El rey del barrio

*Anti sentimentalismo paternalista

El rey del barrio es la historia -casi- real de Pete Davidson, quien se interpreta a sí mismo en el papel protagonista de la cinta. ¿Quién es Pete? Es uno de las estrellas más talentosas de la comedia americana en circulación actualmente, formando parte, además, de Saturday Night Live. Pero no, el filme no es una comedia sobre un pobre jovencito que tiene un sueño y lucha por conseguirlo. Aquí hay tiroteos, drogas, momentos complicados y, sí, también ironía y situaciones cómicas que funcionan sin exageraciones de ningún tipo.

¿Qué más necesitas? Davidson es un comediante que se hizo famoso por las bromas sobre su padre bombero, muerto en los atentaos del World Trade Center cuando él apenas tenía 7 años.

*Satisfactoria

Casi todos los adjetivos que buscamos desesperadamente a la hora de ver una película se los podemos conceder sin temor a El rey del barrio. Ligera, ágil, dinámica y placentera. Los títulos de crédito aparecen demasiado pronto.

Contiene todos los ingredientes de una buena producción estadounidense -porque hay producciones americanas malas, muy malas-, donde tienen cabida las fiestas salvajes, los robos y la violencia. No hay sangre porque quieran complacer al público, sino porque hoy día sería imposible hacer un retrato de Nueva York sin que apareciese un tipo con un agujero en la barriga.

*¿Un nuevo Adam Sandler?

El carácter de Pete Davidson es similar al de un joven Sandler, más juvenil y menos cómico, pero igualmente carismático. Su naturalidad fascinante para ubicarse dentro de cada escena, ocupándola por completo pero con modestia, nos hace empatizar con su vida pese a sus continuas bromas fulminantes.

Junto a Davidson encontramos a Marisa Tomei y a Bill Burr, como su madre y su padrastro. Y, en un papel secundario, pero con magníficos momentos, a un Steve Buscemi en plena forma.

*Conclusiones

Judd Apatow realiza un ejercicio descriptivo brillante de Staten Island -el distrito más desconocido de Nueva York-, a través de sus personajes como pilar fundamental de la historia. Algo similar, al menos en la forma, al mundo creado por David Simon en la obra maestra The Wire (2002); un análisis pormenorizado de un barrio, en este caso, los habitantes de Baltimore.

Un filme profundamente catártico, sorprendente y precioso. El cine, cuando se hace bien, puede resultar terapéutico, y en esta película, gracias a un acercamiento a temas que normalmente se abordan con guantes blancos, lo es. Se necesita mucha fuerza para reírse, sobre todo de las propias tragedias.

Escrito por Soraya Unión Álvarez

Como digo, ya tocaba una cinta de Apatow que siguiera la estela de Funny people.

Apatow juega en esta película a hacer malabares entre drama, comedia e incluso acción, y no sale mal parado. Si bien tiene momentos que rozan lo absurdo, no nos toma por sorpresa dada la trayectoria de su cine.
Su sello más cómico queda patente en ese personaje perdedor (aficionado a la marihuana, cómo no) que encarna Davidson y que a duras penas logra adaptarse a las convenciones sociales más básicas y a su entorno más cercano.
En su pandilla no están Jason Segel ni Jonah Hill porque este grupo de colegas ha sido revestido de una pátina de desorden que poco tiene que ver con la comedia: bullying, trapicheo, delincuencia....

Y no es solo en este arco en el que luce la rama más dramática de la peli. Apatow ha buscado indagar en la dificultad de algunas relaciones familiares dejando a un lado la gracia fácil que tan bien se le da, y adentrándose en los traumas más profundamente anclados del protagonista. Yo diría que esto es lo más destacable de 'The King of Staten Island', una prueba más de la capacidad del bueno de Judd de incorporar las vivencias personales de sus actores a sus historias, y en este caso el giro que dio la vida de Davidson en 2001 es un filón que ha sabido aprovechar.

Lo peor: la duración. 2 horas y cuarto que, aunque no se hacen excesivamente pesadas, sí contribuyen a que desconectes con partes de la historia.

Uno reconoce el estilo de Apatow cuando presencia un drama que está levemente teñido de momentos "cómicos" de esos que no sacan risas pero que entiende como tales. Es el estilo que suele caracterizar al director (salvo en el caso de 'Virgen a los 40') y aquí lo vemos en esta llevadera pieza semi autobiográfica en la que se luce Pete Davidson, siendo todo lo que está mal y bien a la vez.

El realizador de 'Funny People' sigue empecinado en extender sus obras en más de dos horas, y es por eso que a 'The King of Staten Island' parecen sobrarle al menos treinta minutos, desinflándose en el tramo final, sobre todo cuando recurre a determinados toques edulcorados de un sentimentalismo que no molesta pero no suena del todo convincente.

Entretenida y adictiva por la naturalidad con la que transcurren las situaciones, redondea una más que aceptable performance.

