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Sobrepasando el límite (Noise)

Comedia. Drama David Owen (Tim Robbins), un empresario de mediana edad a quien el infernal ruido de Nueva York está volviendo loco, emprende una especie de cruzada para destruir los artefactos que le hacen la vida imposible. Poco a poco empieza a tener seguidores, con cuyo apoyo se enfrentará tanto al vecino que deja encendida la alarma de su coche como al mismísimo alcalde de la ciudad. (FILMAFFINITY)
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Críticas 16
Críticas ordenadas por utilidad
25 de abril de 2009
23 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si vives en la sociedad del ruido… adáptate a él.

La una de la madrugada en la ciudad…camión de la basura chirriando con sus viejos frenos, makinero tuneado con música a tope y ventanilla bajada, vecina que habla a gritos a sus niños y arrastra sillas sin gomas en las patas...
Las seis de la mañana en la ciudad…barrendero que suelta la tapa del contenedor desde el ángulo recto, bar de enfrente que saca la pila de sillas/mesas a la calle, arrastrando su aluminio y golpeándolas unas con otras, si es Semana Santa (6:00 y día hábil) legionarios desfilando por la calle desierta tocando sus tambores hasta el templo del cristo que van a escoltar esa noche, moto sin tubo de escape del fiestero que vuelve a casa…

Si te identificas con esas situaciones y a menudo, mientras las soportas, has deseado tener una escopeta de bolas de goma y tirarle en la cabeza al atronador…vete a ver la película porque descubrirás no sólo que tú no eres el obsesivo, ni el molesto protestón contra la agresión, sino que son los demás los inadaptados a la convivencia y los que deberían pagar por lesionar. Con el precio de la entrada también tienes derecho a hacer tuyo el momento de gloria del protagonista cuando ejecuta su venganza.
Saldrás del cine con ganas de darle su merecido al primero que haga sonar el claxon para celebrar una victoria de su equipo y con el regusto de no sentirte culpable por pensarlo…¿ejecutarlo??...uhmm...

Tim Robbins borda el papel del cotidiano padre de familia obsesionado con luchar contra la contaminación acústica, siempre evitable, tomándose la justicia por su mano, ya que ésta no pone remedio a la fuente del problema sino que las medidas las toma contra él: la poli no acude cuando un coche agrede a la persona; viene rápido cuando la persona atenta contra el coche.

William Hurt encarna muy dignamente a un alcalde a medio camino (gestual) entre el “jocker” de Batman y (atuendo) el payaso que no supera la prueba del lavado de Micolor y pierde intensidad. Hay que ser buen actor para posar así y salir bien parado.

Tenemos a otra españolita en las américas: María Ballesteros que, se ha quitado parte del entrecejo que la caracteriza (similar al de la adolescente Inés Sastre en La Misión), pero sigue mostrando que no es necesario depilarse las cejas a lo Marlene para resultar atractiva y tener gancho sexual… y si no que se lo digan al Robbins en su escena de menage à trois, al que le cambia la expresión al escuchar la comparativa de búsqueda de la perfecta ciudad sin ruido y la del perfecto cuerpo sin un chumuni feo. Menudo comienzo en el mercado de hollywoodland (aunque Henry Bean es más bien de Sundance).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
AngelsRup
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24 de agosto de 2008
16 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Te vas a enfrentar a un film que se sale de la normalidad. Con un estilo con cierto carácter documental, esta película con una aprovechada hora y media aborda una temática que sufrimos día a día y, a la que dedicamos poco tiempo: el ruido (noise). Un Tim Robbins cómico-trastornado y u, siempre brillante, William Hurt, encarnan dos personajes burlescos que te harán pensar. Es de estas películas con moraleja, que entretienen pero, por su estilo, no deslumbran.
canarioburgos
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28 de enero de 2010
15 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que pretenda colgar una opinión soez acerca de la película. Es que, sinceramente, me ha parecido la mejor frase del guión, así que uno se puede imaginar el interés que me ha despertado. Es uno de esos filmes pretenciosos, postmodernos y por ello anticuados que cada cierto tiempo aparecen en la cartelera para regocijo de amantes del cine indie, alternativo o comoquiera uno llamarlo.

