Locas de amor (Serie de TV)

Romper con el estigma de los estándares de calidad empleados por Televisa o Televisión Azteca a la fecha, es una labor que en este momento ni se toma en cuenta por los realizadores de dichas empresas, quienes continúan con formatos viejos y sin interés alguno para audiencias más exigentes, mientras que para el resto representará la opción más rápida y accesible de entretenimiento que se tenga. El duopolio se encarga de ofrecer programas en continua degeneración y reciclamiento, en las que cada nueva versión resulta ser más desafortunada que la obra original.

La que concierne hoy, Locas de amor, es un producto como bien dice la sinopsis de origen argentino, que centra su historia en tres mujeres incapaces de adaptarse a la vida social (diría yo: locura colectiva), aisladas de sus temores, recuerdos y familiares de dudosa salud mental que estimulan su inestabilidad. La bipolar (Sofía), la maniática (Juana) y la delirante (Eva) serán parte de un proyecto para que vuelvan a incorporarse a la vida social, apoyadas incondicionalmente por su psiquíatra (Martín Quijano) dispuesto a que logren su rehabilitación y puedan abandonar la clínica de forma definitiva.

La síntesis de una serie de 25 capítulos que han rodado con suficiente profesionalismo y en los que Francisco Franco ha tenido la habilidad para tonificar las escenas con comedia y drama. Transportarnos a la vida de estas tres inadaptadas de forma ligera, entre risas y nudos en la garganta habla de compromiso de quien escribe, dirige y actúa; los capítulos están planteados de tal forma que puedes reír de las ocurrencias de Sofía y Eva, sin embargo, repentinamente Juana tiene encuentros con los causantes de su desdicha (sobre todo en capítulos posteriores al 10) y te zarandean borrando la sonrisa de hace un momento.

La vida es compleja y la situación de estas locas tiene su explicación que acarrea sin duda a la familia, esa que no escogemos y que puede impulsarnos a llenar todas las expectativas o bien hundirnos hasta en un psiquiátrico, tan solo por el hecho de no hablar, no escuchar.

La trama diferente y arriesgada se complementa con la participación de gente muy enfocada a cine como Daniel Giménez Cacho – Cecilia Suárez – Ximena Ayala (¿Qué más se puede pedir?); respaldada por la experiencia de Diana Bracho – Helena Rojo – Cynthia Klitbo – Ana Bertha Espín; y el debut contundente de Ilse Salas y Moisés Arizmendi.

A pesar de tener un panorama tan desalentador en la televisión en general y no poder decir que sea el inicio de una tendencia en la televisión comercial mexicana, se pueden basar en ideas nuevas con personajes jamás explorados y explotados para un entretenimiento que supere la picardía y nos direccione hacia el análisis. Además deja ver claramente que los creativos no necesitan de estudios de mercado para realizar la labor, se requiere confianza y libertad.

¿Cuánto tiempo durará el fenómeno del remake?