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San Agustín (Miniserie de TV)

Serie de TV. Drama Miniserie de TV (2010). 2 episodios. Los vándalos están asediando Hipona, en el norte de África, y el Papa teme por la vida de Agustín, el obispo de la ciudad. Por eso envía un barco para rescatarlo y traerlo a Roma sano y salvo. Tropas romanas llegan hasta Hipona, consiguiendo reavivar la esperanza de un pueblo subyugado por el poder vándalo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
16 de abril de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica mini-serie, a la altura de la historia que relata. Muy fiel a los datos conocidos de la época, aunque se permita algún elemento ficticio en torno al sínodo de Cartago. No obstante, la serie es una buena lección de Historia.

Destaca la magistral interpretación de Franco Nero en el papel del anciano Agustín, y el conmovedor dibujo de los personajes de Santa Mónica y San Ambrosio; particularmente, este último me ha parecido extraordinario. El hombre que ordenó al propio Emperador Teodosio el Grande hacer ocho meses de penitencia en la puerta de la iglesia tuvo que ser así, tal como nos lo muestra la película.

En el "debe" podría apuntar que Alessandro Preziosi, en mi opinión, encarna a un Agustín excesivamente edulcorado, en duro contraste con la sequedad y aplomo de Franco Nero. Y también que los últimos veinte minutos de la segunda parte me han parecido mal aprovechados. El asedio del vándalo Genserico no requería tanta atención, y, a cambio, podrían haber alargado la época de juventud, mostrándonos la segunda gran victoria de Agustín contra los pelagianos Pelagio y Celestio. Hubiera sido de agradecer.

Con todo y con eso, la serie es más que recomendable para los amantes de la historia, de la hagiografía, de los biopics, y del cine de buen gusto.
jfreyba
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23 de mayo de 2011
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si a ustedes les atraen las películas (o como en este caso las miniseries: como Attila o Roma) sobre el Imperio Romano no deben dejar de ver esta gran coproducción italiano-alemana. No se trata tan sólo de una biografía del Obispo africano Agustín de Hipona (más tarde conocido como San Agustín), desde su niñez hasta su muerte, sino que nos muestra cosas que, por lo general, están ausentes en todas las grandes producciones y miniseries de este calibre. La historia comienza con el asedio de los Vándalos en el Norte de África en 430, a manos de su jefe Genserico. Agustín, era en ese entonces (año de su muerte), Obispo de aquella ciudad africana sitiada por esta tribu germana, que posteriormente (aunque no se cuenta en la historia) la destruirá por completo. La película irá narrándonos a través de distintas analepsis (flashbacks) momentos de su interesante vida: su niñez; de cómo se convirtió en abogado; de sus litigios en los tribunales cartagineses; del hijo que tuvo con su esclava; de la mala relación que tenía con su padre; de su actuación como vocero del emperador Valentiniano II (éste era un niño en el año 384) para combatir en plano dialéctico contra el Obispo de Milán, San Ambrosio, hasta el momento de su conversión al cristianismo, etc.
Para mí, lo interesante de la película está en la riqueza de las argumentaciones: de San Agustín como representante del poder imperial primero, como defensor del maniqueísmo después y, posteriormente, de la Iglesia Católica; de San Ambrosio, de orador Macrobio (quien educó a Agustín); de los maniqueos; de su madre (quien posteriormente será conocida como Santa Mónica), de su amigo Valerio, etc. Se las recomiendo, desde ya, aunque, como en mi caso, no alberguen ninguna simpatía por Iglesia Católica Romana ni por el credo cristiano occidental.
Vespasiano
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23 de agosto de 2012
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale mucho la pena.
A pesar de que su realización es un poquito de serie de TV, sencillita... El guión es muy bueno en algunos fragmentos.
Para mí que soy madre, el ejemplo de Santa Mónica es precioso.
Y la evolución de Sant Agustín, muy interesante.
Os la recomiendo.
Hanami
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30 de agosto de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable sorpresa y grato recuerdo de esta película televisiva de buen ver, sin tratar por ello de parecer grandilocuente sino, más bien al contrario, digna de mantener un permanente aire de sencillez y firme contenido para regocijo de todo aquél que vaya en busca de un real testimonio (al fin) de un cine cristiano, católico, sin complejos: películas que describan si error ni miedo la verdad que todo católico conoce y ama. La película se centra en su mayor parte en la búsqueda de la verdad de Agustín hasta encontrarle a El, y después narra de manera magistral ciertos asuntos decisivos a manera de litigios doctrinales para el bien de la creciente Iglesia y de todos sus contemporáneos. Duguay sabe extraer el máximo de información en cada plano. Cien por cien recomendable para todo católico.
IvanCarrera
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7 de octubre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comencé a verla, y de inmediato, tuve la impresión de que cumplía fielmente su propósito: entretener y suscitar el interés del espectador respecto a la figura de este santo y filósofo. Y no fue solo una sensación, ya que pese a su larga duración, los tiempos muertos brillan por su ausencia.
Sin embargo, pues en todo hay un pero, Agustín incurre en el mismo error que Atila o cualquier otra miniserie ambientada en el declive del Imperio Romano: los uniformes y el armamento de los legionarios. Como si cuatrocientos años no fuesen nada, los scutums (escudos), los pilums (jabalinas utilizadas por los legionarios) o los gladius (las características espadas de los siglos I al III) seguían pertrechando a un ejército que parecía sacado de alguna serie sobre viajes en el tiempo. Un error del que ni el mismo Amenábar se libró en su celebérrima Ágora: pasar por alto que la Roma que se inmortalizó en la Columna Trajana ya no existía en el siglo V de nuestra era, porque era el principio de la Edad Media.
Tal vez para la gran mayoría de espectadores, ese anacronismo, esa discordancia tendrá una importancia relativa, o incluso carecerá de ella. Pero no se puede negar que, precisamente, uno de los principales alicientes de estas series y películas es el de crearnos la ilusión de viajar a través del tiempo. Una quimera que pierde toda su consistencia cuando la falta de asesoramiento histórico nos despierta de esa ensoñación para demostrarnos que ese fantástico viaje no ha sido al pasado sino a un presente donde quieren tomarnos por tontos.
Mesonikis
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