The Liberator (Miniserie de TV)

*Planteamiento y contexto histórico

The Liberator es una miniserie que sigue un esquema clásico ya visto en otras obras de ficción relacionadas con el segundo conflicto a escala mundial. Dividida en cuatro episodios, cada uno de ellos nos muestran hechos claves de la compañía E del 3º batallón del 157º Regimiento de la 45º División de Infantería. La unidad apodada como los Thunderbird, en castellano Pájaro de Trueno, debido al emblema de la división.

Como curiosidad, esta unidad empleaba como emblema una esvástica como emblema. Tanto la esvástica como el pájaro de trueno eran homenajes a las culturas nativo-americanas presentes en su región de acuartelamiento, el Estado de Oklahoma. Con el auge del nazismo decidieron cambiar el emblema al pájaro de trueno que no tendría las mismas connotaciones.

Esta división y tal como explican en la serie, era una unidad formada por indios de diversas naciones, mexicanos y blancos. Teniendo en cuenta las tensiones raciales en EEUU y que japoneses y negros lucharon en unidades segregadas, esta división suponía un ejemplo de multiculturalidad en medio del peor conflicto de la humanidad.

The Liberator, por tanto, se centra en la figura de Felix Sparks, un oficial del ejército estadounidense. Contará el periplo de este militar y de los solados bajo su mando desde la campaña de Italia hasta la liberación del campo de concentración de Dachau.

*La animación como medio para contar una historia

Empleando la técnica de la rotoscopia, The Liberator permite contar este drama bélico con gran solvencia. La técnica de animación permite un despliegue de medios, de escenarios y de situaciones que evocan gran realismo y con un acabado muy bello.

Esta estética evoca a un cómic en su manufactura, pero a la vez permite dar gran parte del peso a los actores y permitir potenciar sus habilidades de actuación. De hecho Bradley James se muestra muy solvente interpretando a Felix Sparks y su actuación resulta totalmente convincente.

Como ya sucedió con la israelí Vals con Bashir, podemos afirmar que la animación hiper realista junto con la rotoscopia hacen un buen maridaje. Dejando un resultado bastante notable y acertado.

*La construcción de la serie

Uno de los guionistas principales es Jeb Stuart, coguionista de La Jungla de Cristal. Por tanto, en la serie abundan escenas de acción y de combates. No obstante también se permite momentos de introspección de los personajes. En especial de su protagonista. Estos momentos se resuelven a través de la correspondencia que mantiene con su pareja donde cuenta sus experiencias bélicas y se desahoga.

Spark supone un personaje cercano y paradigmático. La serie muestra con bastante acierto esto al alterar la secuencia temporal de los hechos en el primer episodio. Si generalmente en los dramas bélicos, primero se nos muestra el entrenamiento y preparación para después mostrar el combate. En The Liberator optan por empezar in media res para después emplear un flashback donde se nos muestra como Felix Sparks forja el vínculo con sus hombres.

*Otras consideraciones

Sobre los docudramas basados en historias reales en medio un gran conflicto bélico, tenemos el enorme referente que es Hermanos de Sangre. Por lo que las comparaciones aunque resultan odiosas deben de hacerse. En The Liberator contamos solamente con 4 episodios para plantear la historia. Si bien su duración no es excesiva, no permite desarrollar a todos los personajes y quizás con un par de capítulos más hubiera tenido más profundidad.

También y esto me parece un poco problemático. Es que aunque se emplea rotoscopia en su elaboración, la serie comete gazapos históricos en su planteamiento. Ya que al mostrar el entrenamiento en el año 1940, los soldados son presentados con uniformes de un par de años posteriores. También muestran a soldados alemanes luciendo en sus cascos esvásticas en fondo rojo a los lados, cuando prescindieron de esa insignia concreta un par de años atrás, resultando más acuciante que se muestre en un uniforme de invierno con camuflaje blanco. Evidencio estos fallos, porque con la técnica empleada podría haber sido fácilmente subsanable, lo que responde a un error de documentación.

No obstante el conjunto es un drama bélico que funciona de manera bastante solvente y con una animación bastante espectacular y escenas bélicas muy dramáticas y de calidad.

