Manicomio

Fernando Fernán Gómez fue uno de los grandes genios del siglo XX: actor de cine, teatro y televisión, director, escritor, doblador, guionista, etc... y también lo intentó en el mundo musical (aunque de manea muy breve). Y en todas sus facetas lo hizo siempre bien, con mucha dignidad.

En esta película comenzó su andadura como director de cine. A su espalda llevaba más de 45 películas rodadas como actor y otras tantas como guionista. En su extensísima filmografía que dio de sí hasta el año 2006, actuó en muchas películas infumables, pero la grandeza de Fernán es que él siempre estaba de Óscar por muy malo que fuera el producto. Y también actuó en obras maestras dirigidas por él o por otros directores.

Este film no fue enteramente dirigido por él, compartió la dirección con Luis María Delgado, un director de corte comercial que nunca llegó a destacar especialmente por la calidad de sus filmes.

Fernán, ayudado por el éxito de su anterior película "Esa pareja feliz" (dirigida por Berlanga y Bardem, una de las más importantes y decisivas del cine español que en 1953 abrió el camino a un nuevo cine que no fuera el predominante en su época a base de folklore y costumbrismo rancio), se decidió a dar el paso en la dirección.

El argumento del film que nos ocupa es un tanto delirante y atípico ya que el tema de los manicomios era (y sigue siendo a estas alturas) un tema tabú que en las escasas veces que ha sido tratado, casi siempre ha sido con fines al cine de terror.
Aquí el tono medio es de comedia mezclado con tintes de suspense psicólogico y se permite incluso alguna escena expresionista.

En definitiva, no es una película notable pero sí muy agradable de ver. Descubrimos en el reparto a una jovencísima María Asquerino que comparte cartel con grandes del cine español como Elvira Quintillá o Vicente Parra.

Es una película grata de ver si se tiene la oportunidad de poder visionarla, algo que no es fácil como la mayoría del cine español que permanece aún inédito en el mercado del vídeo resultando irritante para el aficionado no poder localizarlas de ninguna manera, al menos en España.
Éste que escribe, lleva esperando más de medio siglo a poder ver la siguiente película de Fernán "El mensaje" (1954) (la primera dirigida enteramente por él) y aún no ha conseguido verla. Parece borrada del mapa. Pero no es la única.

Fernán dio con este film el primer paso en el mundo de la dirección. Aún estaban por llegar sus obras maestras impactantes: "El extraño viaje", "La vida por delante", "El mundo alrededor", "El viaje a ninguna parte" y otras películas suyas estupendas e infravaloradas como "Solo para hombres" o "Mayores con reparos".

Si Fernán hubiera hecho carrera en Hollywood, sin duda hubiera sido un actor y director mítico en el mundo entero porque tenía un talento inmenso y algo maravilloso que nunca le abandonó: la constancia del trabajo bien hecho.

Genial estreno como director del gran Fernando Fernán Gómez en colaboración con Luis María Delgado a través de esta disparatada comedia negra en la que, junto a algún que otro muerto, abundan los locos.

Casi desconocida hasta hace pocas fechas, cuando la Filmoteca Española la restauró y la recuperó con motivo del centenario del nacimiento del bueno de Fernando, la cinta anticipa muchas de las constantes de lo que luego será su mejor cine en ácidos dramas mayores como "El Mundo Sigue" (1963) o "El Extraño viaje" (1964). Aunque sin abandonar nunca ese tono de comedia tan de la época en España y que también está muy presente en su filmografía, bebiendo mucho de humoristas como Tono, Mihura, Jardiel o el propio Ramón Gómez de la Serna.

El guión, firmado a medias por Fernando y Francisco Tomás Comes, adapta con gran habilidad cuatro relatos breves de Edgard Allan Poe ("El método del Dotor Brea y el Profesor Pluma", el principal, y marco contenedor de los otros tres, protagonizado por Fernando), Ramón Gómez de la Serna ("La Mona de Imitación"), y los escritores rusos Kuprin ("Una equivocación") y Andréiev ("El médico loco"). Sin desvelar detalles de la trama, diremos que todos ellos, además de tener en común el tema de las relaciones de pareja, tocan el tema de la salud mental y ponen en valor lo delgada que es la línea que separa la normalidad de la locura, de modo que con frecuencia las cosas no son como parecen.

Sorprendentemente moderna y audaz para un tiempo en que abundaban en el cine español los dramas históricos o las llamadas 'comedias de teléfonos blancos', la peli es una delicia más que recomendable en la que el humor negro -y en ocasiones bastante tremebundo- invade todo el metraje a través de estas cuatro historias perfectamente entrelazadas y relacionadas entre sí. Hasta que todo alcance su pico en la delirante secuencia de una cena (en la que podremos ver actuar, entre otros, nada más y nada menos que a un divertidísimo y jovencísimo Camllo José Cela), y a la que seguirá un no menos locuelo epílogo.

