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Sierra de Teruel

Bélico. Drama Primeros meses de la Guerra Civil en España. El 27 de diciembre de 1936 fue derribado uno de los aparatos que formaba parte de una escuadrilla aérea perteneciente a las Brigadas Internacionales, y que cayó sobre el término municipal de Valdelinares, en Teruel. La película estuvo lista en julio de 1939. Se proyectó dos veces en París y en pases privados, pero el Gobierno de Franco presionó a la diplomacia francesa en Madrid hasta que la ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
2 de febrero de 2010
64 de 74 usuarios han encontrado esta crítica útil
En plena Guerra Civil Española, el escritor y activista André Malraux, con el objetivo de promover la ayuda internacional para la II República, se propuso llevar al cine una parte de su novela "L’Espoir". Con la colaboración del escritor Max Aub, y mezclando actores profesionales con la participación de lugareños, el rodaje, muy dificultoso, se inició en Barcelona en 1938 con el título provisional "Sang de gauche" y concluyó en Francia en 1939. Cuando la película estuvo lista ya había terminado la guerra. Prohibida durante la ocupación alemana, no se exhibió en Francia hasta 1945, y tuvo que esperar a 1977 para el estreno español.

La precariedad absoluta de recursos técnicos y humanos, lejos de constituir un inconveniente, transmite la urgencia del relato y, con ello, una veracidad última semejante, por ejemplo, a la que conseguirá pocos años después "Roma, ciudad abierta". También ésta es una película cargada de emoción. Resulta conmovedora la escena en qué un campesino, que conoce los campos como la palma de su mano, es subido a un avión para que guíe a los soldados (y, lógicamente, la perspectiva aérea le resulta incomprensible); y, sobre todo, en la que es la escena más justamente famosa de la película, la procesión por las montañas llevando a los muertos y heridos, ante la mirada agradecida de la población civil. Deudora en la forma de un episodio similar en "Tierra", de Dovzhenko, se congrega aquí un arrebatador lirismo y una fuerza emocional ante los cuales es difícil contener las lágrimas.

Por su propia naturaleza, resulta casi inevitable que, independientemente de cualesquiera que sean sus valores cinematográficos (como puede suceder, por ejemplo, de manera análoga con los defensores y los detractores de la eutanasia en el caso de "Mar adentro") quienes comulguen con la causa republicana en la Guerra Civil manifiesten una predisposición empática hacia esta película muy superior a la que puedan mostrar los simpatizantes del otro bando. Asumiendo, pues, que en mi percepción positiva del film existe ese sesgo ideológico, creo que también puede afirmarse —y lo considero quizás su cualidad más esencial y, por ello, acaso el mejor film bélico realizado durante un conflicto— que no estamos ante ningún panfleto propagandístico. No hay en "Sierra de Teruel" discursos ni proclamas que exalten unas ideas o denigren las contrarias. No hay grandes palabras, sino la cotidianidad de los pequeños gestos de los combatientes. Tampoco se cae en la facilidad o el maniqueísmo de mostrar a soldados enemigos cometiendo atrocidades (como en la excelente "No eran imprescindibles", de Ford, con la que guarda muchos puntos de contacto en estos aspectos, el enemigo permanece fuera de campo). Es por todo esto que entiendo que, en última instancia, la película se alza más allá de la coyuntura histórica y de cualquier parcialidad, para erigirse en un poético canto de carácter universal sobre los anhelos, el sacrificio y la solidaridad entre los seres humanos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quim Casals
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9 de marzo de 2014
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizada entre 1938 y 1939, “L’espoir, Sierra de Teruel” de André Malraux es una obra emocionante y emblemática en la representación cinematográfica republicana de la guerra civil española. El guión escrito por Malraux en colaboración con Max Aub y Denis Marion se basa en algunos episodios de la novela “L’espoir” que Malraux había escrito entre mayo y octubre del 37, cuando todavía los progresistas del mundo entero confiaban en la derrota de la sublevación franquista en España. André Malraux, escritor y aviador, fue el responsable y organizador de la escuadrilla “España” de las brigadas internacionales, participando en la batalla de Teruel y siendo sus propias experiencias lo que después relató tanto en la novela como en el film, pero la película se desarrolla respetando una unidad de tiempo, durante 48 horas, y de lugar, todo sucede en la sierra de Teruel, mientras que la novela transcurre entre el 36 y el 37 en diversos lugares.

La película fue comenzada en el 38 con la autorización del gobierno republicano, pero se terminó en el 39 en vísperas de la entrada de las tropas de Franco en Barcelona. El optimismo del relato literario estará así ausente en la narración cinematográfica, concebida por su autor como una especie de réquiem o marcha fúnebre en honor a la República, cuyos aviadores son bajados de la montaña al final en una procesión popular con el apoyo y la solidaridad de toda la población. Un efecto dramático ampliado por la música de Darius Milhaud y por un montaje inspirado en los maestros del cine soviético.

