Criminal (Serie de TV)

Hay que verla capítulo a capítulo, porque es densa, compleja, con buenas interpretaciones, pero no para hacer maratones.

Debido a la complejidad de cada episodio en la investigación criminal, requiere atención; y el ambiente cerrado, carente de exteriores, no permite que fluya, lo cual no impide que el resultado sea muy brillante, cuidado y con buenos actores que se amparan en guiones perfectamente estructurados.

Una buena opción, para oxigenar el viciado mercado de las series. Netflix esta vez ha acertado.

Tras visionar los 12 capítulos repartidos en 4 lotes de 3 he de decir que la serie entretiene y poco más. Destacaría el trabajo de los actores, más propio del teatro que del formato televisivo por la puesta en escena elegida. Creo que falla el primer capítulo de Criminal España estrepitosamente con Carmen Machi y lo poco documentada que está la trama, cuestión que no quiero desarrollar para no meterme en terreno spoiler, pero son cuestiones evidentes. Destacar y mucho el capítulo de Inma Cuesta, te llega al corazón su magistral actuación.
Pero si he de elegir uno de los lotes por el trabajo de sus actores, me quedo con Francia.

Es para saborearla despacito. Cada día una o dos porciones. Le saca partido a un entorno claustrofóbico en dónde la serie tiene que alimentarse de lo esencial para poder funcionar: Buenos diálogos- guiones, fantásticas interpretaciones y unas tomas- fotografía excelentes. Cada caso con orientaciones distintas y giros inesperados.
Absolutamente recomendable.

Tenía ganas de echarle al guante a este curioso experimento de Netflix. Estamos ante una serie que se compone de cuatro vertientes, una española, otra alemana, otra inglesa y otra francesa, cada cual con sus tres correspondientes episodios.

Yo he decidido comenzar con la edición española (tengo intención de proseguir con las otras), y la verdad es que me ha resultado una propuesta tan interesante y efectiva como (algo) fallida e insustancial. Pero vayamos por partes.

La serie tiene una dirección claramente teatral, ya que sucede en el mismo espacio (una sala de interrogatorios) y tiene secuencias y planos íntimos y cercanos. Se nota el cuidado en la propuesta y hay momentos tensos y más que logrados.

En cuanto al guion, cierto es que el primer episodio (el de Machi) promete más de lo que finalmente ofrece, y se sustenta totalmente en las grandes interpretaciones, más que en la historia en sí. Lo mismo sucede con el segundo episodio, que quizás este mejor escrito que el anterior. El tercer capítulo sí que da en la diana, ofreciendo una trama más que interesante y entretenida, con un villano muy bien dibujado.

Respecto al reparto, todos están geniales, pero destacaría a una convincente Emma Suárez (protagonista de los tres capítulos) y a unos impresionantes Carmen Machi, Inma Cuesta y Eduard Fernández. Sin sus trabajos estaríamos hablando de un nivel más bajo y de algo mucho menos atractivo.

Por lo tanto, estamos ante una correcta serie que, aunque arriesga e intenta ofrecer algo diferente, se queda un poco en tierra de nadie, debido a un guion menos sensacional de lo que pretende ser. No obstante, como curiosidad es recomendable y se deja ver. Veremos qué tal los episodios de otras nacionalidades. De momento, tenemos tres episodios patrios que sirven perfectamente para pasar el rato y destacan por sus fabulosas interpretaciones. Suficiente.

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A mi juicio, el proyecto de cuya supervisión se han encargado George Kay y Jim Field Smith, que además han sido showrunner de los episodios del Reino Unido que han servido de modelo para el resto; juega con el mismo morbo con el que juegan los programas de corte amarillo que pueblan nuestras pantallas mañaneras o esos otros de las tardes que denominan Equipo de Investigación y que no pasan de ser meras exposiciones extendidas y teatralizadas de los conflictos sociales que aportan más bien poco en cuanto a educación social se refiere.

La inmensa mayoría ignoramos por completo como se realiza un interrogatorio y a los que si lo saben que seguramente se pueden contar con los dedos de las manos, no creo les impresione en absoluto lo que nos dice, que estamos ante un producto dirigido a las masas pasivas. He visto todos los episodios empezando por los de nuestro país cuya realización ha corrido a cargo de Mariano Barroso, actual presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas y que dicho sea de paso me han gustado poco, aunque no está mal dirigido y el trabajo de Enma Suárez junto al cameo de Carmen Machi salvan los papeles, los guiones y como consecuencia las historias resultan tan previsibles como anodinas.