*Conclusiones

La creación de The Liberator supuso un largo periplo por parte de su producción. En un primero momento estaba destinada al canal Historia. Posteriormente dio el salto a Netflix y Michael Lynne, uno de sus productores, no llegaría a verla.

No obstante es una serie con una sólida apuesta por la animación realista y por una obra de carácter histórico bastante bien hecha. La serie se ha estrenado el 11 de noviembre, coincidiendo en Estados Unidos con el Día de los Veteranos. Aprovecha para contar con bastante rigor histórico una vida de película y además cuenta una historia real sobre integración racial en medio de la II Guerra Mundial.

The Liberator supone un gran ejercicio de animación y producto muy competente sobre el segundo conflicto a escala mundial. La recomiendo fervientemente.

Escrito por Juan Carandell Rojo

The Libertator es una miniserie bélica de Netflix, basada en hechos reales y con un peculiar estilo animado, ya utilizado en otras propuestas, pero que no deja de llamar la atención. Sinceramente, eso es lo que más me ha atraído de esta serie sobre el conflicto de la Segunda Guerra Mundial (que siempre da para grandes historias), siendo un elemento que estoy seguro que espantará a otros.

Una vez vistos sus cuatro episodios (que rondan entre los cuarenta y los cincuenta minutos, cada uno) debo reconocer que estamos ante un entretenido y correcto drama bélico, pero que si hubiese sido en imagen real, quizás no habría destacado entre la oferta de la plataforma, siendo en realidad un producto que no vas más allá.

La historia es interesante y funciona, pero tiene un problema, del cual siempre suelen adolecer este tipo de productos del género bélico, y que no es otro que el hecho de que hay un exceso de personajes, haciendo que nos perdamos cuando hay bajas o secuencias bélicas, siendo todo algo confuso. Tampoco ayuda que en cada nuevo episodio te presenten nuevos personajes, siendo una pena que se pierdan a algunos tan pronto.

Y es que al final hay un claro protagonista (podría ser Steve Rogers, también conocido como Capitán América, que no nos daríamos cuenta, ya que son muy similares), alma de la historia, y sobre el que gira toda la trama, siendo el resto meros secundarios a los que se les dedica un par de diálogos (y cuyas historias no están bien cerradas), salvo un par de excepciones.

Aunque el argumento convence, realmente no es nada que no hayamos visto antes en producciones de la misma índole, con algunos momentos un tanto surrealistas (en especial por parte del bando nazi) y con unos episodios mejores que otros, siendo éstos el primero y el cuarto, con un desenlace a la altura de las circunstancias y con momentos emotivos y logrados que dejan la sensación de estar ante una experiencia que ha merecido la pena, pero que tampoco revoluciona el género.

En cuanto a la técnica animada utilizada, sí, es lo más llamativo, pero enseguida te acostumbras, olvidando por completo que estamos ante un producto animado. Al final cabe preguntarse si el hecho de haber apostado por esa opción aporta realmente algo al conjunto, pareciendo más un elemento para ahorrar costes, recordando algunas escenas a cinemáticas de videojuegos. Me da la sensación de que en imagen real la cosa no habría lucido tan bien pero tampoco voy a restar méritos a sus responsables.

Destacar también el inspirado reparto, todos ellos convincentes en sus interpretaciones, no perdiéndose su trabajo tras los trazos del dibujo, en un trabajo artesanal que transmite todo a la perfección, así como una banda sonora que está a la altura de las circunstancias.

En conclusión, estamos ante una serie más que recomendable para los amantes del género bélico, pero que no ofrece nada nuevo y se queda en una más, siendo una producción con grandes momentos y personajes, pero que sin dicha técnica animada quizás no habría llamado tanto la atención, al menos para quien esto escribe. Correcta, que no es poco.