Cuando Malraux llega a París con el material filmado realiza un primer montaje en el mes de julio del 39, pero en septiembre estalla la Segunda Guerra Mundial, entre tanto la derecha ha vuelto al poder en Francia, instaura la censura y prohíbe la difusión de “Sierra de Teruel”, hubo que esperar a 1945 para que esta película militante, concebida por Malraux como un arma en la lucha contra el fascismo, se estrene por fin en Francia, proyectada con un comunicado de Maurice Schumann, portavoz de la Francia libre, en donde se compara la lucha de la República española en el 36, con la que toda Europa libró contra el nacismo durante la Segunda Guerra Mundial, “Ayer en Teruel, hoy en París, es la misma lucha” proclama solemnemente el portavoz de la Francia recién liberada.
Juan Marey
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4 de abril de 2017
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afirmar solemnemente, como he leído por aquí, que esta película-documento no es propaganda ideológica es como decir que “Raza” no es un panfleto franquista, así que desde el primer momento hay que llamar a las cosas por su nombre y no pervertir y enmascarar la realidad (la progresía recalcitrante siempre con su cinismo calculado), más allá de unos valores morales y artísticos que sin duda los tiene y paso a detallar. La película es una descarada propaganda republicana que contribuyó económicamente en parte a financiarla, pero interesa, sobre todo, por su retrato humano y social, coherente y valiosa artísticamente que anticipa el neorrealismo de “Roma ciudad abierta” y contiene muchas de las características del cine humanista soviético de la época. Su mensaje tenía como finalidad, en aquel momento, vencer las resistencias de Francia y EEUU, entre otros países a infringir “el principio de no intervención” suministrando material militar al ejército de la república.

Una película incompleta, pero de una enorme capacidad de seducción visual, de gran potencia metafórica gracias a su guionista y director André Malraux, militante intelectual e ideólogo al servicio de la causa republicana. Goza de unos cuantas secuencias inolvidables dignas de ser recordadas por los aficionados. Una obra maldita y perseguida por su mensaje y las circunstancias bélicas, con momentos épicos de clara resonancia moral, de gran belleza plástica que estuvo a punto de desaparecer por lo que habríamos perdido una joya del cine, felizmente recuperada y restaurada por la filmoteca española. La cinta refleja la verdadera visión desde el bando republicano, que coincide con los testimonios de los que la vivieron, su falta de organización y de medios, el desparpajo, la indisciplina, el estoicismo, la naturalidad y el escepticismo animoso con que, al parecer, se luchaba en la zona leal, con el tableteo de las metralletas constantemente sonando como paisaje sonoro junto al sonido de los bombardeos.

Sorprende agradablemente la fuerza de la sobriedad, la falta de solemnidad, patetismo, verbosidad, enfatismo y estilo triunfal que solían tener este tipo de historias, que nos acerca mucho más a la verosimilitud del documento real, aunque no exenta de fatalismo y humor. “Sierra de Teruel” supo captar con asombrosa precisión, sin detenerse en las apariencias ni aferrarse a lo pintoresco que podría propiciar los actores, algunos de ellos no profesionales. A pesar de su estructura elíptica y casi episódica, a la modesta concreción de la trama que narra, y a las precarias y arriesgadas condiciones del rodaje, como se oye en varias ocasiones a los protagonistas: “Se hará lo que se pueda”, y así ocurrió… Se hizo lo que se pudo, porque la historia no puede cambiarse, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Recomendable y emotiva historia llena de humildad y solidaridad.
Antonio Morales
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9 de abril de 2018
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película del título en francés: Espoir, sierra de Teruel es una obra franco-española dirigida por el escritor francés André Malraux entre 1938 y 1939, participando el escritor Max Aub como ayudante de dirección. El guión, escrito por Malraux en colaboración con Max Aub, Denis Marion y Boris Peskine, se basa en la tercera parte de la novela “L’Espoir”, que Malraux había escrito entre mayo y octubre de 1937, cuando todavía el mundo confiaba en la derrota franquista. Aunque Malraux dirige la obra, Max Aub figura como traductor del guión y como ayudante de realización; y es probable que su aportación a esta cinta haya sido mucho más relevante de lo que se piensa. El film relata un episodio de la Guerra Española en la que el escritor organizó un grupo de aviadores venidos de diversas partes del mundo, como ahora diré más extensamente.

La trama de la película comienza con los funerales de un militante republicano caído en combate. Posteriormente, los dirigentes de una unidad aérea del ejército republicano dirimen la conveniencia de bombardear un puente en la zona de Teruel para atajar la llegada de refuerzos a las tropas nacionales.

