Haz click aquí para copiar la URL

Los fieles sirvientes

Comedia En una lujosa masía catalana, el personal de servicio ha preparado un gran banquete y se espera la llegada de los invitados. Todo está dispuesto pero nadie llega. El ama de llaves y los demás criados ocuparán por unos momentos el lugar de sus señores y, al igual que ellos, se comportarán despóticamente. Una sátira sobre las miserias humanas. (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
14 de septiembre de 2016
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
”They never see your point of view
You get nothing unless you grab it
If you smile politely all your life no one will ever thank you for it”

Get A Knife Between Your Teeth, McCarthy

Francesc Betriu es un tío de curiosa trayectoria. Ha operado en esto del cine desde las tres sedes principales del parque fílmico nacional, es decir, desde Barcelona, Madrid y Valencia. También ha firmado una serie de chustas inaguantables del todo, quizá sólo defendibles desde el esperpento exacerbado que tanto gustaba de realizar. No obstante, tiene dos joyas en su haber. Una fue aquella perversión del Diario De Un Jubilado que le guionizase Azcona, película infravaloradísima con espectacular reparto (Mabel Lozano enseñaba las tetas y todo) en el que sobresalía por encima de Resines, Ciges, Lampreave, Mánver y Barea un Sazatornil en la piel de remedo de Antonio Gala –solo que más terminal, cargante en el habla y pedófilo, si es que tales cosas fueran posibles tras las marcas fijadas por Antonio- que cuesta no aseverar que fuese incluso mejor actuación que la obrada en La Escopeta Nacional. Furia Española es muy conocida por haber sido –o eso se dice- el último visionado de Franco antes de morir pero también una puta basura, asi que no cuenta como joya.

La segunda joya es esta rarísima Los Fieles Sirvientes. Una suerte de inversión de la premisa base de El Ángel Exterminador en la que las élites en lugar de no poder abandonar una fiesta resulta que ni se pueden personar en el guateque por una serie de motivos que irá desvelando el desarrollo del film y que tienen que ver con despidos en sus fábricas mas los subsiguientes huelgas del personal despedido, presumibles cambios de gobierno a causa de unas recientes elecciones y demás. Sin embargo no importa ni la presencia ni mucho menos la ausencia de los que detentan el poder: todo el protagonismo recae sobre esa especie de mando intermedio que representa la jefa del servicio -ex asistenta venida a más que trata de forma despótica a los que ahora son que ella fue no hace demasiado- y todos sus subalternos, cada uno de ellos alegoría de un arquetipo social. Así, el hombre joven, siempre dispuesto a ejercer la violencia y no dudando en disparar a los zagales de su misma clase social que entran a la espectacular masía a robar gallinas, es un obvio reflejo del brazo ejecutor de la ley, de las fuerzas del orden público. La mujer anciana representa a esa señora que ha tenido que curra hasta donde le alcanza la memoria y que igual tendrá que hacer hasta que el médico prediga se dará su óbito, una señora con un punto de vista sobre el papel de la mujer en la sociedad en línea con el que se impuso en la autarquía y que manda a fregar a unas manifestantes que reclaman justicia laboral para sus maridos en el jardín de la finca. El cuasi anciano viene a ser el reflejo del siervo convencido de que ya no es que la servidumbre sea algo horrible e innatural en sociedades civilizadas, sino que ni siquiera vislumbra otra alternativa, otro orden de las cosas. Y la chica joven no deja de ser la figura de su jefa en los tiempos que andaba a medio camino de la servidumbre y el ascenso, quizá el reflejo de esa burguesía que usa cualquier herramienta a su favor para trepar y mejorar en la medida de lo posible su condición socioeconómica. Porque lo que se dice muy a las claras aquí, lo que Betriu te planta en la cara, es que hay una retroalimentación entre estos sistemas de clases y los comportamientos de los estamentos inferiores y superiores, que ya sea por la inducción de verlo de toda la vida natural o mera condición humana las aberraciones de las élites no dejan de ser otra cosa que lo que harían sus dominados si tuvieran la más mínima oportunidad de hacerlo. Que qué vamos a quejarnos los pobres de que la gente con cargos institucionales y/o posiciones aventajas robe, blanquee y haga lo que le venga en gana si en cuanto nos dejan un minuto a solas en la oficina o estamos sustrayendo bolis, grapadoras y memorias usb o ultimando un plan para volvernos a casa con una impresora-fax que no es de nuestra pertenencia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jark Prongo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow