The Surprise

Después de 18 años de haber realizado ‘Karacter’, su anterior película que le valió ganar el premio Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, el director holandés Mike van Diem cambia abruptamente de registro, de un drama familiar a una peculiar comedia romántica.

Narra la historia de Jacob, un millonario con un trauma de la infancia y que al perder a su madre, sabiéndose desencantado y sin nada en la vida que le plazca, decide quitarse la vida, pero que tras varios vanos intentos no logra consumar.

Justo cuando llevaba a cabo un plan para conseguirlo, descubre que existe una “empresa” que brinda el servicio de cumplir ese deseo a sus clientes, todo de manera ultrasecreta e ilegal, Jacob opta por contratar el paquete que incluye la ejecución de ese último deseo de manera “secreta”, sin saber cómo ni cuándo sucederá, pero antes conoce a una chica que tiene sus mismas intenciones, por lo que sus planes cambian abruptamente.

Simpática, la película es una comedia romántica al uso, pero a la europea. Aquí también los personajes se conocerán, enfrentarán diversos obstáculos y buscarán la mera de juntos librarlos, pero en el medio está insertada una trama con tintes de thriller, la mejor parte del filme, que incluye un giro algo inesperado pero efectivo.

Con notas de un humor negro elegante y sobrio, el director consigue equilibrar la trama inicial que incluye los planes suicidas del protagonista con la incipiente historia de amor, logrando que el giro se perciba de manera orgánica.

Pero en sí, la película es ligera, entretenida y consigue funcionar aun y sin profundizar demasiado en sus personajes, a pesar de terminar por decidirse a ser una película romántica, alejándose de los riesgos que parecía asumir en un principio.


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En 1878, tal como me recordó mi buen amigo ASM, Robert Louis Stevenson escribió un entretenido relato de intriga titulado El club de los suicidas, en el que unos aristócratas ansiosos de emociones fuertes descubren y acaban con un grupo que se dedica a asesinar a aquellos que no tienen ánimos para suicidarse. Ya en el siglo XX, un escritor holandés apodado Belcampo publicó el relato que daría pie a un telefilm holandés en 1984, y en 2015 a la película que nos ocupa, coproducida entre Holanda, Bélgica, Alemania e Irlanda, en la que se hablan cinco idiomas (imprescindible verla en VOS).
Al morir su madre, un joven muchimillonario descubre que la vida carece de interés para él y decide suicidarse, pero sus tentativas sólo cosechan tremendos fracasos. Al fin, enterado de la existencia de una empresa que se encarga de dar muerte a quienes carecen de valor para poner fin a su vida, firma el contrato que sellará su destino. Al cabo de poco tiempo, mientras busca el ataúd de su predilección, conoce a una hermosa muchacha y ambos se enamoran locamente. Por desgracia, ella también ha firmado el fatal contrato, y cuando reclaman la liquidación del mismo, se encuentran con un no por respuesta. A partir de ese momento, su vida será una constante huida de los hombres encargados de liquidarles...
De surprise es una verdadera ídem. Se trata de una comedia efervescente, tocada por una pizca de locura, aderezada con unas gotas de humor negro y respaldada por dos actores en estado de gracia. La cámara se mueve con agilidad sin dar saltitos, el ritmo es pausado pero implacable, los diálogos ingeniosos, y todo en ella invita a la sonrisa, casi nunca a la carcajada. No estrenada en España, es una cortesía de M+ habernos concedido este placer inesperado. Sin duda es mucho más interesante que esos montones de comedias estadounidenses que cada semana se acumulan en las carteleras con su repugnante carga de groserías y ordinarieces. Invito a mis lectores a conseguirla, si es posible mediante métodos legales. No se arrepentirán.

No voy a empezar por la sinopsis que a esta altura todos los lectores ya saben. La película es una comedia interesante, se deja ver y está bien hecha. De original no tiene mucho porque esta idea argumental ya la había tenido nada menos que Julio Verne en su novela Tribulaciones de un chino en China, que tuvo sus versiones cinematográficas, una alemana que no conozco y una francesa con Jean Paul Belmondo (Aventuras chinas en China fue su título en español) donde se desarrolla más o menos la misma trama. La película es interesante y simpática, no mucho más, y hoy en día eso tiene su mérito.