El doctor

Ética médica. Un escabroso tema en el que se uno se mete es imposible que no se acabe salpicando de sangre. El doctor nos presenta la figura de un médico que no se toma su profesión con "excesiva seriedad", opera con música a todo volumen, bromea con sus pacientes, se burla de otros compañeros y procura tratar lo menos posible con sus pacientes. De repente cae gravemente enfermo y el roll médico/paciente se ve drásticamente invertido dándole una nueva visión de lo que ha sido su trabajo de toda la vida.

Sin duda alguna la película intenta, y creo que consigue, dar una lección moral sobre la humanidad que el sistema sanitario debería tener y de la que carece. Los recursos para identificarte con el protagonista y vivir su euforia y despreocupación iniciales e ir evolucionando junto a él hacia la comprensión de la verdadera gravedad de la una enfermedad y hacia la solidaridad y comprensión humana están muy logrados. Sin embargo cabe preguntarse hasta que punto un médico puede soportar el sentirse plenamente afectado por cada paciente al que trata ¿Se le puede pedir a un simple ser humano que cargue con la presión de las desgracias de miles de pacientes? El tema es mucho más complicado de lo que se presenta aunque sí que es cierto que no hay que perder el respeto y saber en todo momento que todos somos personas.

Como no la moraleja se extrapola al ámbito sentimental y familiar. El saber escuchar a los demás, ofrecerles tu tiempo y tu apoyo y a la vez obtener lo mismo a cambio cuando lo necesitas... Es algo que no todo el mundo tiene en cuenta hasta que lo pierde.

La nota baja un tanto por su larga duración. Es cierto que las escenas finales son cuanto menos imprescindibles, pero se hacen pesadas de forma que deseas que la película llegue a su final.

Por lo demás es una buena película llena de emociones y muy acertada para formar a futuros médicos.

Con este titulo intento sitetizar lo que esta pelicula nos dice y muchos han experimentado, -mas allá de la anecdota del médico que convertido en enfermo, descubre el sufrimiento del paciente-.

Cuando nos dicen por ejemplo, que tenemos un cancer y sabemos que podemos morir de forma proxima, al sentir que morimos, que podemos morir, esta nueva experiencia "nos despierta", nos despertamos a nuestra propia vida, sentimos que vivimos, nos experimentamos a nosotros mismos profundamente y entonces queremos vivir, queremos hacer, queremos empezar a vivir.

Es una experiencia vital, pero es peligrosa, no todos pueden contarlo, pero desde entonces se vive ya de una manera distinta, se empieza a Vivir.

¿Quien no se ha topado nunca con el sistema sanitario? Médicos prepotentes y que te tratan como si fueses otra muesca en su revolver, enfermeras mandonas que no saben hacer su trabajo, celadores que te llevan como si fueses un simple pedazo de carne...
En esos momentos en los que más vulnerable te sientes, cuando necesitas que te expliquen las cosas, que tengan paciencia... siempre te estrellas contra el sistema que quiere hacer caja (como en EE.UU.) o que está acomodado en la rutina de hacer lo mínimo (como en España).
Pues aquí tenemos el más claro ejemplo de lo que todos hemos sufrido y odiado de la medicina moderna: un médico que se cree Dios, que se cree más listo que nadie, que trata a sus pacientes como simples números de historial, que ni siquiera les escucha, que no le importa nada más que si mismo, que jamás fue amable ni le encuentra ningún sentido a los buenos modales...
… Y que tendrá que ver las cosas desde el otro lado; desde la camilla.

Una cura de humildad que debería ser obligatoria en todas las facultades de medicina del mundo.

K-Y

1- Recomiendo la crítica de Bonifacio, me siento personalmente muy de acuerdo...

2- En el pasado, sufrí a muchos medicos "distantes" ¿ desprovistos de humanidad ? ...
a medida que el tiempo pasó, y el sufrimiento como paciente (no-médico) aumentó, mis opiniones cambiaron radicalmente ...
Un médico es una persona como nosotros, pero que trata diariamente con lo más triste del mundo: enfermos asustados, dolientes, nerviosos, agresivos, seres humanos,en suma, como nosotros pero enfrentados a una realidad que ven subjetivamente terrible...

Para ejercer su profesión, ser ecuánime al máximo y efectivo en el diagnóstico y tratamiento : EL MEDICO NO PUEDE NI DEBE IMPLICARSE EMOCIONALMENTE CON EL PACIENTE ...
(Y, repito, yo soy paciente)

Es fácil de decir, pero dificilísimo de lograr, porque un médico es un ser humano como todo el mundo, por eso los médicos pueden parecer a veces unos gamberros despreocupados, como William Hurt, que "juegan" con sus pacientes ...
---> NO. El no implicarse , en sus circunstancias reales y cotidianas, es durísimo y puede dejar muy "tocadas" a las personas...

Y, del lado del paciente: la trasformación del protagonista en la película es real... está tratada como tal y muestra la contradicción de los puntos de vista paciente / doctor que existe, debe ser comprendida, y es inevitable...

Aquí no hay "moraleja", ni "buenos y/ó malos", sólo una historia que muestra como un punto de vista puede evolucionar,,, hasta cambiar a veces 180 grados.

Puedo estar equivocado, pero me baso en la realidad que yo he experimentado...

Hoy he visto en TV la película Prueba de Vida que, por razones de orden íntimo, me interesaba profundamente, aunque sea un film mediocre.
Ésta que comento (El doctor) tiene mucho mayor empaque como obra cinematográfica. La considero una buena película.
Sin embargo ambos filmes tienen un nexo de unión, siendo entre sí totalmente diferentes. En ambos se recrea la figura del médico con el que desgraciadamente nos topamos los que tenemos la desgracia de tratarlos a menudo. Prepotentes, iniciáticos, insensibles, distantes ... quizá como una vacuna ante la tragedia diaria con la que conviven, un modo de autodefensa de quien tiene ya una simple profesión y no, como antaño, una vocación de servicio al prójimo, una suerte de sacerdocio laico.
En fin, son buenos fontaneros y razonables chapistas del cuerpo, pero nada más (salvando honrosas excepciones).
Las facultades ya han olvidado inclulcar a las nuevas generaciones el calor humano, el afecto, el consuelo y todos los intangibles que hacían de una profesión que ostenta nada menos que el 100% de fracaso garantizado, la más noble y admirada de todas.