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El agente británico

Drama. Romance El servicio de inteligencia Británico le encarga a Stephen Locke (Leslie Howard) que persuada a la Unión Soviética para que no firme con Alemania un acuerdo de paz que sería muy perjudicial para los intereses de Inglaterra. Durante su misión, Locke se enamora de Elena (Kay Francis), la secretaria del líder ruso, que corresponde a sus sentimientos, pero que no está dispuesta a traicionar la causa bolchevique. (FILMAFFINITY)
Críticas 2
Críticas ordenadas por utilidad
5 de abril de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Publicadas, en 1932, las, “Memoirs of a British Agent", del inglés, R. H. Bruce Lockhart, fueron presentadas al público como documentación de hechos reales, pues, su autor había ejercido como agente secreto y como diplomático británico, habiendo prestado servicios en Moscú y en Praga, durante los primeros años de la Revolución Bolchevique, en procura de que la URSS no firmase un tratado de paz con Alemania, pues, de hacerlo perjudicaría a los ingleses... y probablemente a toda Europa.

Imposible saber que fue exactamente cierto, ni cuánto lo modificado por el autor y luego por, Laird Doyle y James McDonald, quienes se encargaron del guion cinematográfico, pero es necesario aclarar que, el personaje de Elena –verdadera protagonista de la película, <<EL AGENTE BRITÁNICO>> -, si acaso existió, no pudo haber sido la secretaria de Vladimir I. Lenin, pues, ésta se llamaba Nadezhda Krúpskaya (1869-1939), una gran figura que, además de haber sido la esposa, leal hasta la muerte, del líder revolucionario, fue una importantísima activista del cambio social, siendo la creadora del Sistema Educativo Soviético y la mayor impulsora de las bibliotecas públicas.

Superando éste bache -en el que hubo una maliciosa intención de alguien, pues, además es muy notorio el parecido físico entre la actriz, Kay Francis, y la señora Krúpskaya-, el filme apunta, por otra parte, a dejar al agente británico como un verdadero necio, pues, su comportamiento ante Elena -quien en varias ocasiones le demuestra que la atracción que siente por él no le impedirá seguir siendo leal a la causa de los bolcheviques-, es de una improcedencia que raya en lo ridículo.

Los primeros minutos de la película, nos hacen presentir que estaremos ante una historia de gran brillantez narrativa, sobre todo cuando vemos esa magnífica ejecución de la escena del ataque a la embajada… pero las fuertes presiones que ejerció el gobierno inglés contra la producción, por considerar que denigraba de sus agentes secretos, obligaron a alargar las escenas románticas, en detrimento de las situaciones políticas que eran las que realmente interesaban al director, Michael Curtiz.

Todo esto, daría como resultado un filme al que le falta solidez narrativa, pero, donde al menos queda claro que, a los gobiernos de las grandes potencias lo que menos les interesa es la vida de los hombres del común, pues, toda vez que lo sientan necesario, llevarán a la guerra a cuántos sea necesario con tal de defender y asegurar sus intereses particulares.

Este filme, fue uno de los primeros que produjera, Henry Blanke ("The Adventures of Robin Hood", "The Sea Hawk", "The Fountainhead"...), personaje por quien tanto Curtiz, como el director King Vidor, llegaron a sentir un alto aprecio.
Luis Guillermo Cardona
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27 de agosto de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brillante producto del prolífico y genial Michael Curtiz que, en tan solo 80 minutos, nos da una lección de su estilo conciso, directo, tremendamente económico, en torno a la relación amorosa entre el cónsul británico en Moscú y una bella comunista en las jornadas revolucionarias de 1917, basado en las memorias del diplomático R.H. Bruce Lockhart. Leslie Howard pasea su melancólica e irónica languidez y la bella Kay Francis nos convence de que la revolución hubiera ido seguramente por derroteros menos sangrientos si hubiese estado en sus manos. La parte histórica del film es un poco sonrojante, no tanto por la visión razonablemente certera de los años de la revolución y la contrarrevolución, con su carga de idealismo, intereses y vesánica crueldad, sino por la más que discutible visión que dan del espionaje británico como poco profesional y patoso. Por contra, las escenas románticas de la pareja protagonista o las escenas de acción no están nada mal. En todo caso, interesante y muy entretenida. Made of Michael Curtiz, of course!
Gould
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