La cuadrilla de los once

Esta es la película de los cantantes más famosos del momento (en su país) en la década de los 60, hecha para su divertimento. Son los Rat Pack: Frank Sinatra, Dean Martin, Sammy Davis Jr y Peter Lawford. Los cuatro salen con César Romero, Richard Conte y George Raft, o sea, viejas glorias de siempre; y luego Angie Dickinson, que supongo que de actrices ella era la número uno en popularidad, estaba presente en todas.

Eran unos auténticos ases de la voz, son películas para verlos a ellos, no hay que esperar otra cosa, y por eso, por ellos, y por el aire simpático del film, la película tiene su encanto. Claro que aquí no cantan pero tenían la profesión de actor tan validada como la de cantante. Sus canciones se escucharán toda la vida.

El gran Dean Martin no se trajo a Jerry Lewis. Tampoco está Bing Crosby, del que Sinatra decía que tenía la mejor voz. La película es pues lucimiento del Rat Pack, no hay que verla como una película del género del cine negro. Es una película de colegas, unos camaradas que lo fueron en la guerra y que vuelven a reunirse para dar un gran golpe.

Tonta y fallida. Eso serían los dos adjetivos con que mejor podríamos definir a esta película. Su guión es un espanto, y las actuaciones son casi todas malas a rabiar. En cuanto al plan del robo, poco podemos decir, porque ni nos lo aclaran lo suficiente como para hacernos partícipe de este, ni lo poco que intuimos me parece factible.

Una hora, tarda la trama en llevarnos al robo en si. Antes, nos hemos tenido que tragar muchos minutos reclutando a la gente y poca información entretenida. El personaje de Cesar Romero, que hace de prometido de Patrice Wymore, no se lo puede creer nadie que esté en sus plenas facultades mentales cuando intenta chantajear a casinos y ladrones.

Comedia de robos un tanto absurda, realizada exclusivamente para el divertimento de Frank Sinatra y sus inseparables amigos. El objetivo es robar cinco casinos en Las Vegas, pero francamente, el guión apenas explica cómo llevarán a cabo el golpe. Tanto el desarrollo de los atracos como la investigación posterior resultan de lo más fácil e irreal, lo que demuestra que el film no es más que una excusa para juntar a Sinatra, Martin y Davis Jr. Lo único reseñable es ese ambiente clásico tipo años 60 que envuelve en todo momento a la película. Sin lugar a dudas, lo mejor de todo es que sirvió a Soderberg para realizar un excelente thriller en clave de comedia, que supuso un remake de categoría para este producto.

Remakes, "homenajes", segundas partes... los títulos que se sustentan bajo esas premisas suelen ser siempre de muy dudosa calidad.

Ahora bien siempre hay excepciones, y para muestra un botón: "La cuadrilla de los once", película gastada antes de comenzar, con muchos vanos argumentales, con personajes en los que no se profundiza, con desenlaces a los que el espectador no sabe cómo se ha llegado.

Un mero capricho de "los chicos de la mafia", que sirvió para su entretenimiento, y poco más. Loable, sin embargo su secuela "Ocean´s eleven", un producto con las mismas pretensiones comerciales, (cambiamos a Sinatra por Clooney, a Martin por Pitt...), pero con un resultado altamente satisfactorio.

No pasa nada, chicos, a pesar de todo "I´ve got you under my skin", a los genios se les perdonan ciertos errores humanos.

Que si, que está muy bien meter a Frank Sinatra, Dean Martin y Sammy Davis Jr al frente de un cartel plagado de nombres importantes, pero seamos realistas: la película no es para echar cohetes.

Comezando de manera divertida y diría que incluso bastante atrevida, va perdiendo fuelle a medida que avanza. El desarrollo trata de ser complejo para sorprender al espectador, pero se queda en poco menos que una artimaña casi infantil.
Cuenta con el encanto del humor negro de los 50 y 60, construido con un brillante colorido y una fantástica puesta en escena, y eso es practicamente lo único bueno de una dirección que intenta convertir al público en presa y acaba siendo un cazador cazado.

Hay que tener en cuenta que, salvo Peter Lawford, ninguno del reparto está a la altura que se le presupone. Frank Sinatra está más bien discreto, en un personaje que no tiene el carisma que sí tenía el cantante-actor. Dean Martin, aquella cara bonita que también tenía una buena voz, no logra que su personaje sea real y Sammy Davis Jr harta un poco con esa imborrable sonrisa que va muy bien cuando estás sobre un escenario con el público delante de tí, pero que acaba siendo cargante en una película.

Resumiendo, que es gerundio: la película capta la esencia del cine del momento pero no la aprovecha, como tampoco aprovecha el potencial de un reparto cuyos nombre deslumbran en un cartel, pero son dos horas que no se hacen pesadas, habiendo incluso varios momentos divertidos.

Por mucho que digan que la pelíula era para el lucimiento de Sinatra y compañía, hay que tener en cuenta que al fin y al cabo esto es cine y se busca el brillo en la película en general y no puedes hacer un flojo guión y dirigir como si no importase amparándote en el reparto. No cuela.

Mejor no compararla con el "remake" porque tiene poco que ver y si analizamos los detalles en lo que coinciden, esta pierde en todos.