Más críticas: ocioworld.net

Soy fan de toda la cinematografía de la WWII, creo que he visto casi todo lo que he podido conseguir sobre el tema.
Esta serie la empecé con mucho entusiasmo, pero al final lo único destacable es la forma de presentar la película.
También me gusta mucho el cine de animación y esto no es animación. Han puesto un filtro sobre las escenas reales y las pocas partes que están dibujadas son poco trabajadas y sólo cumplen el propósito de ahorrar costes en atrezzo y escenarios, ni siquiera han aprovechado la animación para conseguir algún tipo de efectos especiales o ángulos de cámara espectaculares.
Realmente, esta técnica no aporta nada a excepción del ahorro de costes de producción.

He visto la miniserie... The Liberator (Netflix)...
https://www.filmaffinity.com/es/film654336.html

Un 7. Miniserie de cuatro capítulos de tres cuartos de hora sobre la segunda guerra mundial, centrándose en una persona concreta.

Tiene un par de toques de americanada, pero en líneas generales está bien. La historia me ha conmovido y está basada, según parece, en una persona real.

Tiene una estética peculiar, de película, con filtro de cómic, diría. No sé si esa técnica tendrá algún nombre concreto.

De todos modos, desde el principio ya ves si te va a gustar o no. Si el principio funciona, luego va a mejor. Así que, prueba, y si te van las historias bélicas, es bastante probable que te guste. Se puede ver de tirón. Son sólo tres horas.

The Liberator

Estados Unidos siempre fue muy consciente del poder del cine como arma propagandística. De forma que después de la Segunda Guerra Mundial y durante las dos décadas siguientes, la industria cinematográfica estadounidense puso en marcha su poderosa maquinaria para llevar a las pantallas de medio mundo cientos de películas bélicas. Y aunque nunca el género ha dejado de tener presencia en las salas, jamás se filmaron tal cantidad de ellas como en esa época. Sin entrar a juzgar el grado de credibilidad o la carga ideólogica de sus contenidos, aquellas películas cumplieron su función específica para mayor gloria de los vencedores.
A mí, recuerdo de niño, me encantaban y aquellos héroes que se jugaban la vida entre bombas, trincheras y barro, defendiendo a su país -divina inocencia-, me transportaban a un mundo épico y emocionante que permanecía revoloteando en mi cabeza durante varios días. Y recuerdo también una serie de cómics titulados “Hazañas bélicas” e ilustrados por un barcelonés que firmaba con el seudónimo de Boixcar. Me fascinaban aquellos dibujos que reproducían con increíble exactitud uniformes, aviones, tanques y armamento de todo tipo, respondiendo con fidelidad a los modelos utilizados en la contienda. Posiblemente se originara ahí mi afición por el dibujo cuando trataba, sin demasiado éxito, de copiar aquellas maravillosas viñetas armado de un modesto papel y lápiz.
Tan soporífero prólogo -mis improbables lectores sabrán disculparme- viene a cuento porque acabo de ver en Netflix “The Liberator”, una serie de cuatro episodios, basada en hechos reales, en la que las peripecias de un escuadrón de soldados estadounidenses afronta todo tipo de peligros y penalidades recorriendo durante 500 días media Europa, desde Sicilia a la ciudad de Múnich, en medio del fragor de un inmenso campo de batalla.
Y es que lo realmente sorprendente de “The Liberator” es que está realizada -acabo de informarme- con una técnica llamada CGI (Computer Generated Imagery), que resulta de la combinación de actores y objetos reales con dibujos o, por decirlo de otra manera, los actores y objetos reales han sido sustituidos por los dibujos que han quedado sobreimpresionados sobre los movimientos de aquellos, de manera que, tal es el grado de precisión y realismo que proyectan las imágenes, que en muchos momentos olvidas que lo que ves es una serie de animación. De ahí, repito, la larga exposición de mi introducción.
Y es esa una de las razones por las que he disfrutado como un niño coloreando, los cuatro capítulos de esta serie que además de apasionante, resulta entretenida, está muy bien contada y es saludablemente didáctica. Pero entenderé que muchos espectadores no compartan mi entusiasmo, entre otras cosas, porque su muy comprensible sensatez les mantiene prudentemente distanciados de la peligrosa vehemencia que, con alguna frecuencia, este cronista se manifiesta.

Emilio Castelló Barreneche