Campeones de la vida (Serie de TV)

Primero la síntesis del argumento. Dos hermanos dedican sus vidas a trabajos dispares; uno se dedica al agradable y benéfico trabajo de los frigoríficos (algo tiene Pol-Ka con este tema, siempre son carniceros o matarifes sus protagonistas) y el otro se dedica finalmente al hermoso y pacífico trabajo de promotor de boxeo. El hijo de uno de ellos, se dedica al bello oficio de trompearse con otros hombres y tratar de dejarlos en coma besando la lona. El resto son tonterías del estilo de este tipo de series, es decir romances imposibles, contra viento y marea, humor escatológico, charro y previsible y demás tópicos del estilo.
Ahora lo mejor:
Soledad Silveyra, entre tinto y tinto, hizo un trabajo decente (posiblemente gracias al efecto del aguardiente) entre tanto histerismo y sobreactuaciones increíbles. La voz susurrante del tomador de anabólicos de Osvaldo nosemeparaporculpadelaspastillas Laport es insoportable y no se que mujer en su sano juicio podría aguantarlo sin asestarle un martillazo en la saviola a este bobote inflado, mal actor y para colmo con pinta de roñoso. La decadente figura de Juan Carlos Calabró le aporta alegría y luz a la serie (fíjense sino la jeta de vinagre que porta este pobre hombre). La Valenzuela cree estar sobractuando como lo hacía en las malísimas noveluchas que protagonizaba junto al "machote" de Arnaldo melamorfoentera André. Pero lo más desopilante es justamente la actuación de este chico Mariano Martínez. Sencillamente es una blasfemia contra el arte de la actuación. Esta apestosa actuación unicamente ha sido superada (y por él mismo) en la extraordinaria serie "Valientes" (valientes son los que se han atrevido a ver esta porquería) en la que "interpreta" a un huevón de campo llamado Segundo Sosa. Creo que si aun no lo han desmembrado los verdaderos hombres de campo por haberlos difamado de esa manera es de puro milagro. Este chico, cree que los campesinos son imbéciles mentales, caso contrario no se explica la manera endiabladamente enrevesada de expresarse. Debería haber un premio Oscar al actor más pelotudo del año; y ese premio iría directo a las manos de Martínez.