Malraux, además de ser uno de los grandes personajes de la cultura europea del pasado siglo, fue también un intelectual inquieto y activo que, entre otras, participó con las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil española en una época dorada y peligrosa. En esas circunstancias escribiría su novela La Esperanza, la ‘esperanza’ de que la dictadura no se impusiera al orden establecido. La novela está escrita con una gran narrativa plagada de agudas observaciones, un sentido solidario y una elevada consideración de la dignidad humana.

La película se realiza en plena guerra con el objetivo de promover la ayuda internacional para la II República. Malraux y Aub eligieron actores profesionales, unida a la participación de lugareños. Entre los actores profesionales trabajan con excelente nivel: Andrés Mejuto, Nicolás Rodríguez, José Sempere, Julio Peña, Pedro Codina, José María Lado, Serafín Ferro y Miguel del Castillo.

El rodaje fue llevado a cabo con muy poca financiación y escasísimos recursos a todo nivel: técnicos y humanos. Pero lejos de constituir un inconveniente, esta precariedad e incluso perentoriedad en el rodaje, pues el enemigo avanzaba inexorable, hace que la cinta transmita la urgencia del relato, lo cual la dota al film de una veracidad y credibilidad impresionantes. También es una película cargada de emoción. Tiene escenas conmovedoras, una carga lírica potente y una fuerza de sentimientos que remueve lo más íntimo del corazón del espectador.

Dado que la historia de la contienda es vista desde la perspectiva republicana, parece inevitable que los que estén a favor de dicha causa manifiesten una mejor predisposición hacia la película que los simpatizantes del golpe franquista. Hay, pues, ese sesgo ideológico inevitable casi en todos los aspectos de la vida. PERO tiene esta obra una cualidad importante que lo convierte en un excelente film, esto es, que no es panfletaria, no hace propaganda, no oiremos proclamas, tampoco discursos ni alegatos, y menos aún mensajes denigrantes del bando contrario, tampoco exaltaciones. Se aleja del maniqueísmo fácil. Es como que la cinta se elevara por encima de la coyuntura histórica y sobre cualquier atisbo de parcialidad. Antes bien, es un film poético que canta a valores universales como la solidaridad, el compañerismo, el sacrificio, el anhelo de paz y justicia. A la vez, tiene también un efecto dramático frente a los acontecimientos, ampliado por la música de Darius Milhaud, una interesante fotografía en blanco y negro de Louis Page con la técnica de gelatinobromuro de plata sobre papel, y un montaje inspirado en los maestros del cine soviético. Obra turbadora y emblemática, donde Malraux relata sus propias experiencias en el frente aragonés. La película se desarrolla respetando una unidad de tiempo, durante 48 horas, y de lugar, todo sucede en la sierra de Teruel, mientras que la novela transcurre entre el 36 y el 37 en diversos lugares.

La mayor parte del rodaje se hizo en Cataluña, en las localidades de Barcelona, Tarragona y Collbató, entre otras. Sierra de Teruel fue terminada en el momento en que finalizaba la guerra, y el equipo de rodaje tuvo que salir huyendo de España conforme concluía su trabajo por la frontera de Portbou. Cuando Malraux llega a París con el material filmado, realiza un primer montaje en el mes de julio del 1939, pero en septiembre estalla la Segunda Guerra Mundial. Cuando la película ya estuvo lista, la guerra en España había acabado con la victoria del bando nacional y la ‘esperanza’, según Malraux, había sido derrotada. A la par, estuvo prohibida en Francia durante la ocupación alemana y no se exhibió en el país galo hasta 1945 (no sin mil aventuras pues se creyó que todas las copias habían sido destruidas por los nazis); lo cual que en España hubo que esperar hasta 1977 para su estreno.

No quiero concluir sin señalar que, a pesar de que me parece este film encomiable, como antes decía, en él se evidencian las vinculaciones políticas de Malraux. Tam0poco hay que ser ingenuos. Hay un intento de propaganda en este film. Lo que ocurre es que está bien hecho, sin demasías, sin subrayados cansinos o de buenos y malos. En realidad aquella guerra fue una desgracia para todos, lo cual evidenció el fracaso de una sociedad, la española, en su conjunto.
Kikivall
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22 de junio de 2017
8 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
No había visto esta película hasta que hace unas semanas se proyectó en TVE-2, pero si había oido hablar de ella.
Una vez vista la película no tiene mas interés que su antiguedad, porque como película no hay por donde cogerla.
Peliculas propagandísticas hay muchas y de todos los colores políticos que le dan cien vueltas. Una dirección de parvulario; guión realmente plano y sin interés alguno, ni de la acción, ni de los personajes; sonido pésimo que impide seguir las conversaciones, aunque tampoco creo que se ganara mucho con ello. Lo único destacable (aparte de su antigüedad) es la fotografía de algunas escenas donde se retrata a los campesinos de la zona.
En resumen una pieza "arqueológica" que no tiene mas interés que sus casi 80 años.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Mariscal Zhukov
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