modesto aserradero: "-En Nueva Orleans hay cosas que resultan caras. -Pues apártate de ellas". Y bien caro le salió al leñador conocer a la bellísima Judalon (Mayo). En pocos días pasó del "salto de la escoba" como acostumbraban a formalizar los matrimonios en las aldeas que carecían de sacerdotes, a bailar en los más encopetados salones el "Rhin de Virginia". Ahora, Jim le coge pronto el gusto a lujo y al negocio.
La película es entretenida y repleta de aventuras románticas al más puro estilo de la época en que se desarrolla. Al parecer Bowie como personaje histórico es otra cosa más prosaica. No es esto lo más importante. Si que lo es "La novia de acero" interpretada por una magnífica Virginia Mayo, cuyo carácter voluble y egoísta semeja estar hecho de titanio, material con el que parece construido el cuchillón que a todas partes lleva Jim. Hasta que lo abandona por una guapa tejana con aires hispanos que, con la ayuda de una imagen de la Virgen de San Antonio de Béjar, le hace enderezar el rumbo de su vida. Y es que "Ninguna mujer vale la vida de ocho hombres" que son los que mueren en los sucesivos duelos que aparecen en la trama.
Un poco truculenta la película, sí, pero se pasa un buen rato viéndola.