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La máscara de Scaramouche

Aventuras El marqués de La Tour se apodera ilegítimamente de una herencia que corresponde a Robert Lafleur, alias Scaramouche, que es propietario de un teatro de pantomima. Una serie de circunstancias sacarán a la luz la verdad y la identidad de ambos personajes. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
27 de octubre de 2008
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antonio Isasi-Isasmendi es hoy un día un director prácticamente olvidado por los aficionados al cine, sin embargo en su momento fue sin lugar a dudas el más internacional de nuestros directores, participando de lleno en coproducciones españolas de gran lujo con otros países, en este caso con Francia e Italia.

Su película más famosa y una de las mejores es “La máscara de Scaramouche” un divertidísimo film de aventuras. Utilizando el nombre de la excelente película de George Sydney, “La máscara de Scaramouche” nos traslada a la Francia prerrevolucionaria donde tendremos oportunidad de ver duelos a espada -a destacar el que transcurre en la azotea de la catedral NotreDamme-, carreras a caballo, espectaculares vestuarios y bellas damiselas

La película culmina el cine de aventuras europeo "a la americana" que tan de moda se puso en los sesenta y tiene además el interés de que el realizador es un español.

Antonio Isasi-Isasmendi, casado durante muchos años con Marisa Paredes, y padre de la actriz María Isasi-Isasmendi, recibió no hace mucho el Goya por toda una carrera. Su filmografía, francamente interesante y para revisitar especialmente "El perro", quizás su mejor película, aunque tampoco son desdeñables sus primeros trabajos policiacos y sobre todo "Tierra de todos" una película que en plena dictadura presentaba a dos soldados de distintos bandos que se acaban respetando y comprendiendo que el odio no es precisamente bueno.

Pero sin lugar a dudas es en "La máscara de Scaramouche” donde más podemos encontrar el niño que Antonio Isasi-Isasmendi llevaba dentro y pasar un buen rato para toda la familia con un cine de aventuras que hoy está en peligro de extinción.

Nota: 5,2.
vircenguetorix
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12 de diciembre de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que el lastre mas importante de esta notable pelìcula de Isasi-Isamendi es el recuerdo de su predecesora, la exitosíma "Scaramouche" dirigida por George Sidney e interpretada por Stewart Granger. Pero, nobleza obliga, hay que reconocer que esta versión no està nada mal, muy por el contrario.
Lejos de la opulencia de Hollywood, pero con muy bellos escenarios, un cuidado vestuario y las sorprendentes actuaciones de Gérard Barray y Alberto de Mendoza -acompañados por un elenco que no desentona- "La máscara de Sacramouche" sorprende todavía por su gracia y frescura a casi cincuenta años de su estreno.
Recuerdo haberla visto a mis 11 años, a inicios de los años 70, en un cine de las afueras de Rosario (Argentina) y sentirme deslumbrado por esta película de aventuras hablada en mi propio idioma. Ayer he vuelto a verla y, ademàs de pasarla bomba, me he vuelto a sorprender por la calidad de esta superproducción latina injustamente maltratada por la crítica.
Orfeo
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9 de mayo de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida coproducción entre Francia, España e Italia, bien dirigida desde el punto de vista formal por nuestro Antonio Isasi-Isasmendi, que con este trabajo consiguió reconocimiento internacioal suficiente como para acometer en años venideros productos internacionales de mayor calado, con mayor presupuesto y célebres intérpretes, muchos de ellos de reconocido prestigio.
Aquí lo que más flojea es el argumento en sí, ya que se trata de una historia no muy original que tiene en la previsibilidad su mayor defecto. Aunque esto tampoco es que tenga mayor importancia ya que aunque es verdad que todo se ve venir, resulta amena en todo momento, con muchas escenas (incluso demasiadas) de acción, con peleas a puñetazos, floretes, etc.
Visualmente está conseguida, gracias a la excelente labor en la fotografía(como siempre) de Alejandro Ulloa, que consigue unas gamas cromáticas muy ricas.
La dirección artística tampoco es moco de pavo, con unos decorados ejemplares, como el que aparece una vez en una escena, donde aparece la catedral de Nôtre Dame de París.
Por lo demás, tono jocoso y aventurero, con unos intérpretes que lo hacen bien, y unas damiselas de lo más bellas y pechugonas (algunas, no todas).
Se pasa bien el rato, aunque no sea, en el fondo, nada del otro mundo, pero significó un buen éxito con el que Isasi-Isasmendi emprendería nuevos y más logrados trabajos, plenos de éxito de crítica y público.
Ignacio Larrea
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28 de julio de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Algún día, cuando se reescriba la historia del cine español, y se pase revista a lo ocurrido durante los años de plomo del franquismo, se hará justicia a una serie de artistas que, con todo en contra, supieron desafiar las limitaciones impuestas por una economía cochambrosa y una censura voraz y disparatada, y que dieron a luz ejemplos preclaros de que nada puede acogotar al talento. Uno de estos personajes será sin duda Antonio Isasi-Isasmendi, un auténtico precursor en la moda actual de superproducciones europeas con Hollywood de modelo. ¿Era don Antonio un creador, un autor? No, era un hombre que amaba el cine como espectáculo y que detestaba la vulgaridad, algo que abundaba, y mucho a su alrededor. Don Antonio quiso dignificar el cine comercial español, y vaya si lo consiguió. Después de bregarse en obras cada vez de mayor enjundia, pisa por primera vez los terrenos de la co-producción con La máscara de Scaramouche, donde demuestra un dominio del medio insólito para un realizador español de la época. Después, llegaría Estambul 65, y ya nada sería igual. La máscara de Scaramouche es una entretenida cinta de aventuras, en la que Gérard Barray, actor limitado pero simpático, toma el relevo de Jean Marais y se lanza a una vibrante historia de duelos, traiciones, hijos bastardos, mujeres hermosas y alegres saltimbanquis, con duelo final incluido, al estilo del mítico Scaramouche de George Sidney. Bellos decorados, excelente fotografía, bulliciosa banda sonora del maestro García Segura, un malo malísimo bien encarnado por Alberto de Mendoza, el escote de Gianna Maria Canale, la aparición de Rafael Durán en un breve papel, y a ver quién es el listo que descubre a la gran Helga Liné en un cameo role. Un verdadero descubrimiento de hace sólo 50 años
Eduardo
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