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La vida sin Sara Amat

Drama Pep, de 13 años, está completamente enamorado de una chica del pueblo de sus abuelos, Sara Amat. Una noche de verano Sara desaparece sin dejar rastro. Al cabo de unas horas, Pep se la encuentra escondida en su habitación. La joven le explica que ha huido de casa y le pide quedarse con él.
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
17 de julio de 2019
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que nos presenta los albores de la adolescencia de un grupo de amigos, especialmente de Pep y Sara, en un pueblo rústico en los años 80.

Es una pequeña gran película. Es sencilla, nos presenta su propuesta sin ningún tipo de alarde pero con todos los elementos que la hacen especial. Se nos presentan a los dos protagonistas, Pep y Sara. Jugando al escondite, que a ella no le gusta, él le pregunta que por qué juega si no le gusta. Eso da el inicio a toda la trama.

En ella, se nos presentan, desde varios puntos de vista, esa etapa de la vida en la que todo son dudas, inseguridades, distorsiones de la vida, conflictos. El inicio de la adolescencia.

Pep es una persona que ama a Sara, que siempre ha estado prendado de ella. Y cuando la oportunidad acontece, afloran una serie de sentimientos que le condicionarán de por vida. Se siente especial (y lo es) y se entrega en cuerpo y alma hacia ella.

Sara, en cambio, es una persona más decidida, más echada para adelante, más madura y más femme fatale si se le quiere considerar así. Muestra una seguridad y un carácter fuerte, pero impostado, pues dentro suyo todo se derrumba. Su familia jamás le ha apoyado y ha sido el causante de su fuga. No se siente querida, como el resto de gente, y no encuentra su lugar en el mundo. Solo desea escapar, como en el dibujo en la pared de su habitación.

Al fin y al cabo, ambos se necesitan mutuamente. Ella lo necesita a él para tener ese tipo de cariño continuado, de amor, que carece en su familia. Él la necesita para descubrir la vida, para formarse como adulto. Para tener una confidente y una pizca de vida que le falta en su vida en la ciudad.

Lo que destaca en este film son los pequeños detalles. Las miradas entre el grupo de amigos, los juegos que hacen, las lecturas de Sara y la mirada de Pep hacia ella, llena de inseguridad y de temor al inicio. Y la abuela y el retrato de la vida en el pueblo, imperdible.
avm_69
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12 de julio de 2019
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sencilla, tierna y vestida de una trama desacomplejada que esconde pequeños detalles, gestos y miradas que penetran más que cualquier frase de todo el guión de la película. Así es "La vida sin Sara Amat", un relato que con el título ya genera una predisposición sobre el film, pero donde el viaje de los personajes a través de sus emociones e historias acompañan al espectador con tanta delicadeza que es inevitable esbozar una sonrisa tras los 80 minutos que dura la producción. Es el primer largometraje de Laura Jou, con un reparto lleno de caras jóvenes que escenifican un gran futuro para el cine catalán -y en catalán-.

"La vida sin Sara Ama"t es un canto a los primeros pasos hacia la adolescencia. Pepe (Biel Rossell) es un joven de 13 años que veranea en el pueblo con su abuela y se enamora de Sara (María Morera), una chica decidida y con carácter que un día jugando al escondite decidirá desaparecer. Pero no del todo: escogerá a Pep como protector y le pedirá que le ayude a permanecer en su nuevo escondite, la habitación del chico. Pep dejará de ser un niño en aquella estancia, conocerá el amor, la mentira, la pérdida, el placer, la atracción y el miedo. De trasfondo, la obra de Tolstoi de Ana Karenina.

El conjunto de jóvenes actores que dan vida a los personajes principales de la película están dirigidos de forma magistral por Laura Jou, experta en coaching de actores de tan corta edad. Los papeles de Biel Rossell y Maria Morera, en especial de ella, están ejecutados con mucha naturalidad y una química que traspasa la pantalla. A pesar de la diferencia de edad con buena parte del público, consiguen emocionar con miradas perdidas y penetrantes; con gestos inocentes y decididos; con frases cortas y grandes silencios. Una revelación en la cinematografía catalana.

