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Del rosa... al amarillo

Romance. Drama Dos historias de amor en dos etapas de la vida: la rosa es la de dos niños de 12 y 13 años, Guillermo y Margarita, que viven con timidez y emoción su primer romance, y la amarilla relata cómo una pareja de ancianos, Valentín y Josefa, se aman en silencio en el asilo donde viven. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
24 de agosto de 2009
38 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡No me lo puedo creer! a estás alturas, aquí, en Filmaffiniy, sólo hay una critica a esta verdadera obra maestra de nuestro cine; critica, por cierto, gentileza de Travisloock, la cual me ha encantado. Pero lo peor de todo es que sólo, hasta el día de hoy, 499 votaciones se han registrado, y han sido para dar calificaciones más bien tibias. ¿Cómo es posible que esta verdadera maravilla, esta joya impagable de naturalidad y delicadeza pase tan desapercibida ante los ojos de quienes se consideran aficionados al cine?, no sé, me sorprende, tristemente me sorprende. Por eso quiero poner mi granito de arena y reivindicar el visionado de esta verdadera muestra de talento y sensibilidad.

Para empezar, he de alabar las cuestiones técnicas de este obra, impregnado sutilmente de la primera nouvelle vague, la cual a mi entender es una filmación mucho más que correcta. Pocas veces una cámara ha registrado la infancia con tanta credibilidad y aproximación. Viendo esas imágenes de la primera historia narrada por este film, esos encuadres, esos planos de niños jugando en la calle o asintiendo a clase, uno consigue meterse en la piel de un chaval, en este caso la piel de un crío enamorado y madrileño del año 63. Y si hablamos de la segunda parte, la historia de amor tierna, epistolar y casi infantil de dos ancianos en un hospicio, pues lo mismo, todo filmado con tanta naturalidad y tanto amor cómo el que quiso mostrarnos el director con su película, por que de eso debía tratarse, de darle reflejo al amor en estado puro... a mi juicio, Summers lo consiguió meritoriamente en esta película.

Con respecto a las interpretaciones, maravillosas. Los niños tienen mucha prisa por crecer, y los viejos corren para ser más jóvenes, y en ningún momento los actores, encaminados por un brillantísimo guión, me hacen dudar en lo más mínimo. Me lo creo todo.
¿Y el guión?, pues preciso, casi diría que perfecto. Quizás he de reconocer que la segunda parte, la historia de amor entre los dos ancianos, me resulta menos fluida, pero maravillosa igualmente, y con un final tan sencillo cómo fantástico.
Otra cosa que quería resaltar es el temprano uso que hizo Summers en esta película de la combinación del blanco y negro, junto con imágenes en color (o mejor dicho, filtros de color), algo muy poco frecuente en el cine de esa época, y aún menos en el español.

Por favor, vean esta película, de verdad que esta obra merece mucha más atención de la que me temo que tiene por estos fueros... y si alguien se arrepiente de mi consejo, pues que venga a tirarme un ladrillo a la cabeza, una moderna superproducción de Hollywood, por ejemplo.

P.D: la banda sonora, sin descubrirnos nada, encaja cómo un verdadero guante...

Para mi querida Rosa.
hombremultiple
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25 de enero de 2008
37 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
La dirección de esta maravilla de película no creo que fuera fácil. Se necesitaba de inocencia en la parte infantil y sobretodo en la parte senil de la película. Está rodada esta vejez con un cariño y una ternura excepcionales, impropias de un cineasta que en aquella época estaba en la adulta treintena (ya saben, casado, con niños, responsabilidades; todas esas cosas de gente adulta). Decían de él, que ya de muy mayor, les comentaba a sus amigos que si querían jugar a las canicas o las chapas con él (estamos hablando de señores de 50 años), y que si le decían que sí, le daban una alegría. Y es que según comentaron una vez en la televisión, Manuel Summers era un niño grande. Es la única explicación posible para esta película. Que la dirigiera un niño grande.

Luego haría comedia con la trilogía de “cámara oculta” ( por cierto, falta en los archivos de Filmaffinity esta trilogía: “To er mundo e güeno”, “To er mundo e mejó” y “To er mundo e demasiao”). Y su humor podría ser gamberro, pero también blanco y muy inocente.