Entre los actores, acompañan a Fernando intérpretes tan eficaces como, Elvira Quintillá, Antonio Vico, Susana Canales, José María Ladó, Vicente Parra, Margarita Lozano y una jovencísima María Asquerino, entre otros muchos como el periodista y escritor Alfredo Marquerie (que encarna al hombre que se cree aceituna) o el mencionado Cela, sin que nadie del elenco desentone nunca.

En cuanto a la puesta en escena, que no chirría en ningún momento y que incluye muy variadas localizaciones en Madrid, es de destacar que Fernando rompe en dos ocasiones la llamada 'cuarta pared' al hablar con los espectadores. Asimismo la cinta despliega cierto tono expresionista en toda la parte final tras la cena en el manicomio gracias a la utilización de los decorados de la película "Aeropuertp" (1953), un modesto drama de historias cruzada que al mismo tiempo estaba filmando entonces también Luis María Delgado.

Nunca podremos saber si la peli tenía cierta intención alegórica relacionada con el régimen franquista, si bien parece que Fernando siempre negó ese extremo.

En fin, resulta que la 'ópera prima' de Fernando había sido este pequeño peliculón a descubrir, y que apenas tuvo distribución en su día, y casi nadie nos habíamos enterado.

Y es muy de agradecer que la Filmoteca haya llevado a cabo su recuperación.

Relatos salvajes + Los idiotas + Amanece que no es poco.
El primero es el mejor o más brillante. Haneke y Buñuel (cogidos de la mano como dos enamorados o buenos hermanos). Funny Games y La edad de oro. De cómo lo siniestro se oculta en el costumbrismo y del juego a la muerte no hay nada, ni un paso ni un (último) suspiro. La infancia es fúnebre.
El segundo flojea porque canta/cuenta sus intenciones con descaro, elimina las sugerencias en aras de la excesiva claridad, nefasta, innecesaria. Es como aquella de Fuller en la que un periodista se metía en el corazón del lobo, el vientre de la ballena, la cabeza del dragón, la guarida de la bestia, en un manicomio para más señas para así investigar un posible asesinato, corredor sin retorno, y de allí ya no sale o salía el pobre o Lamerica o Alguien voló sobre el nido del cuco, las instituciones son el mal, los loqueros el infierno, los médicos los sicarios, corre.
El tercero tiene su aquel. Hitchcock. Jekyll y Hyde. Ficción y realidad. Humor y crimen (de la calle bordadores). Autosugestión y farsa. Actuación y las amistades peligrosas. Perversión malsana, perro andaluz y también verde que te quiero verde, me cago en el amor.
El cuarto es el cierre, círculo cuadrado. Todos están/mos locos de atar, la gallina caponata huevos dará o dile a Woody Allen y/con/la oveja lo que haría o hará, los turcos y los trucos de tuco, del padrino a breaking dead hay solo un guiño y otro universo, los gatos negros y los conejos tan blancos, nervios (mujeres al borde de un ataque), primos y más me arrimo, bodas de sangre, legañas, argonautas y cosmonautas, (los) desnudos y (los) muertos, por supuesto. No hay tanta diferencia o salto de la cordura (llegamos a) al desequilibrio, es solo cuestión de gustos, de opiniones como el culo, de matices y tapices y lápices o puntos de vista, abajo o arriba, poliedro, caleidoscopio, cornucopia, alabastro, abalorio, juego, de tácticas y fuerza, de moda y su moral (tanto montan) pasajera, de poder o sombra. Un loco es un actor que hace mal su papel o demasiado bien si cabe. Un loco es un pobre hombre. Un loco derrapa, se pasa, de frenada, o se queda corto, de cañón carne cruda un poco. Un loco es un payaso y un pararrayos trágico sin ninguna gracia, balada triste de trompeta, venga, subasta, recompensa.
Un cuerdo es un hijo de puta.
No está ni mal ni bien. Lo peor es que doblen a Cela, el asesinato del perdedor, pecado nefando. Lo mejor es el estrangulamiento, el pisapapeles, el papelón, todo el horror sin parangón vomitado como si fuera hormigón, porrón pompón dámelo, Ramón, todo, ello, del tinglado esquinado espanto, lo quiero.

Fernando Fernán Gómez, se estrena como director, conjuntamente con Luis María Delgado.

La poca repercusión que tuvo en su día, tanto del público, como de la crítica, no hizo que parara en esta nueva andadura, ya que hizo más películas después de esta, como director.

Él mismo comentó que fracasó porque la gente no quería literatura... ya que la película está basada en 4 cuentos. Pero una vez vista.... tengo que decir que no, la película es mala. No está muy bien dirigida, y las secuencias a veces fallan.

La historia no tiene gracia tampoco, aunque fuera con un poco de chispa, pero bueno, es su primera película, no para Delgado.

No sé que más contar, porque es un poco disparatada... si al menos estuviera bien realizada...