La nostalgia irradia buena parte de la puesta en escena, situada en los años ochenta del territorio central de Cataluña. La vida veraniega, la libertad para soltarse y explorar los nuevos caminos que brinda una nueva etapa a raíz de la infancia. Los primeros besos, los primeros sentimientos, el descubrimiento de la sexualidad o el vértigo de los primeros miedos. Todas estas temáticas se van desarrollando con los personajes de una manera sencilla y sin pretensiones. La directora sitúa de golpe al espectador en la trama pero no tiene ninguna prisa para desgastar sus personajes. Los trata con cuidado y los acompaña por vestir una muy buena película.

La película dirigida por Jou e inspirada en la novela homónima de Pep Puig es fiel a la esencia del libro, que si bien es mucho más reposado, borda a la perfección la intensidad de las emociones de los protagonistas principales. Francesca Piñón, en el papel de la abuela del protagonista, aporta a la película un punto de madurez y sabiduría desde la complicidad, el amor y la ternura de una abuela. "La vida sin Sara Amat" vuelve a poner de manifiesto cuán necesario es el cine catalán y en qué buena forma está, qué calidad tiene y qué gran futuro le espera.
VictorRodrigo
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21 de julio de 2019
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es como Átame pero al revés y con adolescentes. Sencilla y naturalista, reproduce lo que sería un veraneo durante principios de los 80 en un pequeño pueblo de Cataluña, cuando un inesperado suceso a la vez altera y deja inalterada la vida de sus habitantes.

Mención especial para la abuela (Francesca Piñón).

Gustará a: Tolstoi, alcaldes, Sandoz
No gustará a: guardias civiles, Gabriel García Márquez, abuelos
eristuff
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31 de diciembre de 2019
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Incluso ante los ojos más ávidos y atentos hay largometrajes que pasan desapercibidos. La cobertura completa es imposible en medios pequeños, y aún incluso sabiendo de la existencia de muchas más películas de las que cubres o ves en el momento de estreno o más adelante, hay películas que vuelan inadvertidas bajo el radar. Gracias a la llegada del año nuevo y el abarrotado momento de hacer listados recopilatorios y selecciones de lo más selecto de la cosecha, amigos cinéfilos me hicieron saber de la existencia de una película española que merecía la mención de algunos de ellos. Una película española, integrante de ese extenso número de cine ibérico independiente que transita por nuestras pantallas a duras penas. Películas que deben su llegada al público a una más extendida vida posterior en alguna plataforma de suscripción. Un caso más de película venida de la prolífica y aplaudida en círculos de cine de autor y crítica alejados de pleno del público. Se trata de La vida sense la Sara Amat, película catalana dirigida por Laura Jou. Un filme al que me acerqué con múltiples prejuicios activados: película pequeña y modesta sobre la vida misma, con la excusa de la humildad para brindar texto e interpretaciones impostadas filmadas sin talento alguno (pasa a menudo en la escuela independiente española). Verla en salas fue imposible, pero Filmin vino a mano para recuperarla a minutos de la medianoche del 2019. Y menos mal que lo hice, pues me encontré con la sorpresa del año, un filme diminuto pero notablemente construido. Una estupenda película que no ofrece elementos de fascinación en su presentación formal ni en sus desarrollos temáticos, pero narrada con verdad, sentimiento y mucho encanto y personalidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Néstor Juez
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4 de abril de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pero se queda en eso, en intento, la película de marcado tono intimista adolece que no llega a profundizar en los dos personajes principales, los dibuja a modo de caricatura pero falta profundidad quedando en algunos momentos como dos adolescentes desorientados y poco más. El resto de la pandilla bastante absurdos, superficiales e irreales.
Excesivamente casta y recatada,al tratar el tema de la iniciación de los adolescentes en sus relaciones íntimas le falta algo de morbo y picaresca, que en los 80 no eran tan candorosos ni inocentes, más bien todo lo contrario.
yundriel
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