A reivindicar Manuel Summers y esta maravilla de película.
Travisloock
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21 de septiembre de 2016
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manolo Summers fue un artista polifacético, romántico y ecléctico, mal visto por la crítica por sus ideas afines al antiguo régimen. Su carrera cinematográfica fue irregular, destacando por encima de todo sus dos exitosas primeras y más dignas películas: “Del rosa… al amarillo” y “La niña de luto”, son dos pequeñas obras, la primera en blanco y negro y la segunda en color, que comparten el tratamiento agridulce aplicados a tres historias de amores no consumados. La primera película, la que nos ocupa, nos situá en dos momentos de la vida de una persona en la que es más vulnerable ante el amor. Por un lado la infancia y por otra, la vejez. Protagonizados por dos parejas, una de niños y otra de ancianos, mientras la tercera historia pertenece a la segunda película y complementaria que aludía anteriormente. Trataba los problemas de dos jóvenes que no podían casarse por rígidas costumbres referentes al luto familiar, que Summers no pudo filmar conjuntamente en un sólo film por falta de dinero.

Se trata de un precioso retrato del amor más altruista y puro, el más noble, el más romántico por su desinterés material y reflexivo. Aunque resulta un film desequilibrado: el primer segmento se alarga hasta casi 60 minutos, para lo poco que cuenta, cosa que redunda en beneficio del segundo segmento, más corto (apenas 30 minutos) pero también más conciso. Ello se debió al problema técnico surgido al hacer desaparecer el episodio central, ante lo cual Summers probablemente decidió ampliar el de los niños, más ágil y variado, que el de los ancianos, más lento y desarrollado básicamente en un escenario. Ambos segmentos tienen un canción que, a modo de “leit motiv”, ilustra y resume las intenciones del film, “Mirando al mar” en el caso de la historia infantil y “Toda una vida” para el de amor otoñal. Los dos relatos se caracterizan por su tono ingenuo, pero es en el primero donde más fácil se intuyen rasgos autobiográficos del director.

De todas formas, lo mejor de este episodio reside en sus detalles tiernos y alguno jocoso, aunque algo simplista. El segmento de los ancianos, por el contrario, hace gala de cierta severidad en el tratamiento visual. Su construcción es sencilla pero eficaz, Summers muestra una correcta utilización de la voz en “off” en las lecturas de amor de las cartas que se envían. Personalmente me ha recordado mi niñez con una historia de amor parecida, que casi todos hemos vivido de una u otra forma en la más tierna edad, los juegos en la calle, los avatares de la férrea doctrina escolar, el campamento de verano de la J.O.N.S. (Juventud Obrera Nacional Sindicalista), una de las ramas ideológicas del régimen para adoctrinar en tono militarista a aquella juventud.
Antonio Morales
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14 de abril de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película impregnada de esa tristeza humana y desoladora que caracterizan las primeras obras de Summers. "Mirando al mar" es la canción con la que Summers subraya el momento dulce de ensoñación en la playa de la primera historia y también el momento más amargo. Este episodio resulta verosímil, humano y entrañable en algún momento. El segundo episodio está narrado en un tono semidocumental y también se oyen canciones de fondo tan viejas como ese "Manolo de mis amores" que suena en un recorrido por las calles. Tiene algún momento memorable y una atmósfera muy sesentera. Tanto la historia de amor infantil como el amor de los ancianos conforman una cinta cuya fama está totalmente justificada por su valor sentimental y por como evoca con una gran firmeza estética como se vivia en la España de los años 60. Una película muy especial con un tono agridulce que deja una profunda huella en la memoria del espectador. En definitiva un clásico e incluso un film de culto.
Cromatico
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28 de febrero de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos historias de amor contadas de forma sencilla, rebosantes de ternura y encanto. Pero además es el retrato perfecto de una época. Cualquier adolescente de entonces, años 60, se verá plenamente identificado con Guillermo, los juegos, el colegio, el campamento de verano, la timidez con la chica que te gusta... Y para los jóvenes de hoy, es una forma de contemplar como fue la infancia de sus progenitores. Interpretaciones magníficas y una banda sonora que encaja perfectamente. La mejor película de Summers.
Jesus
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