6,6 Alancitos Irreverentes sobre 10

Judd Apatow es un director, productor y guionista que hace años cosechó grandes críticas y éxitos gracias a producciones como la divertida Virgen a los 40 o la correcta (pero menor y sobrevalorada) Lío Embarazoso (Knocked Up). Después arriesgó con la inclasificable Hazme Reír (Funny People), que fue mejor de lo que se dijo, a pesar de sus pretensiones. Desde entonces su carrera no volvió a ser la misma, con comedias cumplidoras pero que ya pocos recuerdan, como el caso de Si fuera fácil, el spin-off de Lío Embarazoso que nadie pidió, o Y de repente tú (Trainwreck), una de esas comedias que hicieron mucho ruido en su estreno pero que actualmente nadie menciona ni por error.

Tras unos años más centrado en series y documentales, ahora regresa a la dirección con El rey del barrio (The King of Staten Island), comedia autobiográfica sobre el cómico Pete Davidson, la cual ha cosechado críticas bastante positivas (aunque nada que ver con sus primeros trabajos), pasando desapercibida al ofrecerse en servicio bajo demanda en Estados Unidos, no teniendo nada que ver con el ruido que generaban antaño las primeras producciones de Apatow, no despertando apenas interés y siendo una más en el catálogo de productos que nos han llegado últimamente.

Y es que estamos en un año 2020 tan terrible como extraño, donde cintas que quizás hubiesen tenido mejor suerte en otra época, pasan desapercibidas para el gran público. Y es una pena en el caso que nos ocupa, ya que estamos ante una comedia tan humilde como desenfadada, con un protagonista inclasificable y un reparto sublime, dando lo que promete. Luego nominarán a bobadas en los premios importantes, ignorando a una producción que seguramente sea superior a todas ellas. Pero esa es otra historia.

Cuidado, tampoco es ninguna obra maestra, pero sí una producción cercana y sincera, que sabe combinar sabiamente el humor con el drama, regalando reflexiones y emotividad. Y es que Apatow realiza una estimable labor tanto detrás de las cámaras como con el guion (a tres manos, una de ellas la del actor protagonista, ya que es su vida), con unos personajes a cada cual más hilarante, destacando a su atormentado protagonista.

Eso sí, se repiten los peores vicios del cineasta, ya que la propuesta dura más de dos horas, siendo algo totalmente innecesario y exagerado, cuando perfectamente podría haber durado hora y media o cien minutos, a lo sumo (hay subtramas que quizás no aporten nada). Y es que el bueno de Judd se niega a aceptar la máxima de las comedias: durar menos de dos horas. Siempre, sin excepción. Y ojo, que en el tráiler (que recomiendo no ver, ya que te destripa casi toda la película… como todos) hay escenas que no salen en el film…

Afortunadamente, este contra no arruina la experiencia, ya que la historia jamás llega a aburrir, gracias a unos entrañables y divertidos personajes, unos tronchantes diálogos y no pocos logrados momentos, algunos desternillantes y otros emotivos, en un conjunto que funciona.

No sé hasta qué punto el cómico Pete Davidson se ha basado en su vida para plasmarlo en la película, ya que es más conocido por sus participaciones en Saturday Night Live y en su faceta humorística, que no como tatuador, como se nos quiere explicar en el film. El caso es que estamos ante una pequeña historia que interesa, gracias a una buena construcción de un personaje con problemas que podría haber acabado siendo insufrible, pero que se logra que caiga simpático, siendo cómplices de sus constantes arrebatos y meteduras de pata.

Todo ello es gracias a la estupenda labor interpretativa de Davidson, quizás chirriando un poco al principio de la cinta, pero enseguida asimilando sus tics y verborrea, en un protagonista prácticamente omnipresente. No se quedan atrás el estupendo plantel de secundarios que tiene alrededor, como una enérgica Marisa Tomei (más comedias para esta gran actriz, por favor), un convincente Bill Burr (también cómico) o un comedido Steve Buscemi, al que siempre es un placer ver.

Al final estamos ante una comedia que seguramente esté entre lo mejor del popular realizador, gracias a su falta de pretensiones y a su propósito de contarnos una modesta historia que no viene a revolucionar el género, pero que sí destaca en un año en el que ha habido pocas producciones para el recuerdo. Seguramente estemos ante una de las mejores de este año. Una pequeña sorpresa.

Más críticas: ocioworld.net

Unos acontecimientos obligan a Scott a lidiar con su dolor y dar sus primeros pasos en la vida en "El Rey Del Barrio".
El reparto de la película lo hace bien, tienen buena química y te los crees en todo momento, el protagonista es el que más brillante ya que esta bien en todo momento.
El director sabe juntar drama y comedia a la perfección.
Creo que la película podría haber durado menos, se hace un poco larga.
La historia es bastante te simple, pero las escenas de humor son muy buenas y cuando hay drama te llega de verdad, el humor no le quita seriedad a la película.
La banda sonora es buena, además del propio soundtrack usan canciones que quedan bien.
La fotografía y todo en general tienen buena calidad.
Resumiendo, la película a pesar de contar una historia triste te entretiene y te hace reír más de una vez.