El último golpe

Las interpretaciones son portentosas, en especial un Hackman que sigue dando clases de actor muy bien arropado por unos secundarios excelentes, entre los que quizás flojee algo la señora Pidgeon. El ritmo es perfecto, no dejando un momento para el tedio, y atrapando al espectador con sumo interés en el desarrollo de la trama.
Pero el guión, aunque tiene momentos y giros del todo magistrales, abunda en lagunas explicativas y en situaciones demasiado forzadas (en el spoiler comento algunas).
Pese a ello, es una peli del todo recomendable por sus buenos actores, porque el argumento engancha desde buen principio, y por ser muy entretenida.

Desde hace algunos años, observo que las películas que pertenecen al género “thriller” cobran mayor prestigio en la crítica cuanto más rebuscado y farragoso sea su argumento, y sobre todo, cuando más “giros de guión” - que siempre se tildan de sorprendentes – tengan. No importan los bandazos ilógicos en el comportamiento de los personajes y lo oscuro y complejo que resulte la narración para un espectador medio. En esta categoría de películas alabadas por su complejidad argumental estarían “L.A Confidential”, y “Sospechosos habituales”, por ejemplo, aclamadas por la crítica y al parecer también por gran parte del publico (pienso que en algunos casos acomplejado todavía por una cierta superioridad moral que se concede a la crítica especializada).

A los films citados, hay que añadir ahora “El último golpe”en donde la pretendida genialidad del guión descansa en la oscuridad de la narración, las inexplicables y abundantes traiciones de los personajes y en los mencionados tramposos “giros de guión” que se propinan al espectador.

Los trucos son tan reiterativos que al cabo de poco tiempo, con el enésimo y pretendidamente brillante giro argumental, el espectador (quiero creer que con una mediana capacidad intelectual) ya anda perdido y posiblemente con muy pocas ganas de implicarse en la (i)lógica de una narración cuyos referentes son dinamitados cada dos por tres.

Parece claro que la claridad narrativa, uno de los valores clásicos del cine, se encuentra desprestigiado actualmente midiéndose la calidad de este genero del cine por su capacidad para embarullar y liar al espectador.

Yo siempre digo que si a la pregunta “¿De qué va la película?” un espectador no es capaz de responder en sus líneas fundamentales, la película ha fracasado pues pienso que el cine es ante todo un vehículo para contar cosas siendo la claridad expositiva regla de oro. No creo que esta película resistiese esta sencilla prueba en un espectador con un coeficiente intelectual medio.

Para rematar, hay que referirse a la inadecuada elección de Danny DeVito encarnando a un personaje para el que no da la talla (nunca mejor dicho). No hay que ser purista y se pueden desmontar ciertos tópicos de los personajes estándar del genero, pero elegir a DeVito como matón peligroso es, cuando menos, un error monumental de casting.

Mamet juega con el convencionalismo mismo del género, un plan rebuscado con giros y mil giros más donde la gracia radica en que el espectador no tiene ni pálida idea de cuando aparecerá cada giro ni para donde volcará. Es verdad que el guión tiene fallos, o más bien, que tiene cosas poco entendibles, desde la inteligencia suprema de Hackman al poder poco abarcativo de la mafia de DeVitto, pero la elegancia con la que Mamet lo plantea es superior a su embrollos por lo que te hace fácil sumergirte en su mentira y creerte cualquier inverosimilitud.

La elegancia del director no es sólo narrativa, también lo es en la estética, más que nada en el cuidado de los planos, no hay una sola toma desprolija y los movimientos de cámara también tienen un resguardo elegante. El montaje tiene detalles muy destacables, por ejemplo, su gusto por no mostrar lo obvio -véase la escena de la "tortura" a Ricky Jay- sino que lo deja a la suposición. Mamet se divierte bastante con los planos que le realiza a su mujer (Pidgeon), intentando asemejarla a un femme fatale, pero no nos engañemos: ni "Un plan perfecto" (título latinoamericano) es cine negro, ni la rubia es una femme fatale.

El problema con el que lidia -y lo hace bastante bien gracias a su ingenioso guión- el film es que más allá de la intriga que genera no saber o entender el plan, no tiene mucho más que ofrecer. La profundidad de personajes o los complejos emocionales brillan por su ausencia, incluso cuando aparecen escenas de traiciones los personajes no reaccionan emocionalmente, como si no les importara que le clavaran un puñal por la espalda.

El reparto ayuda a realzar la cuestión. Hackman es un actor que siempre vale la pena, DeVitto lo hace de maravilla como el mafioso de cuidado, y Pigdeon hace rubia sexy y distractiva. El resto acompaña.

No está a la altura de "La estafa maestra" (Steven Soderbergh, 2001) pero supera a otras más "fantasmales" como "Al caer la noche" (Brett Ratner, 2004). Gana bastante por su también pulido sentido del humor que no es apabullante ni grandioso pero que funciona en justa medida.

Lo mejor: la elegancia narrativa y visual.
Lo peor: no propone nada más allá de un robo convencional de cine.

Ejecutada con la maestría de los clásicos, sale bien parada desde cualquier ángulo. Gene Hackman consigue imprimir carácter a su personaje. Escenas inteligentes y bien rodadas, van desentrañando con geniales ideas un producto que nos llega intacto, incluso tras 17 años de haberse rodado.

Dirección enérgica de David Mamet, que supo aprovechar las claves y los entresijos de una historia muy entretenida, y bien narrada.

Cine con el esquema y la calidad que se empleaba a finales del pasado siglo.
Hoy día se echan de menos este tipo de trabajos de estilo...

Película que se puede ver, una vez más, por la categoría de los Hackman, DeVito, Delroy Lindo, etc. Cada uno en su sitio y con su clase. El filme es la madeja enmarañada en la que por el hilo se va sacando el ovillo, en ocasiones, se hacen nudos pero se pueden desatar. Parece que termina 4 o 5 veces pero, vuelven a surgir nuevos problemas que hacen resucitar la 'inquietud'.