Argumento: un tipo (Robbins) más bien desequilibrado e hipersensibilizado hacia el ruido, termina por perder los nervios y se convierte en el vengador de la contaminación acústica. Su obsesión es tal que la antepone a su propia familia y, tras algunos problemillas con la poli, decide pasarse al enemigo encarnando al mismísimo Mr. Huella Sonora. Entre tanto, el tío se da a la vida disoluta, al porro, al folleteo con jovencitas y a la disquisición metafísica a pie de catre. Y de paso pone de los cojones a toda la corporación municipal, encabezada por un insólito y pelín patético alcalde interpretado por un William Hurt con una pinta de lilas que para qué. Toda una sinfonía de ruido en la Gran Manzana.

Lo cierto es que la peripecia del Rectificador puede tener su gracia para un corto, porque a todos nos pone de mala leche el ruido de una alarma, del tráfico, de un avión sobrevolando nuestra casa, y cualquiera ha sentido el instinto asesino cuado el soniquete se dispara en el momento más inoportuno. Pero la película es cansina, aburrida, y comete el gran error de convertir lo anecdótico o simpático en algo supuestamente profundo y reflexivo. Yo me he aburrido como una ostra, y el personaje interpretado por Robbins es una mezcla del que realiza en ‘Mystic River’, ligeramente toli, pero buena gente; y el que compone en ‘La vida secreta de las palabras’, un amargado pelma con inquietudes filosóficas.

Como dice la canción de Sabina, ruido, mucho ruido… pero poco más. No sabría decir cual de los personajes me parece más absurdo e idiota. Probablemente el director y guionista, Mr Bean. Ya tiene coña el asunto.
Shinboneniná
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1 de mayo de 2008
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Viendo "Noise" se tiene la sensación por un lado de asistir a un capítulo prolongado de una de esas películas de varias historias con algún tema en común y por otra de presenciar un sano cachondeo cómico que parece mentira que de para un largometraje. Sin duda la participación de Tim Robbins debió dar un vuelco a la producción porque el argumento de "Noise" parece más una ocurrente idea, el resultado de algún cabreo del realizador similar al del personaje de Robbins, suponemos que a escala menor, que el esquema para un guión complejo y/o completo. Pero el caso es que a causa de esto "Noise" se desvela como un film atípico, curioso, original que en casi todo el tiempo consigue esquivar el aburrimiento al que podría haber llevado su corta amplitud de miras. No hay mucha previsibilidad por su originalidad pero también tiene sus limitaciones temáticas solventadas a veces por destellos de humor y no solventadas otras por prolongaciones innecesarias de la historia y no demasiado esfuerzo autoral tras la cámara.
Vargtimmen
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27 de julio de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Noise parte de una premisa que actúa como doble juego: el ruido molesta, hay que apagar el ruido que molesta o bien, el ruido forma parte de un desequilibrio social naturalizado y hay que hacer algo al respecto. La idea es ocurrente, y el Rectificador una suerte de héroe caído en desgracia. El problema surge por ese tono desenfadado que, aún así, es el necesario por las características del guión.

Imposible llevar a un plano serio un guión así, pero por otro lado la intención transgresora es palpable. Entonces a la peli no le queda más remedio que utilizar la ironía como único recurso para bajar su crítica, que queda a medio camino entre la sugerencia y el disparate "simpático".
El sabor final es una sonrisa cómplice pero para nada crédula, porque los vaivenes utópicos con los que avanza la trama son más irrisorios que simbólicos.

El Rectificador nos deja la sensación de haber visto un héroe de su mundo. Un mundo que emula al nuestro, pero que basta analizarlo un poco para darnos cuenta de que está a millas de asemejarse a nuestras (verdaderas) realidades sociales.
Juan Rúas
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